Las abuelas felices de la realeza

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No importa el nivel socioeconómico... Las expresiones de amor de estas reinas son como las de todas las mujeres del mundo ante el tesoro que representan sus nietos

Ya se trate del nacimiento de la primera nieta, como fue el caso de Estelle de Suecia , o de la quinta bisnieta, como la princesa Carlota de Cambridge , los reinas que reciben la noticia sienten una profunda felicidad, incomprensible para quienes no han sido abuelas.

Este es el club más emocionante del mundo y quienes pertenecen a él sencillamente se consideran bendecidas de una manera muy especial. El poder querer y mimar sin la responsabilidad inmediata de formar las libera de los límites que tienen con los hijos, a quienes tienen el deber de disciplinar. En el caso de las reinas, duquesas o princesas, ser abuelas significa haber encontrado un espacio emocional que les permite expresarse con una libertad insospechada.

El protocolo es mucho más relajado cuando de los nietos se trata. Eso es lo que le sucede a Isabel II de Inglaterra cuando se encuentra con el pequeñín destinado a ser futuro rey: el príncipe George . Al mirarse, ambos se reconocen como eslabones en el linaje de los Windsor, pero entre ellos existe otro vínculo: él es el primogénito de su nieto William , el hijo mayor del príncipe de Gales . Para la reina es una dicha poder conocer, compartir y observar cómo comienza a desarrollar su propio carácter, lo que pronto podrá hacer con la princesa Carlota.


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En España, resulta conmovedor ver la ternura con que doña Sofía expresa a todos sus nietos el amor que les profesa: tanto a Leonor y Sofía como a los hijos de las infantas Elena y Cristina. No obstante el distanciamiento que existe entre los Borbón (entre sus hijos Felipe y Cristina), ella se mantiene como el puente entre todos. Solo logró reunir a sus ocho nietos el primer fin de semana de agosto, cuando preparó una divertida merienda. Después se vio con ellos por separado. Días antes de que el rey Felipe y su familia regresaran de sus vacaciones privadas, acompañó a sus otros nietos para el comienzo de un curso de velas y estuvo presente cuando recibieron los diplomas de la Escuela de Vela de Calanova, en Mallorca.

Entre las abuelas más jóvenes y efusivas tenemos a María Teresa de Luxemburgo y a Carolina de Hannover ; ambas irradian felicidad cuando tienen a sus nietos cerca. Está claro lo mucho que la gran duquesa María Teresa goza al tener a los príncipes Gabriel y Noah (hijos de Luis), así como a su primera nieta: la princesa Amalia (hija de Félix).

Amparado en los bazos de su abuela Carolina, Sacha Casiraghi , el primogénito de Andrea Casiraghi y Tatiana Santo Domingo, participa en actividades familiares. Su primo, Raphaël Elmaleh ?el hijo de Carlota Casiraghi y Gad Elmaleh ? encuentra en Carolina el mismo cariño.

Las reinas nórdicas Beatriz de Holanda, Silvia de Suecia y Sonia de Noruega acogen a sus nietos con similar entusiasmo, tanto a los futuros soberanos como a los más distantes del trono, porque para ellas, todos son queridos.


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