Depresión en la realeza: ¿felices por siempre?

Princesa Charlene, Príncipe Harry y Masako, Depresión en la realeza

La riqueza, el glamour y una aparente vida perfecta como miembro de la aristocracia no garantiza la felicidad. Depresión en la realeza.

James William Middleton, hermano de Kate, duquesa de Cambridge, sorprendió con una carta abierta que publicó en el diario inglés Daily Mail, en la que confesaba la fuerte depresión que sufrió y que lo hundió en un abismo. Así comenzamos nuestra investigación sobre la depresión en la realeza.

Ahí describió cómo transcurrían sus rutinas emocionales: “Durante días me arrastré. Iba al trabajo y sólo miraba con ojos vidriosos la pantalla de mi computadora, deseando ver pasar las horas para volver a casa”.

Pero una vez que llegaba a su hogar, las cosas no mejoraban y ni siquiera el ambiente próspero que lo rodeaba influía para que su percepción sobre la vida cambiara; por el contrario, sentía que la única salida era el suicidio.

Por fortuna dentro de su perdición había todavía un poco de juicio que lo impulsó a refugiarse en sus mascotas, subirlas al auto y huir sin darle aviso a nadie.

El ambiente del Distrito de los Lagos, en su natal Inglaterra, le ayudó a encontrar la paz que necesitaba para seguir adelante y fue ahí donde decidió compartir su experiencia para contribuir a que nadie más, royal o no, tenga que pasar por lo mismo que él.

“Sabía que si aceptaba ayuda habría esperanza. Era un rayito de luz en la oscuridad”. -James William Middleton

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la depresión afecta a más de 350 millones de personas en el mundo, y se ha alojado con firmeza entre algunos integrantes de la realeza europea directos o indirectos, y es que la presión de vivir en un ambiente que supone una educación estricta, prohibiciones y una libertad casi inexistente, los llevan a sufrir este complejo trastorno mental.

James William Middleton, Depresión en la realeza

James Middleton reflexionaba en la carta sobre su difícil situación: “Sé que soy bendecido y que tengo una vida privilegiada, pero eso no me hizo inmune. Es difícil describir la condición. No es sólo tristeza. Es una enfermedad, un cáncer en la mente”.

Lo que marcó la diferencia fue su decisión de pedir ayuda, pues la ausencia de tratamiento trastoca la existencia de muchos miembros de la monarquía, como los protagonistas de las historias que contamos a continuación.

Masako, la princesa triste

La depresión en la realeza tampoco tiene fronteras. Desde que se casó con el príncipe Naruhito, éste comenzó a presionarla para que se embarazara tan pronto como fuera posible, y para que, además, ese primer hijo fuera varón (¡una situación imposible de controlar por ella!).

La tensión fue uno de los motivos principales por los que Masako cayó presa de la depresión aun cuando esas y muchas otras exigencias de la Casa Real japonesa no le eran desconocidas, ya que su padre Hisashi Owada le transmitió cada detalle del protocolo y la historia de la realeza nipona; sin embargo, es posible que haya pensado que el hecho de que el heredero a la corona le hubiera insistido más de cinco ocasiones para que aceptara casarse con él, pondría a su favor las reglas del juego.

Masako, Nahurito

Eso no ocurrió y, según su biógrafo Ben Hill, autor del libro La princesa Masako, prisionera del trono del Crisantemo, apenas se habían casado en 1993 cuando Masako experimentó la cruenta realidad de la depresión, encierros y convalecencias de los que no ha podido escapar. Hill explica que lo suyo es un claro “resultado del choque entre una mujer moderna y una institución anclada a otro tiempo”.

Ari Behn, el artista del dolor

Es el exesposo de la princesa Marta Luisa de Noruega (hija de los reyes Harald V y Sonia) y un reconocido escritor que ha ocupado su talento con las letras para escribir el libro titulado Inferno, en el que hace un recuento de los peores momentos que vivió tras su separación de la royal en 2016 y de los días grises que lo llevaron a una depresión severa.

