Nuevas reinas

Nuevas reinas

Algunas parecen cálidas; otras, frías o ambiciosas; unas, aburridas y otras más, torbellino, ¿cómo son las jóvenes monarcas?

Ya no son princesas herederas en espera de que sus maridos reciban la Corona, son soberanas al ciento por ciento, con los ojos del mundo puestos sobre ellas. A veces, son las mujeres más importantes de sus países, pero ¿cómo se comportan en realidad?, ¿quién es la más simpática?, ¿a quién se le atribuye un temperamento incontrolable?

Las personalidades de las nuevas reinas son muy distintas entre sí. Gozan de gran popularidad en los medios y tienen mucho poder como role models ante sus ciudadanos. Tenemos los casos de Letizia, España, de 44 años; Máxima, Holanda, 45 años; Matilde, Bélgica, 44 años; Charlène de Mónaco, 39 años, y Rania de Jordania, 46 años. Para quienes estamos al pendiente del mundo de la realeza; su manera de ser y actuar determina que nos caigan simpáticas o no.

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El estilo de Letizia

Muchos se preguntan por qué la reina Letizia, de España, no ha sabido ganarse a su pueblo, como sí lo ha logrado Máxima, de Holanda, justo ahora en que las monarquías están bajo ataque ante la crisis económica en Europa. Pero la royal de la Península Ibérica no cambia: un gran ejemplo es cuando puso cara de disgusto en el Parlamento después de una crisis política que tuvo al país sin gobierno por más de un año; fue evidente que el momento le incomodó, incluso viró el rostro mientras su marido, el rey Felipe VI, hablaba. Su actitud ocasionó que hasta los medios más serios, los que nunca la critican, hablaran del hecho con enorme sorpresa. ?Es muy moody?, me compartió una de sus mejores amigas, ?a veces olvida su papel y si está enfadada lo muestra... Ella es así?.

Todos notan si se encuentra contenta o no. ?Actúa como un volcán temperamental?, concluye su amiga. El libro Adiós, Princesa, escrito en 2013 por su primo hermano David Rocasolano, ofreció datos que más. Se ponía muy nerviosa y tensa, cuenta el primo, pues le preocupaba que sus familiares se ?comportaran bien?. Es muy simpático leer que, en aquellas reuniones, los Borbones y los amigos del entonces príncipe Felipe trataban de ser amables con los Ortiz Rocasolano, y por educación, iniciaban conversaciones un poco absurdas; los parientes no sabían qué responder, ¡ambas castas no tenían nada en común y todo era incómodo!

Máxima, toque aristocrático

Debido a que sus padres eran de una familia acomodada, a doña Zorreguieta no le preocupó ?desentonar? entre los nobles holandeses. Pero incluso así, la argentina tuvo que enfrentar el estigma de que su padre fuera considerado persona non grata por el Parlamento, tras haber sido ministro en la ?dictadura de los generales?, y no pudiera asistir a su boda. Fueron años difíciles, sin duda. Máxima ha aceptado con discreción las reglas que se le han impuesto, pero nunca ha dejado de sentirse orgullosa de ser latina y hace público que adora a sus padres, le gusta que sus hijas hablen español y visiten su país natal en vacaciones. Esta seguridad le permite no dejar de ser una mujer cálida y sonriente, con su alegría se ha robado el corazón de los holandeses. Nuevamente, la reina de los Países Bajos se muestra diferente a la de España; en una ocasión conocí a esta última durante una cena íntima en Nueva York, le comenté que yo era periodista, como ella, se enojó visiblemente conmigo y me dijo, cortante: ?No soy periodista? eso es pasado?, y dio la espalda.

Cuando se casó con Felipe, mucha gente deseaba arroparla, pues la consideraban una de ellos. Pero con el tiempo, no se ha vuelto más dulce ni amable, sino más fría, y de hecho pareciera que siempre está enojada. Ha sido llamada ?hierática?, que significa solemne-inexpresiva, y su presencia proyecta distancia en su cada vez más delgada figura. Según ¿Coinciden en algo ambas? Sí, en que están muy enamoradas de sus maridos, y ellos de ellas, que sus hijas son guapísimas, ¡y que tienen todo en la vida para irradiar felicidad!

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Matilde de Bélgica y Charlène de Mónaco

Al verla tan ?modosita” y sonriente, siempre vestida de manera correcta, sin que se le mueva un pelo, nadie se daría cuenta de lo que dicen las malas lenguas: Matilde, la reina de Bélgica, ¡es ambiciosa y dominante! Y se rumora que su matrimonio, ocurrido en 1999, ?es de pura conveniencia?. Se ha comentado en infinidad de publicaciones que su esposo, el rey Felipe, tuvo que casarse con ella a instancia de su padre, Alberto, en ese entonces líder de la Corona, pues llevaba la vida de un hombre soltero, rodeada de cuestionamientos sobre su sexualidad. Y que Matilde aceptó dicha posición porque su aristocrática familia, ¡estaba en la quiebra! Igual se dice que los cuatro hijos de la pareja, que según rumores fueron concebidos por inseminación artificial, los había tenido a cambio de una vida de lujos y gran autoridad.

Matilde es hija de los condes Anna Maria Komorowska y Patrick d?Udekem d?Acoz, y aunque la gente la percibe tímida y ?calladita?, en realidad es ?una reina de hielo?. Según Thierry Debels, especialista de la monarquía belga, le encanta criticar todo, es poco amistosa con los empleados del palacio y los trata con frialdad; se dice que es amante del poder, ¡y con gran influencia sobre las decisiones de la Corte! El libro Cuestiones reales, del periodista belga Frédéric Deborsu, reveló las sospechas sobre las tendencias sexuales de Felipe y, curiosa- mente, Matilde también se indignó de que se supiera que su familia estaba económicamente arruinada, aunque su matrimonio la salvó. De acuerdo con el autor, se trata de una relación difícil y ha habido ?varios intentos de ruptura que han sido detenidos por la casa real?.

En otro estilo de reinas de hielo se ubican las que no tienen ambiciones políticas ni sociales, como la melancólica Charlène de Mónaco: silenciosa y siempre con expresión triste o de víctima, pareciera ser una mujer infeliz que empezará a llorar en cualquier momento. Aunque cumple con sus obligaciones de soberana y, cuando su presencia es requerida, la vemos junto a su marido, el príncipe reinante, Alberto II, y sus hijos, Gabriella y Jacques; no obstante, a muchos les intriga que lleva una vida demasiado privada. Se ?escapa? a la isla de Cerdeña cada vez que lo desea, donde pasa días nadando y leyendo. ¡Huye del palacio y de su propio esposo! Este matrimonio crea más rumores que ninguno otro en la realeza.

Rania de Jordania

Es una reina moderna y feliz, y desde que la conocimos, nadie encuentra motivos para criticar sobre ella, excepto que gasta mucho en ropa y que, quizá, se ha hecho demasiadas cirugías. La reina, esposa del rey Abdalá II y madre de cuatro hijos, es ejemplo de una mujer activa y actual en el mundo musulmán. Simpática, guapa, alegre y, a la vez, muy responsable política y socialmente, es muy querida en su país. De origen palestino y nacida en Kuwait, es inteligente y muy educada. Entronizada en 1999, Rania lleva más años en el poder que las soberanas mencionadas. Es ejemplo de una monarca moderna, a quien su pueblo adora y respeta. ¿Será porque notan su sinceridad en sus trabajos de ayuda con las Naciones Unidas?, ¿o será porque los conquista con esa sonrisa?

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