El fastuoso Egipto

Egipto

Entre las grandiosas pirámides, las tumbas con los tesoros de los faraones, el lujo de Cleopatra y la maldición de Tutankamón, este recorrido por una de las maravillas del mundo te va a encantar.

A orillas del Nilo y con la mejor vista de El Cairo desde el piso 20 del Hotel Intercontinental Semiramis, es mucho más fácil describir el panorama de esta enigmática capital que hay que visitar sobre todo en los meses de marzo y abril, los más agradables para conocer cualquier parte de un destino que jamás duerme; hasta el legendario río Nilo se ilumina con las luces de los barcos y automóviles que cruzan un largo puente.

El tráfico, por supuesto, es sorprendente, así como el hecho de que no existen semáforos, por lo que cruzar las avenidas es toda una aventura al estilo Indiana Jones, como si hubiera que bailar entre los autos para llegar del otro lado; una coreografía perfecta que solo los egipcios han logrado aprender, incluidas madres con bebés a cuestas, ¡una escena que ni Hollywood pudo imaginar y es que los casi 20 millones de habitantes de la ciudad suelen cruzar la calle dividiendo el tráfico, como Moisés separó las aguas!

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El Delta y el río Nilo apenas representan poco más de 6% de la superficie del país, pero es donde vive 99% de la población.

Grandiosos monumentos

Tras un interesante recorrido en automóvil, al fin pude ver la punta de las milenarias pirámides que se asomaban por encima de los edificios modernos, que muy poco tienen que ver con la perfecta arquitectura de la dinastía de los faraones. La seguridad policial en la entrada, atrincherada detrás de una pared móvil antibalas, disuadía cualquier intención terrorista, y hasta la escolta que nos acompañó en el viaje escondía debajo del traje una ametralladora miniatura.

Todo el escenario parecía un thriller de acción que continuó hasta llegar a la entrada principal, tan parecida a la de Universal Studios o Disneylandia (pero más deteriorada, claro) y con los típicos boletos del mundo occidental, pero éstos con un valor de 500 libras egipcias (poco más de 28 dólares), para viajar a través del tiempo y encontrarnos con los emblemáticos monumentos.

Al ser las únicas estructuras en pie que sobreviven de las Siete maravillas del mundo antiguo, las pirámides de Keops, Kefrén y Micerino son la mayor atracción de esta nación (en realidad hay poco más de 100, aunque ninguna se compara con ellas) y se encuentran situadas a 20 km del centro de El Cairo, en Giza.

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Se dice que la nariz de la Gran Esfinge de Giza fue destruida por un cañón de Napoleón, pero es un mito. Eso sí, la barba la tienen los ingleses y está expuesta en el Museo Británico de Londres.

¿La inevitable tentación? Querer escalar los enormes bloques de piedra que miden más de un metro cada uno, pero está prohibido y hay que conformarse con llegar hasta el acceso de las escaleras en la entrada principal. De todas maneras, se disfrutan más desde lejos gracias a la espectacular vista panorámica del restaurante situado detrás de la Gran Esfinge de Giza, con forma de león y el rostro del faraón Kefrén.

Una noche en el museo

Lo que falta dentro de las pirámides, sin contar las 50 mil reliquias que hoy atesora el Louvre de Francia, desde que Napoleón hizo un tour completo por Egipto, se halla en pleno centro, en el Museo Egipcio de El Cairo, una joya con más de 100 años de historia. No obstante, para 2020 se prevé estrenar un nuevo recinto cercano al de las verdaderas pirámides.

La exhibición dispone de la más grande colección del Antiguo Egipto: 136,000 piezas que incluyen papiros y enormes sarcófagos, además de una sala que alberga a las momias (aunque eso sí, la entrada para conocerlas se cobra aparte). Lo mejor es el imperdible espacio en el que exponen las gloriosas reliquias del célebre faraón Tutankamón, como el trono de oro y plata que fue encontrado en la tumba y sobrevivió a los saqueos por estar debajo de otra tumba del Valle de los Reyes, en Luxor.

Asimismo, hay un cofre con los órganos embalsamados que el faraón deseaba usar en su reencarnación, además de las joyas del ajuar funerario que relucen a la par de la famosa máscara de oro de 11 kg, en un exclusivo salón donde ni siquiera es posible sacar fotos.

TIP: ¿Lo que casi nadie sabe? el Museo Egipcio de El Cairo se puede visitar de noche: jueves y domingos de 17:00 a 21:00 hrs., al estilo de Night at the Museum, pero sin Ben Stiller.

Hay tanto para mostrar que afuera del recinto –como una mampara de vidrio de un restaurante abandonado– es posible ver más paredes de oro en espera de ser llevadas al nuevo museo.

Para ir de compras

Otra visita que vale la pena es al mercado souk (o zoco) Jan el-Jalili o Khan El Khalili, con un estilo de shopping muy particular. Está ubicado en la parte vieja de la capital, donde solía estar el mausoleo del Califato fatimí, como parte del palacio del comandante siciliano Jawhar al-Sigilli, quien conquistó Egipto y fue precisamente quien fundó El Cairo.