De vena artística, Ari ha tenido muchos caminos para expresar sus sentimientos y con tal de hacerlo no le ha importado convertirse en diseñador de vajillas, modelo, pintor, escritor o actor, y es que, pese a vivir un aparente amor de película y haber formado una familia con tres hijas, no era capaz de sentirse satisfecho con su vida.

Él mismo aseguró en una entrevista para la revista noruega Massiv que estaba sumido en frecuentes aflicciones de las que cada vez era más difícil salir debido a la relación conflictiva que mantenía con la familia real noruega, y ya en 2009 predecía su futuro: “Más pronto o más temprano me echarán a patadas de casa. Es mucho peor para quienes viven conmigo tenerme con ellos ahí”.

Sin duda, Ari ha vivido al límite y ha sido un hombre de escándalos desde antes de casarse con la princesa Marta Luisa. Siempre ha llevado a cuestas el distintivo de ‘chico malo’, ya que se tiene registro de su acercamiento a las drogas, de su participación en un documental con prostitutas que consumían cocaína y otros excesos más que lo hicieron ganarse el título de “El Yerno del Infierno”.

La muestra más dura de su depresión que aún no supera queda plasmada en sus hirientes palabras: “Voy a morir sin compañía alguna, solo y amargado. Es como si nunca fuera capaz de atarme a nadie del todo”.

Retrato de la familia real noruega

Charlene, sin sonrisa

Ella ha sido la novia más triste que jamás se haya visto en una boda real. Su interminable llanto durante la ceremonia será por siempre recordado, al igual que su intento de escapar de Mónaco cuando faltaban sólo unos días para que se casara con el príncipe Alberto.

Si ya de por sí la exnadadora tenía que dar un paso en contra de su voluntad y, por ende, sufrir depresión, esta condición se agudizaría más tarde cuando, de acuerdo con una entrevista concedida en 2017 por su prima Christa Mayhofer-Dukor a la revista GlucksPost, tuvo un aborto espontáneo que puso en riesgo su posibilidad de embarazarse de nuevo.

Por fortuna, su deseo de convertirse en madre se hizo realidad con la llegada de los mellizos Jacques y Gabriella.

Las historias que justifican el abatimiento de Charlene incluyen el hecho de que en el contrato prematrimonial que firmó la pareja se establece que la única manera en la que podría separarse de Alberto de Mónaco es dándole un heredero y después dejar pasar un tiempo ‘prudente’, pero desde luego los niños quedarían bajo la custodia del padre, según sentenció el diario inglés Daily Mail en su momento.

De ser eso cierto, con este panorama tan adverso se antoja difícil que la llamada ‘princesa fugitiva’ pueda algún día recuperar una sonrisa feliz y natural.

Princesa Charlene

Víctimas reales de la depresión en la realeza

• EN 2007, ÉRIKA ORTIZ, hermana de la entonces princesa Letizia de España, apareció muerta en su departamento de Madrid. Su primo David Rocasolano dijo en su libro Adiós princesa que Érika acabó con su vida porque no pudo con la presión de ser familiar de una royal.

• HARRY, DUQUE DE SUSSEX, ha admitido que después de la muerte de su madre, la princesa Diana, sufrió de este delicado padecimiento y que a eso se debía su comportamiento rebelde.

• MAGDALENA DE SUECIA lo vivió en 2010 cuando terminó su relación con Jonas Bersgtröm, quien fue su novio por ocho años. Pasó mucho tiempo alejada de sus compromisos hasta que su familia la forzó a seguir adelante.

INÉS ZORREGUIETA, hermana de la reina Máxima de Holanda, se suicidó en junio de 2018. Se presume que una decepción amorosa la orilló a tomar esa determinación.

Por: María del Carmen López / Foto: Archivo
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