Kate Middleton no quiere carroza

Kate Middleton no quiere carroza

La futura princesa de Inglaterra opta por una ceremonia sobria en Westminster.

Enero 06, 2011

Kate Middleton no quiere llamar demasiado la atención en estos días de crisis y ha decidido que en su boda con el príncipe Guillermo de Inglaterra prescindirá de la acristalada carroza tirada por caballos utilizada en agosto de 1981 por Diana Spencer para viajar hasta la catedral de San Pablo para casarse con el príncipe de Gales. Kate viajará a bordo de un coche oficial hasta la abadía de Westminster, al encuentro de Guillermo, según anunció ayer la pareja a través de una serie de twitts publicados por Clarence House, residencia oficial del príncipe Carlos y sus hijos.

La futura nieta política de Isabel II viajará acompañada de su padre, Michael, un plebeyo de 61 años hijo de un piloto de British Airways. Según los medios británicos, podría utilizar el Rolls Royce Phantom en el que sus futuros suegros vivieron momentos de apuro el mes pasado al ser rodeados por varias decenas de furiosos manifestantes cuando se dirigían a una función de gala. Aunque puede llamar la atención el concepto que la clase alta británica tiene de la modestia, el cambio de la carroza por el Rolls intenta rebajar el nivel de pompa y ostentación de la boda, que va a coincidir con una serie de protestas sindicales por el recorte de gasto público que ha puesto en marcha el Gobierno para afrontar la crisis económica.

“Es una verdadera ruptura con la tradición”, coincidieron expertos y portavoces de la monarquía británica. Y no han faltado voces lamentando la decisión, convencidos de que el apego de los británicos a la tradición y a la pompa merecían el uso de la tradicional carroza acristalada.

Clarence House ha dado otros detalles sobre la boda del 29 de abril. Por ejemplo, una vez casados, Guillermo y Kate sí mantendrán la tradición de viajar en carroza y procesión hasta el palacio de Buckingham. Tanto ella a la ida como el matrimonio a la vuelta pasarán por Parliament Square, Whitehall, la Horse Guards Parade y, por supuesto, el Mall, la gran arteria que va desde la plaza de Trafalgar hasta el palacio de Buckingham, escenario siempre de los grandes baños de masas de la monarquía británica.

Una vez allí, saludarán desde el balcón principal y, como manda la tradición, el público congregado les pedirá que se besen. Inmediatamente después, la reina ofrecerá una recepción a los invitados oficiales y privados. El príncipe de Gales ofrecerá después la cena nupcial, a la que solo asistirán las familias y los amigos personales, seguida de baile.

Según Clarence House, la boda empezará a las once de la mañana y el servicio religioso estará conducido por el deán de Westminster, John Hall. Pero, siguiendo la tradición, será el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, quien les case. Y, culminando un muy pensado equilibrio, la homilía estará a cargo del reverendo Richard Chartres, obispo de Londres y amigo personal del príncipe Carlos.

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