El lugar parece sacado del libro de Las mil y una noches y entre las calles más antiguas existen toda clase de comercios, que ofrecen souvenirs y joyas de oro o plata, además de increíbles lámparas y hasta lujosas alfombras que no son de Aladino y desde luego no vuelan, pero seguramente se parecen bastante.

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Mercado o ‘zoco’ típico. (Fotos: cortesía)

La verdadera experiencia es la manera de negociar con los vendedores que muestran algún producto por 120 libras egipcias o seis dólares que se pueden ‘regatear’ hasta llegar a 50 (la idea es terminar en 40% aproximado de la oferta original).

El valle de Cleopatra

Fuera de la capital, apenas es suficiente un día para disfrutar la legendaria Alejandría de Cleopatra, la ciudad de los mil palacios que fundó Alejandro Magno, que siendo una de las Siete maravillas del mundo se hundió por no soportar el peso de tantos templos.

Hoy está aprobado el proyecto para llevar a cabo un museo subacuático de 22 mil metros cuadrados, con poco más de 2,500 piezas arqueológicas, pero falta un detalle: la inversión de 150 mil millones de euros que cuesta, nunca mejor dicho, la ‘faraónica’ construcción.

Mientras tanto, nos conformamos con la asombrosa Biblioteca de Alejandría, que albergaba libros de todo el mundo antes del incendio de la conquista de Napoleón; las ruinas del teatro romano, cerca del Templo Ptolemaico; o más momias de Egipto en las catacumbas de Kom el Shoqafa, con la perfecta mezcla romana y griega, influenciada por los faraones.

Entre tantos tesoros, también destaca el esplendoroso fuerte de Qaitbay, construido en 1477, como una defensa egipcia contra el imperio otomano, pero que terminó convirtiéndose en un museo marítimo, tras la revolución de 1952.

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El paisaje de esta maravilla del mundo antiguo es para disfrutarse durante horas.

Lúxor, suerte maldita

Del otro lado del país, bien al sur, se localiza la ciudad de Asuán, donde casi enterrado y sin terminar todavía se resguarda un impresionante obelisco que, se cree, pudo ser la pareja del Obelisco de Karnak, que hoy está en Roma.

De la misma ciudad salen cruceros de cuatro noches que terminan en la fabulosa Lúxor, que en árabe significa ‘Los palacios’. Pero en vez de pirámides allí enterraban a los faraones en el Valle de los Reyes y el Valle de las Reinas, donde se descubrió la tumba de Tutankamón y surgieron las tenebrosas maldiciones que se dicen cargan los espectaculares tesoros, los cuales hoy día se exponen en el Museo Egipcio de El Cairo.

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Las otras maravillas de Egipto

1. Paseo en camello por el desierto, al estilo Lawrence of Arabia, en las pirámides de Giza, para sentirte como Sarah Jessica Parker y sus amigas en la serie Sex and the City.

2. Bañarse en leche y miel, al mejor estilo de Cleopatra. La receta es añadir a la tina agua caliente mezclada con leche antes de agregar la miel caliente.

3. Las famosas sábanas de cama con verdaderos hilos de algodón egipcio; en El Cairo se pueden pedir a medida y las cosen al momento de la compra.

4. Un lujo: alquilar uno de los clásicos barcos de vela llamado Felouka para recorrer el Nilo (cuesta menos de 15 dólares la hora) o un yate en Alejandría, además de la opción de subir a un globo aerostático por 225 dólares y sobrevolar la orilla de Luxor.

5. Tomar un masaje. Son frecuentes dos estilos muy particulares: el Tahib, en el que se emplea un rodillo que se pasa por todo el cuerpo, y el de cuatro manos, ¡que se siente tan bien como suena!

Dónde hospedarte

Las opciones de hotelería son interminables, desde el InterContinental Semiramis o el Ritz Carlton, a orillas del río Nilo, hasta la opción de Airbnb, donde los egipcios alquilan sus propias casas o departamentos, pero es recomendable revisar el lugar en Google Maps con Street View para asegurarse que vale la pena.

Qué comer

La recomendación local pasa por el Molokheya, una especie de sopa con arroz, o el Koshary, otro plato con arroz, macarrones, cebolla y salsa de tomate. La verdad es un mito que se coman uvas, como el cine muestra a Cleopatra. Es mejor la torta de coco Basbousa. También están las opciones internacionales comunes, por ejemplo, Pizza Hut (suena extraño, pero es exquisita, con tomate natural y mejor mozzarella que en Estados Unidos) y las hamburguesas Hardee’s; hasta parrillas argentinas o cocina italiana (al menos conseguí que el chef Asci y el maitre Amir Mustafa me prepararan una pirámide de gnochis a orillas del Nilo, que no figuraba en el menú… hasta ahora).

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Por: Fábian W. Waintal / Foto: Cortesía
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