Incidentes en la realeza

Incidentes en la realeza

A pesar de toda la seguridad que rodea a los miembros reales, algunas situaciones incómodas los han alcanzado

Ni toda la seguridad que rodea a los miembros de la realeza ha sido impedimento para que algunos de ellos hayan padecido algún tipo de inconveniente, desde personas que les gritan, intentan agredirlos, atentados o invasión de propiedad privada.

El hecho más reciente sucedió hace unos días en Madrid, España, cuando un hombre perturbado y desnudo irrumpió en la entrada del Hospital Quirón, poco después de que la reina Sofía llegara para visitar al rey Juan Carlos, y se soltó a gritar repetidas veces “No a los crímenes secretos de la CIA”, mientras arrojaba al aire tarjetas con su nombre.

Carlos Díaz Fernández, escritor: invítame a hablar o divulga mi denuncia”, decía el texto -junto a un número de teléfono y una dirección de correo electrónico- de las tarjetas lanzadas al aire por este individuo, que, en un primer momento, fue retenido por agentes del dispositivo de escolta de la Guardia Civil cuando intentaba acercarse al automóvil del que poco antes se había bajado la reina. Carlos Díaz también tenía escrito su nombre

Doña Sofía entró en el centro médico antes de que pudiera percatarse de este incidente, mientras los agentes de la Guardia Civil entregaban al perturbado a policías de la unidad de intervención policial que custodian el entorno del hospital donde estuvo ingresado el rey para ser operado en la cadera. Acompañando a la reina estuvieron los príncipes de Asturias, Felipe y Letizia, así como la infanta Elena.

Tras llevárselo detenido, la Policía introdujo a este hombre en una patrulla, esposado y ya vestido con pantalón y camiseta gris, para trasladarlo a continuación a dependencias policiales.

Mientras los agentes lo introducían en el vehículo, el hombre miró desafiante a los numerosos periodistas que seguían su detención.

El hombre, originario de Almería y de 38 años, estaba ya acusado de un delito de desórdenes públicos y otro de resistencia y desobediencia, según informaron fuentes policiales.

En Londres

Y fue apenas a principios del pasado septiembre cuando un hombre fue detenido bajo sospecha de hurto y allanamiento de morada tras haber entrado, escalando una reja, en el Palacio de Buckingham, residencia de la reina Isabel II.

Según la policía, el sujeto fue arrestado en un área de palacio “normalmente abierta al público durante el día”. Otro hombre fue detenido en el exterior del recinto bajo sospecha de formar parte de la conspiración, pero ambos fueron puestos en libertad bajo fianza mientras continúan las investigaciones.

Estos dos arrestos motivaron una revisión de las medidas de seguridad que rodean a la soberana, quien no se encontraba en palacio cuando entró el intruso, ya que no regresará hasta este mes de octubre de sus vacaciones en Escocia.

Recordemos que el mayor incidente de allanamiento de morada en Buckingham fue en 1982, cuando Michael Fagan, un padre de familia de 31 años desempleado, se coló en los aposentos de la reina mientras ella aún estaba en la cama.

Fagan, quien se metió en palacio burlando a los guardas y escalando un muro y una tubería, conversó unos diez minutos con Isabel II hasta que la soberana pudo dar la voz de alarma. Cuando el intruso le pidió un cigarrillo, la reina tuvo la excusa para avisar a uno de sus ayudantes, quien redujo al individuo mientras llegaba la policía.

A lo largo de los años también se han colado al palacio un paciente psiquiátrico en fuga, un grupo de manifestantes contra las armas nucleares y varios periodistas de la prensa sensacionalista, entre ellos Ryan Parry, del Daily Mirror, quien se hizo pasar por uno de los criados reales durante dos meses.

En Holanda

Un caso más trágico fue el 30 de abril de 2009 durante el festejo del Día de la Reina, la fiesta nacional de Holanda, que acabó convertida en una jornada de duelo nacional. Un hombre de 38 años causó la muerte a cinco personas al embestirlas a toda velocidad con su automóvil al paso de la en ese entonces reina Beatriz, y del resto de la familia real. El conductor era un holandés autóctono, sin antecedentes penales ni enfermedades psíquicas que admitió haber actuado de forma deliberada y que su objetivo era la familia real, según dijo la policía.

En su embestida, el atacante sufrió varios golpes, acabó estrellándose contra un monumentoy fue trasladado a un hospital en estado de coma. En su trayecto, además de los cinco muertos, dejó cuatro heridos graves y otros ocho leves, entre ellos, una niña y dos policías.

Aunque el autobús donde viajaba la familia de Orange, como los aún príncipes herederos, Guillermo Alejandro y Máxima, no resultó dañado, todos sus pasajeros vieron el accidente. Algunos se llevaron las manos a la boca ahogando un grito. A otros les paralizó la sorpresa. La propia reina, y su hermana, la princesa Margarita, tuvieron que sentarse al ver el choque y los cuerpos de los heridos esparcidos por la calzada.

Todavía sobrecogida, Beatriz de Holanda se dirigió al país para dar el pésame a los familiares de los muertos. Después de haber cambiado el vestido de color fresa que llevaba a primera hora por otro azul oscuro, lamentó “que un día tan bonito haya terminado en una tragedia”. Con el rostro demudado añadió: “La gente que contemple lo ocurrido hoy no podrá creerlo. Estoy sin habla y sólo pienso en las víctimas y sus allegados”.

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