Un torbellino llamado Eréndira Ibarra
La teatrera, empresaria y madre conversa con toda sinceridad sobre su vida, valores y proyecciones. No te pierdas el detrás de cámaras.

Desde su aparición en 2005 en la película Acapulco Golden del cineasta Joaquín Segura hasta su más reciente proyecto, la serie de época Sitiados, Eréndira se ha dedicado a cautivarnos con sus poderosas actuaciones en Capadocia e Ingobernable, entre otras producciones; por si fuera poco, todos sabemos de su gran compromiso social dentro y fuera de la pantalla. Así, la también intérprete de Daniella en Sense8 nos permitió asomarnos a su intimidad, en la que descubrimos a una mujer rebelde, culta y empática, cuya gran sensibilidad y temperamento conciliador la han posicionado como una de las figuras más interesantes de México en el extranjero.
VANIDADES
¿Cómo fue para ti crecer en un ambiente dominado por figuras creadoras, como tu papá Epigmenio y tus hermanas Natasha y Camila?
ERÉNDIRA IBARRA
¡Fue una locura! Literal, viví en una sala de escritores entre mi papá y mis hermanas. Mi familia, cuando desarrolla proyectos como Las Aparicio y Capadocia lo hace mientras comen una tarde de domingo para después pasarlas ‘en limpio’, por así decirlo. No sé si esto es lo más ortodoxo, pero sí es magnífico, porque tocamos todos los temas que nos despiertan interés y hasta aquellos que nos dan horror. Y luego, los convertimos en contenido valioso para el público.
VA
¿Cuándo nació tu gusto por las buenas historias y qué te llevó a querer ser una storyteller y finalmente, actriz?
EI
Se lo atribuyo al ambiente donde crecí. En casa siempre fuimos muy orientados a las artes y la política, siempre asistíamos a toda clase de eventos que nos nutrieran mental y espiritualmente. Cuando viví en Estados Unidos con mi mamá estábamos al día con conciertos y obras de teatro, y toda esa cultura influyó en mi forma de pensar. La realidad es que me costó mucho decidirme a hacer actriz, porque no quería que la gente me identificara por ser la hija de Epigmenio Ibarra, que invariablemente sucede, pero esa clase de opiniones te orilla a trabajar el doble para conseguir un lugar en la industria y ganarte un nombre propio. A eso suma que mi papá siempre me involucraba en todos sus proyectos, por lo que cada papel implicaba que fuera un reto para que la gente hablara del personaje y no de mi relación familiar. Por ende soy este monstruo en el que me convertí (risas).