La monarca fue más allá de un simple perro y ¡vaya que lo consentía!
¿Sabías que? La pelirroja y muy apasionada reina Isabel I de Inglaterra tenía como mascota un armiño al que le puso un collar de perlas de los Mares del Sur, idéntico a su collar favorito.
Por cierto, los armiños tienen la piel oscura en verano y blanquísima en invierno, aunque la punta de sus colas siempre es negra.