Las nuevas reglas del matrimonio

Las nuevas reglas del matrimonio

No les eches la culpa a Internet o a los patrones de la sociedad... ¡Te sorprenderá saber por qué fracasan muchos matrimonios!

Una propuesta interesante de legisladores mexicanos que buscan una solución al creciente problema del divorcio en su país es pasar una ley que exija que en vez de jurar “hasta que la muerte nos separe”, los futuros esposos firmen un acuerdo prematrimonial en el que estimen el tiempo que durará la unión. En pocas palabras: ellos proponen un matrimonio temporal con opción de renovarlo.

De acuerdo con esta propuesta, los matrimonios tendrían una “fecha de expiración”, como el pan en el supermercado. Al llegar a la fecha determinada por los esposos, si ambos están insatisfechos... cero drama; simplemente se dicen adiós. Esto, sugieren los legisladores, eliminaría el problema del divorcio belicoso en el que se enfrascan tantas personas. Si, por el contrario, las parejas siguen enamoradas, solo tienen que “renovar el contrato”.

La legisladora Lizbeth Rosas, una de las proponentes de esta ley, cree que el matrimonio renovable es una solución práctica, dadas las cifras de divorcio en la capital mexicana: entre 2009 y 2010 se registraron 40 divorcios por cada 100 matrimonios (estos números palidecen al lado de las cifras en los Estados Unidos, donde uno de cada dos matrimonios acaba en divorcio).

DETRÁS DE LA FACHADA

Como al final de la película Casablanca, cuando el jefe de policía corrupto le pide a un oficial que haga una redada con “los sospechosos de siempre”, al divorcio se le achacan muchos culpables, según el cristal con que se mire. Los sospechosos de siempre son, por supuesto, “la otra” o “el otro”, que tentó a un miembro de la pareja; la intromisión de la familia política o la desunión familiar cuando los dos esposos trabajan fuera de la casa. Algunos incluso les echan la culpa a los activistas gay que luchan por obtener el derecho a casarse, alegando que esto debilita los cimientos del matrimonio tradicional. Pero nada de esto es la raíz del problema.

LAS REGLAS “FLOJAS”

“Sorprendí a mi esposo enviándole mensajes de texto sexy a otra mujer. Ese fue el comienzo del final. Ya no podía creer en él”, cuenta Maura, de 32 años.

“Mi esposa empezó a salir a tomar una copa con un compañero de oficina después del trabajo. A mí eso me parecía totalmente inapropiado y comenzamos a tener problemas. Ella me decía que mis celos eran señal de que quería controlarla, pero a mí su comportamiento se me hacía irrespetuoso”, dice Carlos, de 37 años.

¿Te parecen estas “transgresiones” capaces de acabar una relación? Observa el caso de Luisa, de 28 años, quien asegura que no le molesta que su esposo tenga amigas y que hasta coquetee inocentemente con otras mujeres.

“Siempre que no se pase de la raya, y él sabe dónde está esa raya, me encanta comprobar que les resulta atractivo a otras mujeres. Jamás me he sentido amenazada y él lo sabe”, dice.

Marcos, de 42 años, se siente “ciento por ciento” seguro de su esposa cuando ella sale después de horas de oficina con algún compañero de trabajo a conversar o a tomar una copa.

“No soy su carcelero. Mi esposa es una mujer independiente y es libre de tener amigos y de relacionarse con otras personas, siempre que los dos estemos de acuerdo”, explica.

La clave del éxito para estas dos parejas está en dos frases: la primera, él sabe dónde está esa raya, y la segunda, siempre que los dos estemos de acuerdo.

Estas frases no son otra cosa que los límites -o las reglas- que funcionan para cada uno de esos matrimonios. Hoy día cada pareja define su relación por sí misma; el grado de libertad o de compromiso es determinado por los esposos, no por la sociedad.

Por supuesto, esto requiere madurez y comunicación, los dos elementos clave para el éxito de cualquier relación.

Los resultados pueden ser liberadores, pues cuando una pareja sienta límites claros y ambos los respetan, evitan la falta de respeto y la desconfianza que va minando la relación, acaba con la buena voluntad y conduce al divorcio.

