Los secretos de las parisinas

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Inès de la Fressange revela los secretos de las parisinas en su nuevo libro.

Ene. 18, 2011

Si una mujer encarna el arquetipo de la parisina chic, no cabe duda de que es Inès Marie Laetitia Églantine Isabelle de Seignard de la Fressange, aunque nació en Saint-Tropez, hija de madre argentina (la modelo Cecilia “Lita” Sánchez Cirez), nieta de la colombiana Cecilia Dávila Ordóñez y por cuyas venas también corre sangre checoslovaca y polaca. Sin embargo, cuando en el 2009 el diario francés Le Figaro llevó a cabo un sondeo de opinión para determinar quién representaba a la parisina por excelencia, fue Inès quien obtuvo la gran mayoría de los votos, superando a celebridades como Chiara Mastroianni (hija de la parisinísima Catherine Deneuve) o la primera dama Carla Bruni-Sarkozy.

Fue quizás el obtener lo que Inès considera un honor ("¡eran todas más jóvenes que yo!”), lo que la motivó a escribir sus secretos y a responder de una vez por todas a las eternas preguntas sobre en qué consiste el estilo de la parisina y como lograr el look Inès de la Fressange, dónde vestirse o qué crema de noche usar. Resultado: una guía parecida a un álbum de recortes, que Inès elaboró con la ayuda de la periodista Sophie Gachet, en la que revela sus astucias sobre moda, decoración y way of life, con todos sus lugares favoritos y sus consejos, administrados con el humor que le es tan característico. Pero además, las fotos e ilustraciones fueron realizadas por ella misma, mientras su hija Nine d’Urso, de 16 años, delgada y alta, hace de modelo frente al objetivo del fotógrafo Benoît Peverelli.

A quienes señalan la evidente frivolidad de su obra, Inès responde: “Por supuesto que no es un gran ensayo de filosofía sobre el feminismo”, y admite que si bien “es un poquito frívolo, todos necesitamos un poco de ligereza”. Pero al mismo tiempo señala que “la apariencia concierne a todo el mundo. La moda no es algo necesariamente superficial. Finalmente, ¿cuál es la empresa francesa que exporta más en Asia? Es LVMH, que como es bien sabido vende principalmente moda. No hay que sentir desdén por la apariencia. En una entrevista para un empleo, lo primero que ve el posible jefe es el aspecto exterior. Es falso decir que no tiene importancia cuando hay muchos códigos ?los zapatos, el peinado o el reloj? por los que juzgamos a la gente. Todos esos detalles son reveladores”.

Dicho esto, nos podemos lanzar sin complejos a las páginas de La Parisienne para saber cuáles son los 10 mandamientos para tener un estilo, los básicos infaltables, cómo elegir zapatos o bolsos, cómo usar joyas y bisutería (mezclar lo auténtico con lo falso, lo viejo con lo nuevo), cómo mejorar el aspecto en cinco minutos y el código para cada ocasión (Inès, gran viajera, propone la lista de lo que no hay que olvidar para un vuelo transatlántico), a la vez que advierte de los peligros de adoptar las tendencias “con los ojos cerrados”.

Según Inès, las italianas siguen mucho la moda, las americanas cuidan especialmente su pelo y compran mucho, y las suramericanas son muy elegantes. En cuanto a las parisinas, “durante mucho tiempo pensé que eran como todas las mujeres del mundo y en realidad no, creo que son muy particulares. Guardamos la ropa de una estación a otra, mezclamos una prenda sencilla con otra de una gran marca. No intentamos seguir las tendencias a cualquier precio. Estamos al día en lo que se usa, pero no somos fashion victims. Podemos llevar zapatos de este año, pantalones del año pasado, un top que seguiremos usando el año que viene y una joya antigua con un look moderno”. Es esta la mezcla sutil, tanto en la forma de vestir como de vivir en general, que Inès intenta explicar en La Parisienne, descifrando para quienes no los conocen, los códigos que hacen de la parisina... una parisina.

¿Hace falta ser rica para vestirse como una parisina? Inès es categórica: “No. No creo que lucir bien esté ligado al dinero. Las mujeres más elegantes y más encantadoras son raramente las más ricas”. ¿Cuáles son los “no” definitivos para ella? No a los colores fluorescentes (solo para adolescentes) o a la minifalda (es como seguir tomando biberón después de los 4 años, dice). No al bikini iridiscente. No a las medias del mismo color de los zapatos. No a un vestido con estampado de leopardo con profundo escote (lo demasiado sexy mata lo sexy). Jamás rubor bajo los pómulos, y no a quedarse bloqueada en los 30 años cuando se tiene 50.

A sus 53 años, Inès no tiene lugar para la nostalgia. Y sobre todo, no acepta cuando le dicen que los años no tienen efecto sobre ella. “Al contrario, la edad tiene sus efectos, pero uno puede arreglárselas de todas maneras, pues la vida no termina a los 30 años. La mayoría de las revistas no muestran jamás a mujeres de más de 25 años, lo mismo que en la publicidad. Reina una especie de discriminación juvenil. Quiero mostrar que se puede tener arrugas, no estar igual que a los 30 años, y no vivirlo como un drama”.

La gran sensación de la semana de las colecciones prêt-à-porter de París fue la participación de Inès en el desfile de Chanel tras un largo período de distanciamiento con Karl Lagerfeld. La reconciliación se hizo oficial con la mágica aparición de Inès, como cierre del desfile, de la mano del Káiser, con un vestido de noche transparente. La audiencia, compuesta de editoras de moda y ricas clientas, abandonaron sus BlackBerrys y se lanzaron en una ovación espontánea. “Antes de salir temblaba un poco... Junto a las otras modelos, tenía la impresión de ser una abuelita. Además, yo llevaba zapatos planos y ellas tenían tacones de 15 cm (casi 7")”, señala. Sin falsa modestia, Inès lo adjudica a una cierta nostalgia por la década de los 80, la de los años de los creadores, cuando el mundo de la moda era más ingenuo y artesanal, “un poco como la magdalena de Proust”, dice.

Para Lagerfeld, Inès es nuevamente su gran amor y será, junto a la inglesa Stella Tennant y la danesa Freja, la protagonista de la próxima campaña de Chanel, un verdadero “regreso a las raíces” para ella, pues no solo vuelve a la casa de la que fue imagen de 1983 a 1989, sino que las fotos se hicieron en Saint-Tropez, donde nació. Y eso no es todo: recientemente Inès ocupó la portada de Madame Figaro y no dudó en mostrarse “casi” desnuda. ¿Modelo para rato? No. Inés afirma que ahora es el turno de sus hijas Nine, de 16 años, quien posó para el libro, pero cuya prioridad es terminar el colegio, y Violette, una fashionista incorregible de 11 años, que sueña con ser estilista o fotógrafa. Inès, por su parte, vive el amor con el periodista Dennis Oliviennes. Y cuando le preguntan qué es para ella la felicidad, responde citando a San Agustín: “La felicidad consiste en continuar deseando lo que se posee...”.

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