Homenaje a Alexander McQueen

Homenaje a Alexander McQueen

La exposición “Alexander McQueen: Savage Beauty”, en el museo Victoria & Albert, de Londres, dedicada al modisto desaparecido en el 2010, promete ser el mayor éxito de la temporada

La retrospectiva Alexander McQueen: Savage Beauty fue concebida poco después de la muerte del diseñador británico en el 2010 y se inauguró el 4 de mayo del 2011, en el Instituto del Vestido, del Museo Metropolitano de Arte, de Nueva York. Durante los tres meses de la muestra llegaron 661,509 visitantes, haciendo de ella la más exitosa exposición de moda de todos los tiempos. En Londres, la expectativa, por supuesto, es enorme, y mucho antes de su inauguración, el 4 de marzo, comenzaron a llegar reservaciones de entradas desde Australia, Canadá, Estados Unidos, Líbano, Brasil, Kenia, México y otros países. Previniendo la fuerte demanda, los organizadores decidieron agregar dos semanas, hasta el 2 de agosto de 2015.

?Yo crecí en Londres. Mi corazón está allí y es allí donde encuentro mi inspiración?, decía McQueen en el año 2000. Es por ello que si bien, por una de esas vueltas del destino, la muestra se estrenó en Nueva York, es en Londres donde se espera una reacción más entusiasta. Como la exhibición original, la edición londinense presentará el trabajo de McQueen desde su colección de graduación de la Central Saint Martin?s School of Design en 1992 hasta la última -inconclusa- de otoño-invierno 2010.

En ella se expondrán piezas icónicas del modisto, como los pantalones bumsters (que dejaban ver parte del trasero), el vestido manta de exótico estampado, los zapatos ?armadillo? y algunos de los numerosos vestidos y accesorios con el diseño de la calavera, que se convirtió en una especie de trademark personal. También se incluirán algunos de los trabajos más antiguos de McQueen y un gabinete de curiosidades con los objetos, a menudo fetichistas, producidos por el sombrerero Philip Treacy y el joyero Shaun Leane, sus colaboradores de mucho tiempo, aunque no incluirá el célebre vestido de novia de Kate Middleton, diseñado en el 2011 por Sarah Burton, quien fue la asistente de McQueen y lo sucedió como directora artística. ?Tenemos la sensación de traer su trabajo a casa?, confiesa Martin Roth, director del V&A. ?Estoy encantado?... ?Siento que volvemos a casa?, coincide Burton.

FOTOGALERÍA: RECORDANDO A ALEXANDER MCQUEEN

Técnico, romántico, brillante?

Anna Wintour, admiradora del creador y artífice de la primera muestra, dice: ?Impredecible, original, imaginativo, brillante, divertido. Lo que entusiasmaba de McQueen es que, antes de sus desfiles, nunca sabíamos lo que íbamos a encontrar. Su influencia se sentirá en muchas generaciones de diseñadores?, predice. Andrew Bolton, curador consultante de la muestra, afirma que ?era increíblemente romántico y muy valiente para hablar de sus sentimientos abiertamente y exponer sus emociones en la plaza pública. Sus diseños eran una válvula de escape... la expresión de los aspectos más profundos y, a veces, más oscuros de su imaginación?. Pero su extraordinario dominio de la sastrería era muy concreto y sabía, como nadie, combinar los rigores de la técnica con la ligereza de la creación.

?Alexander McQueen era un técnico notable y fue una de las voces más provocadoras de las pasarelas de los últimos 30 años. Sus presentaciones combinaban moda y arte. Por ello quisimos destacar dos elementos: el espectáculo de sus presentaciones y la belleza de su artesanía?, dice Claire Wilcox, curadora de la muestra, quien gozó de total acceso a los archivos de la casa y a las memorias y recuerdos de sus más próximos confidentes, incluyendo los de Sarah Burton. El museo también pidió prestada una cantidad de modelos del período parisino del diseñador en Givenchy y de la colección de la excéntrica y visionaria Isabella Blow (1958- 2007), quien había comprado la línea completa de la graduación de McQueen en 1992, adquirida tras su muerte por Daphne Guinness, la millonaria fashionista.

Lo cierto es que Lee (como lo llamaban sus allegados) era un voraz consumidor de cultura, tanto popular como académica, de romance y de imágenes sadomasoquistas. Sus intereses eran muy variados y abarcaban a los maestros flamencos como Hieronymus Bosch, Jackson Pollock, la música gospel, las heroínas de Shakespeare (él llevaba una cita de Sueño de una noche de verano tatuada en su antebrazo), el movimiento punk, la estética de f in del siglo XIX... A todos ellos los usó en su trabajo, a menudo de una manera oscura y extrema, pero siempre plena de una energía visceral y fascinante.

Lee, enfant terrible

Lee Alexander McQueen nació en Lewisham, Londres, en 1969, sexto y último hijo de una madre maestra a quien adoraba y de un padre taxista, cuyas raíces escocesas marcaron su espíritu y su creación. Ya de pequeño comenzó a coser vestidos para sus tres hermanas y anunció su intención de ser diseñador de moda. A los 18 les confesó su orientación sexual a sus padres, quienes, tras un breve período muy difícil, aceptaron su homosexualidad.

Su carrera en la moda fue espectacular: tras un tiempo en Savile Row, donde aprendió los secretos de un corte impecable, y otro en Italia junto a Romeo Gigli, ingresó en la Central Saint Martins, la más prestigiosa escuela de diseño, donde obtuvo su maestría con honores. En 1992 creó su propia marca, con la que rápidamente ganó la reputación de enfant terrible y hasta de hooligan de la moda inglesa por sus colecciones no convencionales, controvertidas y, a veces, ofensivas: la línea Highland Rape evocaba la violación de Escocia por Inglaterra, con vestidos de tartán en andrajos; su colección otoño-invierno 2009, Horn of Plenty, en la que las modelos evocaban muñecas inflables o las piernas con prótesis de madera esculpida con que hizo desfilar a la modelo amputada Aimée Mullins, en 1998. Pero simultáneamente, también recibió numerosos honores, entre ellos: cuatro veces el premio Diseñador Británico del Año (1996,1997, 2001 y 2003) y la medalla de Comandante del Imperio Británico.

McQueen se suicidó por ahorcamiento el 11 de febrero de 2010, nueve días después de la muerte de su madre, víctima de una larga enfermedad. Había terminado un 80 por ciento de su última colección, basada en la obra de Hieronymus Bosch, con modelos de aspecto medieval y religioso, impregnada, según las crónicas de entonces, de una macabra obsesión por el más allá. Según Sarah Burton, su trabajo era profundamente autobiográfico y quizás entonces, ya había decidido partir?

Fue así que Sarah Burton se encontró de pronto a cargo de la dirección artística de la marca, un puesto que no deseaba y que dudó en aceptar. ?Lo más duro fue que nunca comprendí la presión en la que McQueen se encontraba. A veces, me llamaba a las tres de la mañana simplemente para hablar... Yo hubiera hecho cualquier cosa por él. Cuando murió, no quería el puesto, pero si no lo tomaba, todos los que formaban parte del equipo se irían. ¿Qué otra cosa podía hacer??, confesó recientemente al periódico The Daily Telegraph.

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