Soledad, tiempo para crecer

Soledad

No temas ser una en un mundo de parejas. Si estás en una etapa de soledad, aprovéchala al máximo y hazte más fuerte.

Pocas personas piensan que la soledad es agradable, tolerable y, mucho menos, hermosa. “Odio ir al cine sola”, confiesa Denise. "¿Cenar sola en un restaurante? ¡Ni loca!”, exclama Claudia. “Pasar sola el Día de San Valentín es lo más deprimente del mundo”, se queja Nicole. Y así, podríamos seguir citando a personas que le temen o le huyen a esta situación. De hecho, algunas hasta llegan a sufrir de monofobia, que es el miedo a estar solas, y que puede provocarles ataques de pánico y otros síntomas físicos y sicológicos.

Por el contrario, siempre se dice que “en la unión está la fuerza”, y que “la alegría compartida aumenta, mientras que el dolor compartido se hace menor”. Esto puede ser verdad. Pero ¿qué pasa cuando, por circunstancias de la vida -un divorcio o una separación, la muerte o la ausencia de un ser querido, o el simple hecho de que no hallamos una pareja- estamos solos?

Hoy día, la persona que está sola... no está sola. Con el índice de divorcios en un 51 por ciento en los Estados Unidos, muchas personas viven sin una pareja. Al mismo tiempo, como algunas consideran que no es obligación casarse o tener pareja, a veces deciden que -como dice el refrán- “es mejor estar sola que mal acompañada”, y optan por esperar hasta encontrar a alguien que de veras las complemente y no solo les sirva de compañía. En pocas palabras: la soledad no nos define; es, simplemente, una condición circunstancial. ¿Es posible verle el lado positivo e incluso llegar a -¡no te escandalices!- disfrutarla? Por supuesto que sí. Cuando la tomas por el lado amable, puede ser un tiempo para crecer y, sobre todo, de enriquecimiento para ti.

TIEMPO A SOLAS

El tiempo que pases sola, ya sean unos días o varios años, puede ser... lo que tú quieras. Puedes vivir esa etapa amargada y resentida, o llena de alegría y entusiasmo; tú y solo tú decides cuál será la calidad de tu vida. Entonces, ¿qué prefieres? ¿Pasarla bien, aprovechando la oportunidad de concentrarte en ti, o convertirla en una angustiosa espera por alguien que te haga feliz? Si optas por lo segundo, toma conciencia de que estás basando tu felicidad en algo externo, que está fuera de tu control. Si prefieres aprovechar la soledad al máximo, entonces estarás tomando las riendas y el control de tu vida. Aquí tienes las “cinco reglas de oro” para disfrutar al máximo de esta etapa de tu vida:

1. Enamórate... de ti. Ahora no tienes que echar a un lado tus intereses o ceder para complacer a otra persona, Esta es tu oportunidad para ponerte en contacto con tu “yo” y descubrir quién eres realmente: qué te gusta, te motiva o te inspira (el arte moderno, ir de compras, cenar al aire libre, bailar). Analízate como si fueras otra persona a la que deseas llegar a conocer. ¿Qué piensas de política o de religión? Define el amor. ¿Cuál es tu filosofía de la vida? ¿Cuáles son tus valores morales y cuál es, al menos en este momento, tu misión? Saber cómo eres puede tener un efecto maravilloso: que te “enamores” de ti y llegues a respetarte, a apreciarte y a valorarte en todas tus facetas. Tu receta: escribe lo que descubras todos los días.

2. Amplía tu mundo. El siguiente paso consiste en abrirte a nuevas experiencias; todas esas cosas que te hubiera gustado probar o intentar, pero que no podías llevar a cabo por estar en una relación. “Voy a pasar un mes de vacaciones viajando en tren por Europa”, dice Denise. “Ahora que tengo tiempo libre, decidí hacer realidad un viejo sueño”. Susana decidió estudiar fotografía y Marta se unió a un grupo de amantes del jazz que se reúne todas las semanas a escuchar sus CD favoritos. Estar a solas les ha dado la oportunidad de explorar todo lo que antes veían como un sueño imposible. Tu receta: toma una clase o explora un nuevo hobby.

3. Consiéntete. En la medida que puedas, regálate todas esas cosas que están en tu lista de placeres: chocolates hechos a mano, una novela rosa, ver la TV en pijama hasta las dos de la mañana, etc. Deléitate dándote gustos (por supuesto, siempre con medida, para que no pasen de placer a problema). Tu receta: haz una lista de todo lo que te atrae y te alegra.

4. Explora tu mundo espiritual y emocional. Para centrarte y crear un sano balance en tu vida, las clases de yoga, de meditación y de respiración, lo mismo que otras técnicas, como el taichi, pueden ayudarte a llevar una vida más calmada y ecuánime. Ahora que tienes tiempo, también puedes explorar la sicoterapia individual, o la terapia de grupo, para que aprendas a manejar tus emociones de una manera sana y balanceada. Tu receta: investiga una disciplina espiritual, emocional o sicológica que te permita mejorar como persona.

5. Crea magia. No te des una simple ducha; regálate un baño de burbujas. Coloca flores en la sala y llena tu cama de almohadones para hundirte en ellos mientras escuchas música o lees tu novela favorita. Esto te demuestra que no tienes que esperar a que otra persona haga algo especial por ti; tú sola puedes llenar tu vida de magia y belleza. Tu receta: un día a la semana, “invítate” a cenar en casa y pon en la mesa tu plato favorito, el mantel elegante y la vajilla de lujo.

Finalmente, recuerda que para que otros te consideren y te valoren, primero tienes que considerarte y valorarte tú, ya que atraemos exactamente lo que somos. Entonces, si deseas atraer a tu vida a una persona realizada, madura, interesante, que se ama y se respeta, así mismo tienes que ser tú. Y esto no lo consigues sentándote a esperar a que ese ser ideal toque a tu puerta. La magia está en ti y, si sabes manejarla, la soledad es la llave que te permite abrir la puerta de un mundo maravilloso.

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