El incómodo papá de Meghan Markle

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Thomas Markle es hoy día uno de los suegros más famosos del mundo, aunque no por las mejores razones.

Pese a que mantuvo un perfil bajo cuando su hija Meghan se comprometió con el príncipe Harry de Inglaterra, desde los días previos al enlace real se ha dedicado a hacer declaraciones polémicas sobre la duquesa de Sussex , quien parece castigarlo con su silencio desde que se soltó el rumor de que Thomas había vendido una serie de fotografías a los paparazzi (tomadas en su casa de Sayulita, México) en las que se le puede ver ‘preparándose’ para asistir a la boda en la que al final brilló por su ausencia, argumentando problemas cardiacos que le impidieron viajar.

A partir de ello, Meghan ha evitado tener contacto con él y no contesta sus llamadas.

¿Una justa ley del hielo?

La distancia interpuesta por la duquesa parece desesperar cada vez más a este hombre de 74 años, que por décadas se dedicó a la dirección de fotografía e iluminación en programas de televisión (su currículum cuenta a los clásicos Made in Chicago, General Hospital y Married... with Children), y debido a ello sus declaraciones mediáticas son cada vez más duras.

Comenzó el año acusando al príncipe Harry de arrogante: “Debe actuar como un hombre”, dijo al diario The Sun.

“Él es humano al igual que el resto de nosotros. Creo que siente que está por encima de todos los demás y que tiene derecho a hablar mal de la gente. Y no puedo aceptar eso. Parece arrogancia”.

Markle no terminó ahí. Aseguró que sus declaraciones serán cada día más fuertes hasta que Meghan acceda a hablar con él. “Si me llamara algún día, simplemente diría: ‘¿Cómo has estado? Me alegro de saber de ti’”.

La intención pareciera buena: un padre intentando acercarse a su hija, quien cambió su estatus de actriz de Hollywood por el de figura estelar de la realeza británica. Pero las cosas no son tan fáciles.

En más de una ocasión, el padre de Meghan ha ‘metido la pata’ de manera monumental publicando fotografías familiares y correspondencia privada entre él y su hija.

Además no ha parado de dar testimonios ante la prensa y, en una especie de ‘tour de medios’ que duró nueve horas, se dedicó a criticar a la casa real.

Comparó la Corona con una secta y dijo que la nueva royal ha cambiado mucho, aún más después de la boda.

Thomas aseguró que su sonrisa es falsa y que apunta más a un gesto de pánico, ya que se encuentra muy controlada y que incluso tuvo que dejar a su más grande amor: la actuación.

La gota que derramó el vaso

“Me duele que haya cortado del todo conmigo. Solía tener su número de teléfono y uno más para mandar mensajes a través de sus ayudantes personales en el palacio; sin embargo, después de decir unas cuantas palabras críticas sobre la familia real y cómo han cambiado a Meghan , ha cortado toda comunicación conmigo”, declaró al Daily Mail.

Al medio británico The Mail le aseguró que se negaba a permanecer callado.

“Me irrita su sentido de superioridad. Ella no sería nada sin mí; la convertí en la duquesa que es hoy. Todo lo que es, me lo debe a mí”, explicó.

Para Meghan, la boca de su padre se ha convertido en un peligro, en especial porque está envuelta en rumores que la califican de prepotente con los empleados del palacio (varios han renunciado) y a que es considerada ‘rebelde’ por desafiar protocolos, como usar pantalones o atuendos que muestran sus hombros en eventos reales.

Así que es posible comprender su exasperación cuando su padre habla de su pasado. Por ejemplo, contó a los medios que en su primera boda (con el productor Trevor Engelson) realizada en Jamaica, ella habría repartido bolsitas con marihuana a sus invitados.

De nuevo, un escándalo. ¿Alguien la culpa por tomar distancia?

Una relación con un largo trasfondo

El vínculo padre-hija no siempre fue conflictivo. Meghan creció al lado de su madre, Doria Ragland , desde que sus padres se divorciaron cuando tenía seis años y el sueño de ser duquesa ni siquiera pasaba por su mente.

En ese entonces, ella y su padre eran muy cercanos. Adoraba acompañarlo a los estudios de filmación en los que él trabajaba como director de fotografía e iluminación en series muy exitosas, gracias a las cuales ganó tres premios Emmy, vivencias que, sin duda, marcaron la carrera de la chica.

Pero Thomas no supo aprovechar las oportunidades que le dio la vida y hoy no tiene prácticamente nada.

En 2016 se declaró en quiebra y se mudó a Rosarito, Baja California (México), donde vive solo, en una modesta casa al pie de la playa; de la misma manera, la relación con su hija pende de un hilo desde 2011, cuando Meghan llamó la atención del director de la serie Suits gracias a la química que mostró en pantalla con Patrick J. Adams, lo que desató la furia de sus hermanastros Samantha y Thomas Jr., quienes aprovecharon para evidenciarla ante su padre y los medios como una joven que perdía el piso por la fama.

No imaginaban que años más tarde se convertiría en una de las royals más célebres de la monarquía británica.

Ahora que Thomas perdió comunicación con su célebre hija se podría suponer que sacará provecho del distanciamiento. Pero tal vez no desee arriesgarse a ser relegado de la vida de su futuro nieto. Lo cierto es que se encuentran bastante lejos de arreglar diferencias que hoy día parecen irreconciliables.

Por: Ivonne de los Ríos / Foto: Archivo
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