Joyas de cuentos de hadas

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Van Cleef Arpels lanza una mágica colección inspirada en un hermoso cuento de hadas

Los cuentos de hadas suelen comenzar con "Érase una vez”, tres palabras que son la llave de una puerta que se abre al mundo maravilloso de la imaginación. En la infancia, ese mundo mágico y, a veces, temible, se mezcla alegremente con la vida real. Al crecer, sabemos que están separados. Sin embargo, queremos seguir creyendo en él... Piel de asno, la nueva colección de la joyería Van Cleef & Arpels, inspirada en el cuento de ese nombre, es como un viaje a ese universo imaginario y mágico, que se acerca un poco al de los adultos.

Cabe decir que entre todos los grandes nombres de la joyería internacional, Van Cleef & Arpels es el que guardó una esencia naive en sus creaciones. Inspiradas a menudo en cuentos y leyendas, en cierta manera, las piezas de VC&A encarnan una visión poética del mundo. Desde sus orígenes en 1906, la maison siempre demostró una particular sensibilidad a la poesía, la femineidad y el romanticismo. Ya lo probó en 1940, cuando diseñó su primera colección de broches en forma de hadas y siluetas delicadas, que devinieron una suerte de símbolo de la casa, al igual que sus bailarinas, con sus tutús en zafiros rosados y sus varitas mágicas salpicadas de diamantes. A estas siguieron otras prendas que ponían en escena viajes extraordinarios y criaturas imaginarias. No es casual que su nombre esté ligado a artistas de imaginación desbordada como Marc Chagall, quien concibió un broche con forma de pájaro en 1962; el coreógrafo George Balanchine, quien creó el ballet Jewels, inspirado en piedras preciosas, o más recientemente Benjamin Millepied, el bailarín y coreógrafo, esposo de Natalie Portman, fundador del L.A. Dance Project.

También la literatura fue y es fuente de inspiración: luego de haber creado colecciones basadas en Sueño de una noche de verano, de Shakespeare, y Los viajes extraordinarios de Julio Verne, ahora le tocó el turno a Piel de asno.

DEL CUENTO AL FILME

Piel de asno, el cuento de Charles Perrault (quien también es el autor de La Cenicienta, Caperucita roja, La Bella Durmiente, El gato con botas y Pulgarcito, entre otros), es uno de los grandes clásicos de la literatura infantil. Publicado en 1694, describe las peripecias de una joven princesa de extraordinaria belleza, que se vio obligada a abandonar su reino para escapar de su padre, quien estaba sumido en una extraña locura. Con la ayuda de su hada madrina, recoge sus bienes más preciosos -sus vestidos del color del tiempo, del color de la luna y del color del sol- y cubierta por una piel de asno para pasar inadvertida, huye del palacio.

Incorporado a la larga tradición de cuentos infantiles, en el siglo XIX fue ilustrado por Gustave Doré y en 1970, Jacques Demy lo convirtió en una comedia musical, con una bella y jovencísima Catherine Deneuve en el rol principal. Un filme cuyo universo onírico, el vestuario espectacular y la música de Michel Legrand, fascinó a varias generaciones de niños y adultos. Curiosamente, Walt Disney nunca se interesó en él, quizás porque la historia es bastante complicada: un padre que aspira a casarse con su hija.

En el 2012, la viuda de Jacques Demy, la directora Agnès Varda, manifestó su deseo de restaurar el filme, un proyecto que entusiasmó a VC&A, que se ofreció a financiar los trabajos. Por cierto, la colaboración resultó beneficiosa para ambas partes, ya que fue el origen de la nueva colección de joyas. Presentada en julio en una fantástica fiesta en el castillo de Chambord, en Francia -donde se rodaron varias escenas de la película-, las piezas, a la venta a partir de este mes de septiembre, se inspiran en los elementos del cuento y están divididas en tres temas: infancia en el castillo, el bosque encantado y el matrimonio feliz, todos representados con una exuberante proliferación de piedras preciosas: perlas, rubíes, corales, zafiros, diamantes, aguamarinas y esmeraldas, entre otras.

Una modelo con el broche Hada de las Lilas. A la derecha, el broche Castillo Encantado, Varita Mágica y el anillo Regalo de Oriente. Fotos: Cortesía.

La amplia paleta de colores -una característica de la casa- refleja las diferentes atmósferas del cuento: los degradés de zafiros simbolizan la infancia feliz de la princesa, el rubí sugiere la intensidad del amor, la esperanza se ve reflejada en la esmeralda, mientras que las espinelas, las turmalinas, las turquesas, los diamantes y los zafiros representan los matices de los vestidos color del tiempo, de la luna y del sol.

Un mundo onírico e irreal al que se puede acceder a través de una puerta que solo abre el dinero, del contante y sonante. O tres palabras: érase una vez...

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