Siempre impecables, las reinas y princesas herederas de hoy día no solo representan a su país con gracia y elegancia, sino que se han convertido en verdaderos iconos de estilo
No tienen derecho a cometer un error. Cada una de sus apariciones es observada con minuciosa atención y cada detalle de su vestuario, observado con verdadero interés. Deben representar la imagen de la corona de sus países, obedecer al protocolo y, al mismo tiempo, estar a la moda, impulsar la industria y a los diseñadores locales, y mantener siempre figuras perfectas. ¡Una gran tarea!
Letizia de España
Nada la había preparado para ocupar el lugar al que la catapultó su matrimonio con el príncipe Felipe , pero Letizia Ortiz siempre fue discreta y nunca ?metió la pata? en lo que se refiere a la ropa. Lo que no podía preverse es que con el tiempo se convertiría en un auténtico icono de estilo. En ese recorrido la acompañó Felipe Varela , su modisto de cabecera, quien crea para ella la mayoría de los modelos que luce en los eventos oficiales, en particular vestidos sencillos, con una tendencia al blanco, al beige y al rojo. Para la noche, adora el encaje. Si no es de Varela, Letizia opta por ropa de Lydia Delgado, Adolfo Domínguez, Loewe y Lorenzo Caprile e incluso de Zara y Mango, todas ellas marcas españolas. Desde hace un año, Letizia, quien tiene 43 años, cuenta con una estilista, Eva Fernández, quien le aconseja en sus decisiones y hace de filtro entre las firmas de moda y la reina. En cuanto a su imagen, las únicas críticas que provoca Letizia son por su extrema delgadez.
Máxima de Holanda
Desde que la economista Máxima Zorreguieta se unió a la casa de Orange, su popularidad no dejó de crecer. Sencilla y sonriente, también sedujo a sus futuros súbditos con su manera de vestir. Máxima llevó ropa de la argentina Graciela Naum durante su noviazgo y eligió a Valentino para su vestido de novia, pero, para las numerosas actividades oficiales en su diario vivir, desde hace 10 años suele optar por los diseños del belga Edouard Vermeulen, de la maison Natan. ?Es una mujer actual, activa, que ama la moda y disfruta el rol público que desempeña?, dice el modisto, quien viste también a las mujeres de las casas reales belga y luxemburguesa. Vermeulen, así como el holandés Jan Taminiau, el americano Michael Kors y el argentino Benito Fernández, otros de sus favoritos, afirman que Máxima, por sus orígenes suramericanos, se atreve más que otras royals a mezclar texturas y colores muy vivos, y es quizás la única que se anima a los estampados.
Para ocasiones como bodas, bautismos, fiestas nacionales o visitas oficiales, la reina, a punto de cumplir 45 años, adora los sombreros , especialmente los de la belga Fabienne Delvigne, y también recurre a Valentino, Elie Saab y Nina Ricci. Sus elecciones no siempre son acertadas, y puede lucir un moño o un vuelo de más, quizás demasiado girly, pero a la simpática Máxima se le perdona todo?
Rania de Jordania
La única representante de la realeza no europea en este grupo, la reina Rania , es un verdadero icono de la moda, quien lleva con igual naturalidad modelos de Armani, Oscar de la Renta, Giambattista Valli, Lanvin, Prada o de diseñadores árabes como Krikor Jabotian, Kumbaz o Aennis Eunis, además del infaltable Elie Saab, favorito tanto de la nobleza europea como de las riquísimas damas de Medio Oriente. Es evidente que a Rania siempre le interesó la moda, desde mucho antes de su romance con el príncipe Abdalá, pero fue desde la privilegiada posición de princesa que comenzó a florecer en ella su innato don para combinar tradición e innovación, con la discreción requerida para una soberana del mundo musulmán y el toque chic para seducir a los expertos en moda del mundo entero. Omnipresente en las listas de las mejor vestidas, Rania es, a los 45 años, un símbolo de elegancia y belleza.
Matilde de Bélgica
Matilde d?Udekem d?Acoz, de 43 años, proviene de una aristocrática familia belga. Su educación tradicional se refleja en su manera de actuar, en su porte y en su estilo de vestir, por lo que, al casarse con el entonces príncipe heredero Felipe, se adaptó con total naturalidad a las exigencias de su nuevo rol.
Como esposa consrote, Matilde elige prendas clásicas, elegantes y femeninas. Su diseñador favorito es Edouard Vermeulen (quien diseñó su vestido de novia y el de su coronación), en lo que coincide con la reina Máxima de Holanda, y en el pasado más de una vez se las vio con el mismo modelo. En ocasiones hace honra a sus compatriotas Veronique Branquinho, DriesVan Noten y Ann Demeulemeester, y de vez en cuando lleva un modelo de Armani Privé. En el 2008, Matilde entró en la lista de mejor vestidas de Vanity Fair, en la que fue descrita como ?fresca y con mucho estilo?. Aunque hay quienes dicen que es demasiado clásica, nadie discute que su apariencia siempre es perfecta.
