¿Por qué el príncipe Alberto manipulaba a la reina Victoria? Una historiadora ha revelado las supuestas pruebas que aseguran que el príncipe consorte mantenía a la reina embarazada para quitarle poder en el reino. ¿Será real esta macabra historia?
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El príncipe Alberto manipulaba a la reina Victoria
El príncipe Alberto pasó a la historia como un esposo perfecto, siempre amable, comprensivo y amoroso; sin embargo, la historiadora británica, Lucy Worsley, encontró evidencia que revelaría lo cruel que fue con su esposa, la reina Victoria del Reino Unido.
Se dice que el príncipe consorte quería ser algo más que eso, él quería ser rey, por lo que solía manipular a su esposa.
Durante una conferencia en el festival de Hay, Worsley aseguró que el príncipe era sumamente ambicioso, por lo que mantenía a la reina embarazada, para así quitarle poder y hacerse responsable del reino, ocupan su lugar en el trono.
La reina Victoria odiaba estar embarazada; sin embargo, tuvo 9 hijo junto a Alberto, y aunque quiso parar cuando nació el séptimo, su esposo no desistió y volvió a embarazar en dos ocasiones más.
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“Lo hacía porque se daba cuenta de que, mientras ella estaba ocupada con eso, él podía seguir adelante con sus planes de ser el rey en todo menos el nombre, asumiendo algunos de sus deberes y tomando parte de su poder”, dijo la historiadora.
Lucy también expresó que Alberto fue todo, menos el esposo perfecto que fue idealizado por la historia:
“El príncipe consorte debió haber cumplido el papel tradicional de una reina o una princesa y centrarse en apoyar a su esposa, algo que no hizo”.
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¿Por qué el príncipe Alberto tiene buena fama?
La historiadora cree que la razón de que el esposo de la reina Victoria tenga buena fama, es por la cualidades que tenía.
“Creo que Albert recibe buena prensa de los historiadores la mayor parte del tiempo. En parte porque tenía muchas de las cualidades personales que los historiadores admiran”, opina Worlsley, autora de Queen Victoria, Daugher, Mother, Widow.
Sin embargo, cree que su inteligencia no era suficiente para ser un buen líder, y menos aún para gobernar un país.
“Él era un pensador. Definitivamente tenía un coeficiente intelectual masivo. Pero hoy, en nuestros líderes, creo que valoramos algo un poco diferente a eso, valoramos la inteligencia emocional. Eso, creo que Victoria lo tenía, y él no”.
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