El millonario que pudo salvar a Diana de Gales

El millonario que pudo salvar a Diana de Gales

Un romance que pocos conocían, el de la princesa con Theodore Forstmann

Theodore “Teddy” Forstmann era uno de los hombres más ricos del mundo y a la princesa Diana de Gales le fascinaban su poder y su fuerza, y que el atractivo estadounidense, quien le llevaba más de 20 años, estuviera loco por ella y la tratara como a una reina.

El inesperado fallecimiento a los 71 años de Forstmann, en noviembre de 2011, ha traído a la palestra su malogrado romance con Diana. Un romance intermitente que pocos conocían, pero que, según afirma en The Diana Chronicles la periodista Tina Brown “no había terminado y seguía en ebullición, cuando ella se encaprichó con Dodi Al Fayed y murió en el accidente en 1997". En Teddy Forstmann, Diana encontró a un Onassis moderno, a quien las mujeres de su vida nunca olvidaron por ser “todo un caballero”.

A Diana no solo le fascinaba que Teddy tuviera un avión privado Gulfstream, ¡sino que fuera el dueño de la compañía que los fabricaba! También poseía muchísimos otros negocios. Teddy sentía una gran atracción por las mujeres con problemas, un poco atormentadas por la vida, a quienes él podía amar y proteger.

La pareja se conoció en 1994, cuando los sentaron juntos en una cena de gala que lord Jacob Rothschild ofreció en Londres durante el torneo de tenis de Wimbledon. Esa noche, Teddy quedó encantado con Diana, aunque estaba comprometido desde hacía tres años con Debbie Hagerty. La princesa sabía de antemano quién sería su compañero de mesa y había averiguado todo sobre él. Teddy comenzó a enviarle flores, lo que hizo durante tres años seguidos, hasta que ella murió.

La semana en que se conocieron salieron tres veces en Londres. Cenaron en The Compleat Angler, y dicen que Teddy estaba tan fascinado con la princesa, que el menú que tenía en las manos cogió fuego con las velas. El próximo paso de la relación fue invitarla a la isla de verano Martha’s Vineyard, y envió su avión a buscarla a Londres. Aunque fueron inseparables y jugaron tenis todos los días (en una ocasión con conjuntos de ropa idénticos), Diana se quedó en la casa de su amiga Lucía Flecha de Lima para no llamar la atención. En aquellos años se rumoraba que Forstmann quería postularse para la presidencia de los Estados Unidos, y según unos amigos, “Diana ya se veía como una nueva Jackie Kennedy en la Casa Blanca”.

Forstmann y Diana en uno de sus juegos de tenis

El romance continuó en Londres y ella lo invitó varias veces a comer en su apartamento del palacio de Kensington. En esos meses, Debbie Hagerty cumplió 30 años y Teddy le regaló un Lamborghini, lo que a ella le importó poco, pues se peleó con él indignada por su infidelidad con Diana.

A la princesa no le importaba que Teddy tuviera una fiancée en los Estados Unidos, pero le dolió cuando se enteró de que él quería volver con Debbie, a quien le dijo que el romance con la princesa “no era sexual” y que pensaba que Diana “estaba más interesada en su dinero que en él”.

Unos amigos se lo comentaron a Diana, quien se sintió fatal, y dos meses más tarde, cuando Teddy y su novia fueron a esquiar a Aspen, Diana llegó a hacerlo en el cercano pueblo de Vail. Eso no le gustó mucho a Forstmann, quien no visitó a la princesa y la relación se enfrió un poco.

Los amigos de Teddy estaban en contra de ese romance, pues pensaban que Diana “lo utilizaba, ya que tener a su lado a un hombre tan rico y poderoso era ideal en su guerra contra la familia real”. Sin embargo, la amistad no terminó, y poco antes de morir, Diana le había pedido a Teddy que le buscara una casa en la playa de Southampton, cerca de la él, para pasar unas vacaciones con sus hijos. Pero el Servicio Secreto del Reino Unido no aprobó la situación de la casa por asuntos de seguridad, y Diana aceptó la invitación de Mohamed Al Fayed para pasear en su yate en el Mediterráneo, donde conoció a Dodi Al Fayed y comenzó su fatídico romance veraniego.

Dicen que la muerte de Diana destrozó a Forstmann, quien poco tiempo después se peleó con Debbie Hagerty. Sus próximos romances fueron con Elizabeth Hurley y, al final de su vida, con la guapa hindú presentadora de TV Padma Lakshmi (ex esposa del escritor Salman Rushdie). Ella tuvo un hijo estando con él, y aunque no era suyo, sino del también millonario Adam Dell, Forstmann la apoyó e incluso estuvo en el parto. Según muchos, Padma hubiera sido su esposa si Teddy no se hubiese enfermado de cáncer en el cerebro a comienzos de 2011, un mal que avanzó con rapidez, sin responder a los tratamientos más modernos.

Teddy Forstmann tenía dos hijos surafricanos que adoptó en 1990, a través de la Nelson Mandela Children’s Fund, y que vivían con él en New York. Probablemente sean sus herederos, aunque se rumora que Padma recibirá también algo de su fortuna. Forstmann decidió antes de su muerte que parte de su capital sería donado a obras benéficas. Su carácter, generoso y caritativo, se forjó al crecer en una familia millonaria, pero disfuncional, pues su padre era agresivo y alcohólico. Todos dicen que eso lo marcó para siempre y que por eso se sentía atraído por Diana, a quien deseaba cuidar, porque fue abandonada por su madre cuando era pequeña.

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