El precio de ser bella

El precio de ser bella

¿Crees que la belleza abre todas las puertas y no tiene un lado feo? Descubre estos sorprendentes resultados de ciertos estudios

“Dime, espejo mágico, ¿quién es la más bella entre las bellas?”. Esa es la pregunta que la reina mala de Blancanieves le hacía al espejo parlanchín que siempre la tranquilizaba con las palabras: “Tú, reina hermosa, eres la más bella entre las bellas (por lo menos, hasta que entró en escena la heroína titular... y esa ya es otra historia).

Pero si la reina malvada del cuento de los hermanos Grimm hubiera conocido el caso de Melissa Nelson, una asistente dental del estado de Iowa, en Estados Unidos, quizás no le hubiera puesto tanto énfasis a su atractivo físico. La joven de 32 años fue despedida por su jefe, el doctor James Knight, por ser “una tentación irresistible”. De acuerdo con el dentista de 53 años, la presencia de Nelson ponía en peligro su matrimonio, ya que “tener al lado a una asistente tan atractiva, y no acostarse con ella, es como tener un auto de lujo en el garaje y nunca manejarlo”. Así que, impulsado por su esposa, Knight dejó a su empleada en la calle, a pesar de que tenía 10 años de trabajar con él.

¿Lo más increíble de todo? La Corte Estatal Suprema de Iowa decretó que Knight actuó con total legalidad; el buen doctor simplemente estaba ejerciendo su derecho de proteger su matrimonio de los encantos de Nelson, que al parecer lo dejaban sin un ápice de autocontrol. Este caso no es único, y llegó después de unos estudios sicológicos recientes relacionados con la belleza, que arrojaron resultados muy interesantes...

TODO DEPENDE DE QUIÉN ESTÁ MIRANDO

Si le preguntas a casi cualquier persona qué es mejor, si ser bella o promedio, te dirá que hasta la pregunta es tonta. El porqué es obvio: muchos estudios realizados revelan que el ser humano se siente atraído por los rostros bellos y las figuras bien proporcionadas. ¡Hasta los bebés, que no han sido culturizados, prefieren las caras lindas! De hecho, se ha comprobado que inconscientemente les atribuimos cualidades positivas --como bondad, inteligencia y sentido del humor-- a las personas atractivas. O sea, que antes de interactuar con ellas, ya les estamos dando un enorme “crédito”, simplemente por ser lindas. Eso mismo no lo hacemos con las personas que consideramos poco atractivas, de acuerdo con los cánones de belleza de nuestra cultura.

Al parecer, la gente linda tiene todas las de ganar, ¿cierto? Bueno, no respondas demasiado rápido, porque existe una serpiente en este paraíso. Según una serie de estudios llevados a cabo por la sicóloga Maria Agthe, ser bella puede cerrarte algunas puertas en casi todos los ámbitos de la vida: los estudios, el trabajo y las relaciones personales. En un primer estudio, Agthe halló que las personas atractivas que solicitaron una beca obtuvieron una mejor calificación de parte de los evaluadores del sexo opuesto, pero no así de quienes eran de su mismo sexo. A la hora de analizar a los hombres, los calificadores masculinos simplemente no se dejaron influenciar por el atractivo del otro que tenían delante En cambio, las mujeres penalizaron a quienes eran muy bellas, dándoles una calificación más baja.

Pero en un segundo estudio, Agthe descubrió algo muy interesante: cuando el evaluador también es atractivo, no se deja guiar por la belleza de la persona que tiene delante; sin embargo, si no es guapo, penaliza a las personas de su mismo sexo que sí lo son.

LA LEY DE LA JUNGLA

¿A qué se debe esto? Es muy simple: a la mayoría de las personas les gusta rodearse de personas atractivas del sexo opuesto, ya que, a nivel inconsciente, y aunque nada esté más lejos de la realidad, sienten que tienen la oportunidad de conquistar una pareja deseable (o al menos de soñar con esa posibilidad). En cambio, una persona más atractiva, pero de su mismo sexo, les representa una fuerte competencia. Y el instinto natural más básico en la mayoría de los seres humanos es neutralizar al adversario. En el caso de la joven que fue despedida por ser “una tentación irresistible”, hay que recordar que fue la esposa del doctor Knight quien le exigió que pusiera la bella anatomía de su asistente dental en la calle.

