Carlos y Camilla en la mira por sus excesos

Príncipe Carlos y Camilla
Los gastos del príncipe Carlos y su esposa, la duquesa de Cornualles, tienen molestos a los ingleses, y sus últimas travesías por el mundo parecen ser la última gota en derramar ‘el vaso de la paciencia’. Los royals no habían viajado con tantos privilegios ni lujos; pero en un reciente recorrido de buena voluntad, cuyo propósito fue promover la imagen de la corona británica, fue tal el derroche que hasta los más leales simpatizantes de la familia real comenzaron a criticarlos.

Opulencia desmedida

Los duques no tuvieron reparo alguno al momento de utilizar los aviones de la Real Fuerza Aérea Británica para sus ostentosas necesidades, lo que multiplicó el costo del transporte, y es que exigieron horarios a su medida en lugar de adaptarse a los itinerarios de British Airways, aerolínea que usan los integrantes de la corona. Así, estelarizaron el vuelo más costoso de la historia: 13 millones de dólares, en comparación con los 140 mil dólares que William y Kate invirtieron en aviones comerciales durante su expedición a India en 2016.

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Y el séquito de Carlos y Camilla en esta ocasión fue el doble del que suelen llevar a los viajes oficiales, pues se rodearon de buenos amigos que aunque forman parte del gobierno, su presencia era innecesaria. Los gastos derivados de hoteles y comidas rondaron los 475 mil dólares, mismos que fueron cubiertos por la casa real ¡con los impuestos que paga el pueblo!

Ante la censura y la desaprobación pública, el palacio de Buckingham se vio en la necesidad de emitir un comunicado oficial a fin de recordar que, al representar a Su Majestad la reina, el príncipe de Gales está autorizado para seleccionar cualquier transporte apropiado, razón por la cual no dudó en elegir los mismos aviones que usaría el primer ministro en una visita similar.

Caprichos millonarios

Sus recorridos a bordo del Tren Real también son criticados. A Carlos no sólo le fascina, se siente “muy relajado” allí, ya que puede jugar cartas con su esposa o leer un buen libro. En el último año la pareja lo usó siete veces y generó un gasto de 26 mil dólares por viaje, que bien pudo hacer en auto o en un vuelo comercial. En contraste, la reina Isabel II sólo lo utilizó en dos ocasiones.

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(Foto: Getty Images) Lo curioso es que Camilla, quien es muy espontánea y suele hablar mucho, durante una muy seria visita oficial a Salisbury (tras el envenenamiento del exespía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia), en el sur de Inglaterra, dijo que adora la jardinería, mucho más que los viajes oficiales, “y si fuera mi elección estaría en mi jardín, con las manos llenas de tierra y abono, ¡me encanta ensuciarme las manos!”. Como imaginarán, el comentario no fue bien recibido en una ciudad donde se temía que surgieran más ataques debido a la existencia de un letal veneno.

El origen de su riqueza

Pero ¿de qué manera logran los duques cubrir los derroches producto de sus excentricidades? Carlos y Camilla reciben una enorme cantidad de dinero del rico ducado de Cornualles, heredado por el príncipe años atrás, el cual cubre los gastos privados de los príncipes William y Harry, y de sus esposas e hijos. Esto incluye (y aquí tenemos otra fuente de críticas del pueblo británico) ¡el vestuario de Kate y Meghan! Tan sólo de marzo de 2017 al mismo mes de 2018, el príncipe recibió 28.6 millones de dólares, correspondientes a ganancias del ducado y otros negocios, de los cuales destinó sólo unos cuantos miles a obras de caridad para cumplir con las cuotas derivadas de su lujoso estilo de vida, que incluye dos enormes casas de campo privadas. ¿Y los gastos producto de su vivienda en Clarence House? Son cortesía de la Casa Real británica. Por si esto fuera poco, todo lo relacionado con el servicio a la corona, como viajes y actos oficiales, no los cubre Carlos, sino que salen del presupuesto de la reina Isabel II.

Se cree que la fortuna del futuro rey asciende a 400 millones de dólares, y aunque paga impuestos, tiene deducciones por los gastos familiares que asume, pero no sobre el valor total del ducado, el cual aumenta cada año. Una razón para exasperar a la sociedad británica que reclama un uso inteligente del dinero público.

Por: Mari Rodríguez Ichaso / Foto: Getty Images
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