La familia se dio tiempo de pasar el fin de semana en las montañas de Girona
A lo largo de estos doce meses, y especialmente en el último tramo de este año que está por acabar, la cantante Shakira ha tenido que afrontar una de sus peores etapas tanto a nivel profesional como personal: a la mención de su nombre en la investigación conocida como Paradise Papers por contar con empresas en paraísos fiscales como Malta y las Bahamas, se suma la cancelación de su espera gira El Dorado por una hemorragia en las cuerdas vocales, un posible paso obligado por quirófano para lidiar con dicho problema y los rumores de crisis en su relación con el futbolista Gerard Piqué.
Todo ello, aderezado por la incómoda situación en que la ha situado el posicionamiento político de su pareja a favor del referéndum catalán del pasado octubre y en el marco de la crisis política que se vive en la comunidad, un tema sobre el que ella ha evitado pronunciarse en todo momento.
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Tras un 2017 muy movido,la pareja trató de tomarse un respiro el pasado fin de semana en las montañas, concretamente en el refugio Malniu de Girona, donde disfrutaron de la nieve junto a sus hijos Milan y Sasha, así como de las actividades que ofrece el lugar bien abrigados y tratando de pasar desapercibidos.
Esta última salida en armonía de la pareja muestra un frente unido y contrasta notablemente con la última que se filtró a los medios, durante la cual, de acuerdo al relato de varios testigos presenciales, la intérprete acabó llorando en un restaurante de Barcelona ante la incomodidad del deportista, que no pareció pasar por alto el hecho de que se encontraban en un lugar público a la vista de cualquier curioso.
Poco después, Shakira echaba mano de sus redes sociales para hacer una de sus declaraciones de amor habituales dedicada al padre de sus pequeños, publicando una fotografía del futbolista sonriendo y luciendo unas llamativas botas naranjas. “Cosa guapa con botas”, rezaba el título de la instantánea