¿Quiere esto decir que todas las mujeres sabotean a las más bellas o que los hombres sólo contratan a las que son lindas? Por supuesto que no. Existen personas de ambos sexos que han llevado estos prejuicios --que operan mayormente de forma inconsciente-- al nivel consciente. Al darse cuenta del peligro de juzgar sólo por las apariencias, ellas son capaces de diferenciar entre el “envoltorio” y el “contenido”. Y al momento de evaluar a un candidato para un puesto, por ejemplo, tratan de ver, de una manera real y objetiva, quién es el más capacitado para desempeñar la labor... sin importar lo que diga el espejo mágico.

UNA REVOLUCIÓN CALLADA

Si es cierto que el atractivo físico influye, también es innegable que, a través de los años, ha venido ocurriendo una revolución callada que poco a poco ha cambiado nuestro concepto de la belleza. Años atrás, los símbolos sexuales femeninos eran mujeres con un físico despampanante, como Marilyn Monroe, Ava Gardner y Elizabeth Taylor. Pero aun ellas eran vulnerables al paso de los años, y eran consideradas “bellas... a pesar de la edad”. La buena --no, la maravillosa-- noticia es que actualmente los parámetros de la belleza son mucho más amplios y abarcan a mujeres de todas las edades y tipos físicos, desde Demi Moore, gloriosa a los 50 años de edad, hasta Helen Mirren, sexy después de los 60. Es por eso que muchas que pasan de los 50 años son el rostro de grandes firmas de cosméticos internacionales, como Ellen DeGeneres, Diane Keaton y Andie McDowell. Y a nadie sorprende que Sofía Vergara sea sex symbol a los 40 años, mientras que Marilyn Monroe, a los 36, comenzaba a temer su declive como diosa sexual. Esos ejemplos de mujeres de diferentes razas, tipos y figuras nos dicen que la belleza no tiene edad... y que viene en todo tipo de envoltorio.

¡CELEBRA TU BELLEZA ÚNICA!

La mejor manera de eliminar de tu vida los prejuicios sobre el físico es celebrando tu belleza única. Tienes tres pasos para lograrlo:

1 Mírate en el espejo. Pero no en el espejo mágico de la madrastra de Blancanieves (¡fíjate cómo acabó la reina!), sino en uno capaz de ver más allá de tu apariencia física. En vez de enfocarte en tu rostro o en tu cuerpo, busca qué te hace única y diferente: tu sentido del humor, tu inteligencia o tu bondad. ¿No es cierto que eres mucho más que lo que ves reflejado en él? De la misma manera, las demás personas son más que el “envase” que las contiene, no importa si este es despampanante o promedio.

2 Acéptate. Esto no quiere decir resígnate, significa: acepta quien eres sin sufrir o sentirte menos porque no eres una sílfide como las modelos o porque ya apagaste muchas velitas. No se trata de llenar un molde de perfección según los cánones de belleza culturales que, como puedes ver si contemplas la diferencia entre Marilyn Monroe y Kate Moss, cambian con las épocas. Se trata de que seas la mejor versión posible de ti misma, y para ello debes cuidarte en mente, cuerpo y espíritu.

3 Celebra la belleza de otras mujeres. Si notas que esa chica tiene un color de ojos precioso o una sonrisa deslumbrante, díselo: hacerlo no te resta atractivo, sino que te revela como una persona segura de sí misma y generosa de espíritu, dos de las cualidades más atractivas que puedes tener. Esto te ayuda a reconocer que ser humano tiene algo hermoso, sea por fuera o por dentro. Y lo mejor de todo es que te permitirá creer en ti misma, tal como eres, y celebrar tu belleza única.

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