Estas simpáticas y bellas mujeres tienen muchas más cosas en común que su reciente nombramiento como reinas consortes
Dos princesas europeas subieron al trono este año. La primera fue Máxima de Holanda, quien se convirtió oficialmente en reina consorte de los Países Bajos el 30 de abril, y menos de tres meses después, el 21 de julio, a Matilde de Bélgica le ocurrió exactamente lo mismo tras la inesperada abdicación de su suegro, el rey Alberto II.
Pero las dos nuevas reinas de Europa comparten mucho más que sus recién adquiridas coronas. Las dos son cultas, católicas, políglotas (cada una habla cuatro idiomas) y cuentan con una educación previa excelente. Máxima estudió economía y trabajó como vicepresidenta de ventas institucionales y representante del Deutsche Bank ante la Unión Europea, hasta formalizar su compromiso con el entonces príncipe Guillermo Alejandro. Matilde, por su parte, estudió logopedia y sicología, y ejerció como logopeda durante cuatro años antes de oficializar su relación con Felipe de Bélgica. Con su sonrisa fácil y su admirable naturalidad, las dos no solo han logrado ganarse el cariño de sus respectivos pueblos; también han conseguido cambiar la imagen pública de sus esposos. Dicen que ha sido Matilde quien ha ayudado a que Felipe -antes tímido, distante e inseguro- se haya convertido en un ser libre, que actúa con confianza y firmeza. Y nadie duda en atribuirle a Máxima el mérito de haber transformado a Guillermo Alejandro en un hombre familiar y visiblemente feliz.
FOTOGALERÍA: LOS ESTILOS SIMILARES DE MÁXIMA DE HOLANDA Y MATILDE DE BÉLGICA
Algo más que tienen en común: sus preferencias en asunto de moda. Tanto Máxima como Matilde tienen al diseñador belga Edouard Vermeulen, de la firma Natan, entre sus modistos favoritos. Las dos también admiran los diseños del holandés Jan Taminiau, del argentino Benito Fernández y, por supuesto, del internacional Valentino.
Sus estilos son bastante parecidos. Aunque Máxima es algo más arriesgada a la hora de vestir, ambas son fans de los modelos sin mangas, los sombreros de ala ancha o tipo turbante, la combinación de faldas y peplos... y en más de una ocasión hasta se les ha visto llevando el mismo vestido. ¿Lo mejor de todo? A ninguna de las dos parecen molestarles esas coincidencias porque, además de ser muy buenas amigas desde hace años, ambas están conscientes de que cada una sabe cómo imprimirle su sello personal a cada pieza para hacerla realmente única.
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