Diego Luna: actor, director y padre

Diego Luna: actor

El actor nos habla de su película Abel y de cómo la paternidad ha transformado su vida

Mar. 30, 2011

El mexicano Diego Luna tiene varios motivos para estar satisfecho. Después de ser exhibida en varios festivales internacionales de cine, Abel, su primera película como director, alcanzó una cálida acogida en su país natal y este año ha logrado estrenarse en los circuitos comerciales de Inglaterra, Francia y Estados Unidos. A eso hay que añadir que Diego es el papá de Jerónimo y Fiona, sus hijos con la joven actriz Camila Sodi.

En esta entrevista con VANIDADES, el actor y director de 31 años nos habla de su trabajo en el cine y de cómo la paternidad ha transformado el sentido de su vida.

¿Cómo surgió la idea de Abel?

Abel es el resultado de varias cosas: de mi infancia, de la temprana pérdida de mi madre, del momento actual que vivo... Nace de la experiencia de ser padre, de descubrir la capacidad de amar a otro ser y de vivir para esa otra persona. Quise rendir un tributo a las madres que llevan los hogares y que se echan ellas solas a los hombros la responsabilidad de la educación de sus hijos. También es un homenaje a mi esposa y a ese proceso de crear una familia que de repente te hace redimensionarlo todo.

¿Hiciste el filme con la idea de tocar el intelecto del espectador o de apelar a sus emociones?

Las películas que me gustan son las que te conmueven, las que te tocan, las que te llegan. Definitivamente, traté de que Abel fuera un viaje emocional. Pero quería que, además de emoción, la película tuviera humor, que diera la oportunidad de reírse. Creo que por eso ha tenido éxito donde se ha presentado, porque habla del amor entre una madre y un hijo. Sin embargo, eso no significa que la reflexión esté ausente. En Abel hay una reflexión sobre el momento en que los padres nos echamos encima la responsabilidad de traer un niño a este mundo y sobre cómo las decisiones que tomamos van a definir quiénes serán nuestros hijos.

¿Cómo fue la experiencia de dirigir a dos niños tan pequeños?

Todo el mundo habla de lo difícil que es dirigir a los niños, pero para mí fue una cosa maravillosa. Quizás me ayudó que yo empecé a actuar desde niño y pude diseñar el espacio idóneo para que ellos se sintieran cómodos. Para escoger a los actores infantiles puse un anuncio en la televisión en Aguascaliente, donde filmamos, y llegaron 400 niños. Los vi a todos, después me quedé con 15, de esos escogí a tres con los que trabajé dos meses y medio. Ahí me decidí por Christopher, luego conocí a su hermanito Gerardo y me saqué la lotería con ellos.

¿Qué fue lo que más disfrutaste y lo más difícil de la filmación?

Disfruté el sentirme capaz de hacer la película. Eso me dio energía, ganas de seguir adelante, de vivir, de trabajar. En cuanto a lo más difícil fue no perder la confianza, porque hay días en que te acuestas a dormir lleno de dudas, en que te sientes presionado por las expectativas que se van creando.

La película se ha presentado en los festivales de cine de Cannes, Sundance, San Sebastián, Varsovia, Mar del Plata y otros... ¿Cuál es la mayor satisfacción que te ha dado?

Los festivales son importantes, pero son un territorio un poco irreal. Me entristece cuando el viaje de una película termina en los festivales. Para mí, el cine tiene que llegar a las salas comerciales, tiene que encontrarse con la gente de la calle. El mejor regalo que me ha dado Abel fue cuando vi los números de la taquilla del primer fin de semana en México. Rompimos los récords para un lanzamiento pequeño. A partir de ahí comenzó un viaje maravilloso, que nos permitió seguir creciendo para cubrir el país entero.

En una entrevista dijiste: “La vida la siento más fácil con un hijo”. Esto podría ser paradójico en el contexto del mundo en que vivimos...

Bueno, es que cuando te conviertes en padre todo se vuelve más sencillo. Ya no se trata de ti: se trata de vivir para alguien más. Hay que tomar decisiones, hay grandes responsabilidades, pero todo lo ves desde una perspectiva distinta: nada es tan importante como que tu familia esté bien.

¿Camila y tú van a tener más niños?

Dijimos que en 15 pararíamos. Ese es un buen número; podemos organizar un equipo de fútbol y tener cuatro reservas.

¿Tu esposa piensa retomar su carrera como actriz?

¡Claro! Camila es muy joven, tiene tiempo por delante. Digamos que esta ha sido una época de hacer nido, de dedicarnos al arranque de la vida de nuestros hijos. Pero, por supuesto, ella seguirá actuando.

¿Has pensado en la posibilidad de actuar juntos o de que la dirijas?

A lo mejor... pero no calculo mucho los pasos de mi carrera. Quizás por eso me ha ido bien, porque no deposito tantas expectativas en el futuro, sino que me clavo en el presente. Primero me enamoro de una historia y luego pienso con quién podría hacerla.

¿Qué te atrae más: dirigir o actuar?

Dirigir me atrae más. Es algo más completo, más exigente, más emocionante. Sin embargo, eso no quiere decir que no piense seguir actuando. Acabo de hacer una película en Estados Unidos y hay otros proyectos en camino.

Has trabajado con directores de gran prestigio como Steven Spielberg, Gust Van Sant, Julie Taymor, Alfonso Cuarón y Julian Schnabel. ¿Qué aprendiste de ellos?

El nivel de rigor que le ponen a su trabajo. Todos tienen una visión del mundo, un punto de vista propio que defienden en sus películas hasta el último momento.

¿Cómo ves el panorama actual del cine mexicano?

Veo un reencuentro con el público. Parece que se está viviendo otra vez una historia de amor entre los espectadores y el cine mexicano. Eso me da mucho gusto.

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