Aquí podrías tener la respuesta sobre esa mala suerte que crees tener para el amor
Estás enamorada y todo parecer marchar bien. Hay química, comunicación, romance, y sientes que él está a punto de «firmar el trato», lo que para ti, que eres más romántica, se traduce en sellar el compromiso. De repente, el bombazo. Aquello que iba tan maravillosamente bien… se desinfló como un globo después de un alfilerazo. Empezaron a discutir. El comenzó a alejarse emocionalmente. Se te perdía días enteros. O quizás, simplemente, ya no sentían esa «electricidad» cuando estaban juntos.
En serio: ¿qué pasó? Que conste que no hablamos de una atracción pasajera; aquí, estabas segura, había algo más. Si eres como esas personas que lo explican todo culpando al otro, es momento de analizar tu comportamiento.
No se trata de hallar culpas ni culpables, sino de entender qué pasó y cómo contribuiste al problema. Porque solo entendiendo tu forma de actuar podrás evitarlo la próxima vez. Aquí tiene los 5 errores que son, como dijimos anteriormente, un alfilerazo certero al globito del amor. ¿Te reconoces en alguno de ellos?
1. Apresurarte a decir «te quiero». Aun si crees en el amor a primera vista, declararlo demasiado pronto en la relación puede hacer que él se sienta presionado a decir algo que aún no siente o de lo que no está completamente seguro. Esto puede crearle una incomodidad que afecta la relación, pues el primer instinto de todo ser humano que se siente atrapado es huir. Tú sabes que la atracción inicial entre dos personas puede ser muy poderosa, y esto a veces se confunde con el amor, un sentimiento que va naciendo con el trato y la convivencia. Quizás te apresuras a decir «te amo», porque de veras lo sientes o porque estás deseosa de tener una relación estable. Pero sea cual sea tu motivación, debes darte tiempo -y dárselo a él- para confirmar ese sentimiento.
Otra posibilidad es que no concibes la vida sin una pareja. En ese caso, te apresuras a «fabricar» un sentimiento solo para darte cuenta más adelante de que no era real. Si eso te ha pasado, es vital que aprendas la diferencia entre querer y necesitar. Tú puedes querer tener una pareja; esto es algo lógico y normal, pero ¿la necesitas? Recuerda: necesitamos oxígeno, comida y agua. Deseamos un pastel de chocolate. Esa es la diferencia. El deseo puede esperar a que conozcas a la persona: sus sentimientos, defectos, virtudes, aspiraciones? y cómo es cuando sufre un resfrío. Puedes sentir atracción, pero no amar a quien no conoces.
2. Tratar de cambiarlo. Ahora que lo tienes, él es tu «proyecto» especial. Siempre supiste que no era perfecto, pero que tenía el «material» básico para convertirlo en tu pareja ideal. Basta con que deje a esos amigos que nada le aportan, que deseche esos jeans desgastados y siga tus consejos de moda, que sea más ambicioso en el trabajo o que sepa expresar mejor sus sentimientos.
La presentadora de TV Oprah Winfrey siempre aconseja en su programa: «Si él tiene un defecto, decide antes de comprometerte si puedes vivir con ese defecto, porque él no va a cambiar». Si te dice que no quiere casarse, que no desea tener hijos, que no aspira a más en su profesión, que no quiere estudiar… créelo. Tienes tantas posibilidades de cambiarlo, como él de cambiarte a ti. No inviertas tiempo ni energía en un proyecto de esta índole; al final, ambos acabarán frustrados y extenuados. Dedícate a conocer a hombres más afines a ti.
3. Acapararlo y abrumarlo. Ya no sales con tus amigas, dejaste las clases de fotografía y planeas tu vida alrededor de él. En serio, no entiendes por qué él quiere ir a jugar basquetbol los sábados con sus «amigotes», cuando tranquilamente puede ir de tiendas contigo. Es más: no te cabe en la cabeza cómo es que él no quiere hacerlo ¡todo! juntos. Si le lees este párrafo a un hombre promedio, lo verás hiperventilar de ansiedad y buscar la salida de emergencia más cercana.
Para ser sumamente directas, vamos a repetir una frase que se usa mucho en sicología: «Las mujeres tienen que entender que un hombre no es su mejor amiga?». Sí, las parejas comparten juntas tiempo de calidad; pero cada uno necesita espacio personal para desarrollarse como individuo. Solo así no caerán en el tedio y la rutina. Una mención especial para aquellas que usan el celular como su GPS personal: no lo «rastrees» con llamadas, correos electrónicos y mensajes de texto. Dale una oportunidad para que te eche de menos y para que, genuinamente, desee estar contigo.
4. Idealizarlo. De pronto sientes que estás ante un extraño. Creías conocerlo y está claro que él te engañó con una falsa personalidad. Tal vez fue así. Pero quizás el problema es que lo idealizaste. Que deseabas tanto verlo como querías que fuera, que simplemente nunca lo conociste de verdad. Lo peor de todo es que, para citar otra canción, esta vez de Julio Iglesias, sientes que «tropecé de nuevo y con la misma piedra».
Después de tu último tropezón, juraste no fijarte en otro mujeriego, irresponsable, mentiroso o alcohólico. Y eso fue justamente lo que ocurrió. El problema es que te dejas cegar por la personalidad y entonces no ves el carácter. También te dejas llevar por lo que dice y no por lo que hace. Haz un experimento: la próxima vez que conozcas a un hombre, dedícate a describirlo para ti misma basándote únicamente en los resultados que hay en su vida actual y en sus acciones, no en sus promesas o palabras. Ten presente esto: lo que él hace vale por mil palabras.
5. Tratar de convencerte de algo que no sientes. Estás tan ansiosa por tener una relación, que tratas de forzar tus sentimientos para «enamorarte de él». Tal vez lo haces porque sientes que es un candidato perfecto y no debes dejarlo pasar. O quizás te gusta la forma como te trata o lo maduro que es, sobre todo cuando lo comparas con tu «ex». El problema es que todo eso lo sabes con la cabeza, pero no lo sientes con el corazón.
Durante un tiempo todo parece que va de maravilla y hasta te convences de que lo quieres de verdad; después de todo, es fácil tomarle cariño. Pero la triste realidad es que inviertes tiempo y emociones tratando de mantener una relación que, a la larga, no va a durar. Además, tenle consideración. ¿Es justo «experimentar» de esta manera con su corazón? Tú sabes la respuesta.
ESTA EN TUS MANOS
El amor no es como un rayo que baja del cielo; eso se llama atracción. Lo que ocurre después puede convertirse en amor… o en indiferencia o amistad. Cuando intentas apresurar el proceso, es igual que si siembras una semilla y esperas hallar una flor instantánea. Cultiva la relación; date la oportunidad de conocer a esa persona sin juegos ni manipulaciones. De esta manera estarás «regando la plantita» que, con el tiempo y los cuidados, puede producir el amor.