La realeza y sus íconos de moda: Reina Isabel

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Más de seis décadas como reina monocromática

Pocas reinas pueden presumir de permanecer en el trono durante 62 largos años, a pesar de haber tres generaciones preparadas para sucederle, reinado que acapara desde 1952 tras la muerte de su padre Jorge VI.

Elizabeth Alexandra Mary nació en Londres el 21 de abril de 1926 y fue educada de forma privada en su casa. Es conocida como Isabel II de Inglaterra, aunque en realidad es reina de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, y jefe de estado de países de la Commonwealth, como Australia, Canadá, Jamaica, Nueva Zelanda e islas Salomón.

En 1947 se casó con el príncipe Felipe, duque de Edimburgo , con quien tuvo cuatro hijos: Carlos , Ana , Andrés y Eduardo .

Se enamoró con tan sólo 13 años. Él, un apuesto joven militar de 18. Felipe de Edimburgo tuvo que renunciar a su nacionalidad, a sus apellidos paternos, a su religión y a su carrera militar, todo a cambio de ser consorte de la reina. Sobre 1956 empezaron a proliferar los rumores de supuestas infidelidades de Felipe con mujeres siempre más jóvenes que él, aunque nunca se ha demostrado ninguno de ellos. Aunque la reina pudiera darse cuenta de todo, no fue educada para esperar fidelidad en el matrimonio.

Un funcionario de la casa real describió la relación como “una especie de matrimonio de trabajo. Cada uno cultiva aficiones distintas y en muchas ocasiones opiniones divergentes, pero siempre se ponen de acuerdo en lo fundamental y más si está en juego el bien de la familia y de la monarquía”. Tienen muy claro lo que les ha tocado vivir, para bien o para mal, que el deber está por encima de todo.

El 2 de junio de 1953 fue coronada reina con 26 años de edad. En esa ocasión lució un vestido de satín de seda blanca de la sedería de Lullingstone Castle, diseño de su modisto en aquel entonces Norman Hartnell, quien también diseñó su vestido de novia y falleció en 1979. Tenia un escote en forma de corazón y mangas cortas, con un espectacular bordado de cristales y perlas cultivadas. Como detalle curioso, en el lado derecho de su vestido, justo donde la reina reposaría su mano llevaba bordado un trébol de cuatro hojas para que le acompañara la suerte, y una cola de 5 metros de larga. Entre las joyas que lució ese día, la State Diadem de su padre, el collar de la reina Victoria de 1858 y el anillo real de zafiros y rubíes. Fue coronada con la corona de San Eduardo, que tiene 444 piedras preciosas y que data del 1661.

La coronación se celebró en la Abadía de Westmister en presencia de más de 8 mil invitados y era la primera vez que un evento de esa naturaleza iba a ser emitido por televisión. Mas de 27 millones de personas siguieron la cobertura que la BBC hizo de la ceremonia en directo. Fue la última gran ceremonia de coronación que se ha dado, pues el resto de monarcas europeos han sido proclamados simplemente ante sus respectivos parlamentos.

FOTOGALERÍA: LA REINA ISABEL COMO ÍCONO DE MODA

La soberana, a lo largo de su reinado, ha sabido construir un estilo propio, marcado por las obligaciones de su cargo, el sentido de la moral y de lo apropiado para cada ocasión. No se le puede considerar una “fashionista”, pero si está considerada entre las mujeres más elegantes del mundo.

Aunque no lo parezca, los vestidos de Isabel II de los años 50 eran con cintura ajustada y ceñida, tal y como impuso el new look de Christian Dior y colores claros que le permitían destacar entre la multitud y en las fotografías.

Desde entonces, su armario siempre ha tenido que adaptase a su papel de monarca, privándole de muchas libertades a la hora de hacer su elección de vestir. Pero a pesar de ello, la reina Isabel II ha desarrollado un estilo singular que ha perdurado con el paso de los años, reflejando siempre elegancia refinada como símbolo británico. Es lógico que durante tantos años su estilo haya evolucionado, pero siempre manteniéndose en su línea, hasta que se ha convertido en su marca de distinción. Cuando apuesta por un color, lo lleva de los pies a la cabeza.

Fiel a los looks monocromáticos, chaquetas, faldas de sastre, vestidos clásicos, capas, abrigos largos y sombreros a juego -que ya son algo más que un complemento para ella- sean de plumas, flores o pájaros. Una clara preferencia por los tonos y colores vivos como azules, amarillos, verdes intensos y morado; casi nunca tonos sobrios o apagados. No hay que olvidar sus incondicionales que le acompañan siempre: los collares de perlas, zapatos cómodos de medio tacón, guantes y sus broches .

La reina entiende la importancia de vestir de manera impecable, y al contrario de lo que pueda parecer, sus atuendos son muy estudiados. Además de su modista actual, Angela Kelly -sucesora del diseñador Hardy Amies desde el año 92- que ha terminado siendo su asesora personal, otras ocho personas trabajan en el departamento del vestidor real para las grandes ocasiones: tres modistas, una sombrerera y cuatro doncellas que ayudan a la reina a vestirse, preparan los atuendos según la jornada de su agenda y se encargan de mantener los vestidos impecables (por ejemplo, toda la ropa se limpia al vapor para evitar malos olores químicos).

La monarca suele mandar hacer un duplicado de cada uno de sus trajes favoritos, nunca utiliza prendas transparentes ni demasiado estrechas ni cortas. Siempre usa telas que no se arrugan esto le da seguridad. Un dato curioso es que en algunos vestidos, si su tela es muy liviana, le colocan peso en su dobladillo para evitar accidentes como que el viento levante sus faldas, la medida de las cuales suele ser por debajo de las rodillas y llevar una abertura trasera para facilitarle subir las escaleras. Los escotes moderados, casi inexistentes, las mangas preferiblemente tres cuartos, los cierres de sus vestidos lo suficientemente largos para poder sacarlos por los pies y evitar despeinarse.

Minuciosa, disciplinada, distante y enigmática, Isabel II ha sabido crear su estilo sobrio y convencional muy británico, que podemos decir no es un referente, es un estilo de moda.

Sabe aplicar como nadie los protocolos a la hora de utilizar sus complementos. La reina después de la 6 de la tarde nunca lleva sombreros, sino tocado o tiara. Los sombreros nunca le deben ocultar el rostro, nunca de alas excesivamente anchas y el alto no tiene que dificultar sus salida y entrada de los coches. Si llueve los paraguas suelen ser transparentes, deben dejar ver su rostro y el color a juego con su ropa. Los zapatos de unos 5 cm de tacón.

Cada año se diseñan 4 colecciones de moda una para cada estación, si repite algún modelo lo hace con varios meses de diferencia, lo mismo con el color, no lo repite aunque sea otro diseño.

Poco se sabe de su vida privada ni de lo que pasa en el interior de palacio, jamás se ha manifestado políticamente, aparentemente nunca pierde la calma y apenas exterioriza sus emociones. Son muchos los que opinan que ahí reside el secreto de su éxito y de que sea una reina muy querida.

Angela Kelly, su modista oficial de los últimos 20 años, dice disfrutar mucho con su trabajo y declaró en una entrevista refiriéndose a la reina: “La adoro, hablamos de casi todo, la reina tiene mucho sentido del humor e imita increíblemente bien a todo el mundo, incluso a mi”.

Isabel II ha conseguido un estilo personal de lo más llamativo y singular, y lo que nos queda claro es que con ayuda de su asistente o sin ella, la reina es un icono de estilo. “Larga vida a la reina”.

FOTOGALERÍA: LA REINA ISABEL COMO ÍCONO DE MODA

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