Equilibrio y consciencia: cómo evitar ?burn-out?

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Te decimos en qué consiste este síndrome y cómo puedes controlarlo

Muchas personas sufren del síndrome de burn-out, padecimiento vinculado con el ámbito laboral, el estrés causado por el trabajo y el estilo de vida del empleado). Una gran carga, mucho estrés y un carácter perfeccionista suelen derivar en problemas para dormir, falta de energía y burn-out. Este síndrome suele afectar especialmente a las personas que quieren hacer todo bien y, en determinado momento, no dan más.

De acuerdo con los expertos, el burn-out no suele ser un diagnóstico oficial. Así y todo, este tipo de depresión requiere de una terapia. Cuando ésta finaliza, se puede volver al trabajo. La terapia para el burn-out no tiene que ver con “calmar” al paciente, convirtiéndolo en una persona que trabaja a media máquina, sino que intenta más bien que la persona afectada recupere completamente su capacidad pero aprenda a mantenerla “preservando recursos”. De esta forma, puede volver paulatinamente al trabajo. Y esto también es útil para el jefe.

¿Por qué? Porque, por lo general, el jefe y sus colegas siguen siendo los mismos después del burn-out. Muchos pacientes tienen al inicio de la terapia la sensación de que deben cambiarlo todo. Sin embargo, un nuevo inicio, en el que todo sea distinto, no haría más que volver aún más inseguro al paciente. Por eso, la mayoría de las personas vuelve a su trabajo de siempre, aunque deben hacerlo de forma escalonada, planeando el regreso con tiempo y cuidado. Esto permite aprender a evaluar con cuánto se puede lidiar, ganar seguridad y desmontar miedos a una recaída o una nueva sobreexigencia.

Una forma de volver es trabajando al principio pocas horas, mientras dura la licencia, para poder ir sintiéndose a gusto en el trabajo de a poco y reencontrarse con las tareas. El empleador debería mostrar buena disposición para posibilitar el regreso, aún cuando el empleado ya no pueda lidiar con la misma carga de trabajo o deba dedicarse a otras tareas. Para muchas personas es una buena experiencia retomar el contacto con los colegas y el jefe antes de reinsertarse a pleno.

Cada empresa y cada persona maneja de distinta forma cuán abiertamente hablar de la enfermedad. En resumidas cuentas, se trata de una decisión individual. Lo mejor es la sinceridad con uno mismo: hay que tener en claro qué provocó el burn-out y adoptar cambios en el propio comportamiento para evitarlo.

Los expertos también recomiendan preservarse y buscar el equilibrio. Hay que saber detectar qué da energía y qué la quita. Más que nunca, hay que aprender a valorar las actividades que no tienen que ver con el trabajo. Lo más importante es no regresar demasiado pronto al trabajo, pero tampoco es bueno demorar mucho el retorno: se debe estar tan motivado como preparado para volver.

Viajes fantasiosos para relajarse

Desconectar, soltar y distenderse le hace bien al cuerpo después de un periodo de mucho estrés. Sin embargo, no siempre es fácil encontrar un momento para relajarse: una de las cosas más difíciles es detener el flujo permanente de pensamientos. Para quienes quieran intentarlo, hay una nueva técnica de relajación y tiene que ver con los viajes. Pero al reino de la fantasía.

¿Y en qué consisten estos viajes de fantasía? En realidad, no se trata de otra cosa más que ensoñaciones dirigidas. La idea es que el viaje transcurra en la mente de uno, mientras otra persona lee o cuenta en voz alta una historia. También se puede hacer solo, concentrándose en imágenes e impresiones que brindan paz y tranquilidad. Muchos de estos viajes de fantasía dirigidos se ofrecen en cursos y son tendencia en países como Alemania, donde también se pueden comprar CDs de audios con historias con este fin.

Para los principiantes siempre es mejor arrancar con un curso o con un guía. El primero sirve para intercambiar experiencias con otros, mientras que el trabajo individualizado permite aprender a integrar estos viajes en el día a día y lograr reducir situaciones de estrés cotidianas.

Para que el viaje fantasioso sirva debe transcurrir en una atmósfera tranquila, sin ruido de tránsito ni otros sonidos molestos. El teléfono móvil debe estar apagado. Lo mejor es sentarse en una silla, en una tumbona o en el suelo, de forma cómoda, y cerrar los ojos. Los viajes suelen comenzar con ejercicios de respiración, que tienen como fin formentar la percepción del propio cuerpo.

En esta etapa de relajación, los docentes generan en sus alumnos imágenes y sensaciones. Por ejemplo, les piden que visualicen una playa y sientan la arena bajo los pies, el rugir del mar, la fresca brisa marina. De la playa se camina hacia el interior, donde se descubre una pradera con flores de varios colores y aromas. Estas imágenes y sensaciones relajan.

Quien participe en un viaje de fantasía dirigido no debe temer ser “manipulado”. Nadie puede obligar a otro a imaginar o percibir determinadas imágenes o sensaciones. Durante el viaje nunca se deja de estar consciente y además, si hay malestar, se puede interrumpir en cualquier momento. Si uno es psicológicamente inestable y tiende a manifestar sentimientos extremos, lo mejor es consultar antes con un médico o psicólogo si se puede participar en este tipo de experiencias.

Los viajes de fantasía no sólo pueden contribuir a la relajación y evitar los burn-out, sino que además pueden ayudar con los dolores de cabeza recurrentes. Los viajes fantasiosos también promueven la consciencia del propio cuerpo. Incluso hay cursos especiales para niños que los ayudan a incentivar su creatividad, su poder de imaginación y la confianza en sí mismos.

Si bien estos viajes son una reconocida técnica de relajación y ayudan a la prevención en temas de salud, no todas las personas se inclinan por ellos. No debería ser motivo de preocupación: hay muchísimas técnicas para distenderse, como la relajación progresiva de los músculos o el biofeedback. Cada uno debe descubrir qué técnica se ajusta más a su personalidad.

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