FOTOGALERÍA: LA ELEGANCIA DE LAS REINAS Y PRINCESAS
Mette-Marit de Noruega
Cuando Mette-Marit comenzó a salir con Haakon, el príncipe heredero de Noruega, era una madre soltera, no usaba maquillaje y jamás había poseído un traje. Pero cuando ingresó en la familia real en el 2001, su estilo cambió por completo y descubrió en ella una pasión por la alta costura. Desde entonces suele vestirse de Valentino, Giambattista Valli, Prada y Gucci, por lo que recibió las críticas de algunos de sus compatriotas, que en el 2013 pidieron una investigación sobre sus gastos. Por ello el palacio pref iere no revelar detalles sobre los diseñadores y estilistas que la visten, aunque suele subrayarse que su apoyo a los creadores locales ?como el dúo Haaning & Htoon, Ida Gullhav y Veronica B. Vallenes? beneficia a la industria local de la moda. En todo caso, la princesa Mette-Marit es un auténtico icono de moda y, a los 42 años, nunca se la ha visto mejor ni más radiante.
Mary de Dinamarca
Federico , el príncipe heredero de Dinamarca, conoció a la australiana Mary Donaldson , licenciada en marketing, durante los Juegos Olímpicos de Sydney en el 2002. En el 2004 se casaron, pero la transformación de la joven había comenzado apenas se hizo público el romance. Para los observadores no quedó ninguna duda de que sus instintos en materia de moda eran perfectamente royal. Así, Mary se convirtió en un hit no solo entre los daneses y australianos, sino en todo el mundo.
Sus atributos físicos combinados con su personalidad accesible y su charme la han convertido en una embajadora perfecta de su país en general y de la moda danesa en particular. Aunque use ropa de Hugo Boss, Prada, Louis Vuitton y Chanel, nunca deja de promocionar a sus creadores daneses favoritos como Malene Birger, Jesper Høvring y Rabens Saloner. Madre de cuatro hijos, Mary, a los 44 años, conserva una silueta perfecta y luce fabulosa con pantalones o con vestidos de noche, preferiblemente en colores neutros, que complementan bien con su tez.
Kate, duquesa de Cambridge
Nada puede resultar más beneficioso para una marca británica que a la duquesa Kate de Cambridge , de 34 años, se le ocurra usar uno de sus vestidos. El impacto es inmediato: si se trata de un nombre relativamente conocido, al día siguiente estará en boca de todas las fashionistas; si la marca es popular, como Zara, Whistles o Topshop, recibirá un bienvenido golpe de publicidad y, en ambos casos, el modelo se agotará en unas horas o en minutos. El fenómeno se repite desde aquel vestido azul de Issa London que Kate lució en el anuncio de compromiso en el 2010 y que puso a la firma en el escenario internacional. Lo mismo sucedió con Reiss, Alice Temperley, Erdem y Jenny Packham, a quienes recurre una y otra vez, y la proveen de vestidos que resaltan su figura. Pero si tuviera que elegir una sola firma, es probable que el corazón de Kate se vuelque sobre Alexander McQueen, cuya directora artística, Sarah Burton, es responsable de los vestidos más significativos de su vida, como el de novia y los de los bautizos de sus hijos.
Charlene de Mónaco
Hay quienes dicen que lo que ganó en elegancia lo perdió en espontaneidad. De la inocente e insegura Charlene Wittstock , que deambulaba por el palacio en busca de alguien con quien poder conversar en inglés, queda poco. Entonces, se enfundaba en sus conjuntos de Akris, impecables pero cautelosos, y escuchaba los consejos de quien quisiera dárselos. Ella misma confiesa que estaba ?aterrorizada? de cometer un error. Hoy día, si bien sus gustos se siguen inclinando a la sencillez, sabe lo que prefiere y comienza a proyectar looks más audaces.
Es cierto que Charlene recibió la ayuda de Giorgio Armani y de Karl Lagerfeld, quien la acogió bajo su ala y la alentó a experimentar con la ropa romántica y con la que lleva un aire masculino, incluso ofreciéndole una de sus propias camisas y jackets tipo esmoquin. A tal punto creció su confianza en sí misma, que la princesa desea crear una Monaco Fashion Week. ?Quiero hacer del principado una de las capitales de la moda del mundo?, dijo en una ocasión. Mientras tanto, se entretiene experimentando con los diseñadores Dior, Chanel, Stella McCartney y Ralph Lauren.
Victoria de Suecia
Sin ir tan lejos como hasta decir que Victoria de Suecia es el ?patito feo? del exclusivo club de reinas y princesas herederas, es, por cierto, el miembro más ignorado en lo que a moda se refiere. Sus apariciones no provocan olas de comentarios ni cascadas de elogios. Es un poco injusto, pues ella también se ha ganado su lugar: posee un bello guardarropa y se muestra en la primera fila de diferentes pasarelas cuando su agenda se lo permite. Es cierto que en los últimos meses, debido a su segundo embarazo, se vio limitada en sus elecciones. Pero cuando recupere su silueta, sin duda, volverá a los nombres que favorece, como los suecos Dagmar, Acne o Greta; a los creadores que admira y que inspiran su confianza como Elie Saab y Armani, o aun a marcas populares como H&M, la gran success story nacional. Victoria adora las tonalidades brillantes, combinar sus zapatos con el vestido, el estampado animal, el color block y, de vez en cuando, los accesorios.
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