Louis Vuitton: El carpintero que cambió el rumbo de la moda
El taller de personalización y órdenes especiales dejó colgados los cinceles, martillos y pieles para despedir al quinto de los “Vuittones”.
Asnieres-sur Seine está de luto, el famoso taller de personalización y órdenes especiales, dejó colgados los cinceles, martillos y pieles para despedir al quinto de los “Vuittones” Patrick Louis Vuitton, el estratega detrás de los maletines y las piezas más preciosos de la maison, cuyas creaciones han sido portadas por zares y toda clase de celebridades desde su fundación.
Al noreste de París en la región más bucólica de la trepidante capital francesa, dejó el alma el más sencillo de los herederos de la más grande mansión de lujo de todas, Patrick Louis Vuitton, un orfebre sumamente aterrizado que vio en la personalización la clave de la marca para transitar hacia al futuro.
“Yo no quise dedicarme a la marroquinería, de hecho, yo deseaba ser veterinario, pero como tataranieto de Louis Vuitton y sucesor de mi abuelo Gastón-Louis Vuitton, no podía declinar a mi historia familiar”, relató el exdirector de Supervisión y Órdenes especiales de la firma para el diario galo Le Parisien.
Historias del taller
No obstante, sus grandes pasiones, como el coleccionismo, las travesías y el arte, fueron los motores de impulso hacia una nueva era, donde desde su llegada en 1973 aprendió el oficio de carpintero y en el cual halló su potencial para renovar de pies a cabeza la empresa que ahora gobernaba.
Fue en el atelier de Asnieres-sur Seine donde Patrick aprendió el arte del corte y confección, pero también donde recibió a grandes clientes como Mijaíl Gorbachov o Jeff Koons que paradójicamente se convirtieron en embajadores de la marca años después.
En sus inicios en el servicio artesanal empezó supervisando 300 pedidos para clientes particularísimos, uno de ellos encargado por Bernard Arnault, director de Möet Chandon, en donde a causa de una falta de elegancia de la aerolíneas comerciales, al CEO se le ocurrió mandar hacer una valija especial para llevar consigo sus copas y botellas, y así descorchar con propiedad sus insignes cosechas. A raíz de ese suceso en 1987, la empresa de bebidas espirituosas sumó sus apellidos a los de la reconocida casa de modas donde juntos constituyeron un imperio de 445 tiendas en 62 países al día de hoy. Contó con gran alegría Vuitton al diario español El País.
Alianzas de oro
Dentro de sus curiosidades y aportaciones está la de siempre haber ido un paso más, al sugerir incorporar a la casa personalidades fuera de la industria como son el artista plástico Takashi Murakami o el arquitecto Frank Gehry, cuyas creaciones hicieron más deseable a la casa francesa, atrayendo beneficios económicos de un 49% y 61% en los últimos años reportó el diario Wall Street Journal.
Con su llegada entrelazada con la visión de la familia Arnault, llegaron atraer toda clase de figuras prominentes como los directivos creativos Marc Jacobs, Nicolas Ghesquière y actualmente Virgil Abloh en su división masculina, que contribuyeron a Louis Vuitton, reinterpretaciones de sus clásicos maletines, así como apuestas innovadoras en otras áreas como modelos virtuales, giros al monograma y colaboraciones especiales entre figuras distantes como exquisitas de los cuales destacan Yayoi Kusama y Kanye West, donde cada uno le imprimió su sello a bolsos y calzados, creando piezas por igual vanguardistas que funcionales.
Él creyó que en la personalización estaba el futuro de la marca, que una maleta, bolso o baúl no solo guardan los objetos preciosos sino se lleva consigo la historia y refinamiento de todo una vida, la del usuario.
Actualmente, a Patrick le sobreviven sus hijos Pierre y Benoît-Louis Vuitton así como varios nietos quienes mantendrán vivo la visión del legendario carpintero de Louis Vuitton.
Numeralia
Louis Vuitton ostentó durante 20 años el título de marca de lujo más valiosa del mundo según el ranking BrandZ Top 100 Most Valuable reporte hecho por Millward Brown.