En otras palabras: el problema no es Internet, las relaciones virtuales ni los mensajes de texto. Tampoco que la mujer o el hombre tengan amigos del sexo opuesto. Cuando estos son identificados como el problema, en realidad solo son los síntomas de un mal mayor. Los matrimonios funcionan cuando ambos respetan el compromiso que han hecho el uno con el otro y los límites que han acordado.

Lo que sí te asombrará saber es lo que realmente acaba con el amor y, muchas veces, con el matrimonio.

Tony Parker perdió a Eva Longoria cuando envió textos sexy a otra mujer. Angelina Jolie y Brad Pitt separan un tiempo para los dos

LA GRAN SORPRESA

A la hora de buscar los culpables del fracaso de su matrimonio, algunas personas señalan los grandes problemas: las mentiras, la infidelidad, el abuso o la adicción. Y aunque es cierto que estos frecuentemente son causa justificada de divorcio, la realidad detrás de ese fracaso podría sorprendente.

De acuerdo con las estadísticas, en los Estados Unidos el 60 por ciento de los divorcios ocurre en matrimonios que podrían catalogarse como relaciones de “bajo conflicto”. Estas no estallan por causa de la infidelidad, el maltrato o los celos, sino que simplemente se apagan. Son víctimas de la apatía y la rutina. Poco a poco, quizás insensiblemente, los lazos que los unen se hacen cada vez más largos y finos hasta que, sin darse cuenta, se rompen o se desconectan.

Estos son los matrimonios que, cuando anuncian su ruptura, dejan a todos boquiabiertos, porque nadie lo esperaba. Como en el caso de Rodrigo e Inés, quienes, después de 22 años de un matrimonio “ejemplar” -léase tranquilo y sin altibajos- terminaron ante el juez.

“Un día me di cuenta de que no sentía absolutamente nada por la persona con la que estaba compartiendo mi vida. Ni rencor ni odio ni pasión; éramos como dos conocidos que compartían un techo”, confesó Inés. “En el camino perdimos la llama”.

El consenso entre sicólogos y consejeros matrimoniales es que este es el resultado de vivir bombardeados por estímulos exteriores.

“El amor comienza con la atención. En el mundo de hoy, las distracciones interrumpen esa atención todo el tiempo... Muchas veces simplemente estamos demasiado ocupados para prestarle atención a la otra persona”, opina Edward M. Hallowell, autor de Married to Distraction: How to Restore Intimacy and Strengthen Your Partnership in an Age of Interruptions (Casado con la distracción: cómo recobrar la intimidad y fortalecer tu unión en la era de la interrupción).

“Muchas personas están tan abrumadas por los mensajes y los estímulos de la sociedad actual, siempre ocupadas, siempre corriendo o resolviendo un problema, que no se dan cuenta de que, poco a poco, se están desligando de sus parejas... y sin atención, el amor no puede crecer ni mantenerse ", agregó.

CÓMO REGAR LA PLANTITA

Estas son algunas maneras de dar y recibir atención:

1. TIEMPO A SOLAS. Separen un tiempo solo para los dos, lejos de la familia y las obligaciones. Úsenlo -aunque solo sea media hora todos los días- para “tocar base emocional”, compartir, reír y hablar de cualquier cosa... menos de los conflictos.

2. CONSERVEN SU ESPACIO PERSONAL. Esto no contradice lo anterior. Cuando él toma las clases de fotografía que siempre soñó o ella se une al club de libros que le apasiona, ambos tienen nuevos temas y experiencias que contar. Esto los mantiene interesantes... e interesados el uno en el otro.

3. DENSE PRIORIDAD. Algunas personas dedican más tiempo a la computadora y a los juegos de video que a su pareja. Limiten las distracciones externas.

4. TENGAS ABIERTAS LAS LÍNEAS DE COMUNICACIÓN. Aprendan a comunicarse con tacto, respeto y sensibilidad. La parte más importante de la comunicación no consiste en hablar, sino en escuchar hasta entender lo que la otra persona trata de decir.

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