La costa de Maine

La costa de Maine

Disfruta unas minivacaciones en la bella y rocosa costa de Maine, en la zona de Nueva Inglaterra

Cuando unos amigos visitan New York, siempre les recomiendo conocer la costa de Maine, en la zona de Nueva Inglaterra. Este viaje lo acabo de hacer y fueron unas minivacaciones divinas. Tres días y dos noches en la costa de Maine les mostrará una “cara” ciento por ciento americana, famosa por sus enormes langostas y su costa llena de acantilados y grandes farallones

Día 1: Salimos de New York a las 8:45 a.m. por la I-95 Norte, y a las 12:30 p.m. estábamos haciendo una parada para almorzar en el pueblo de Kittery. Pronto nos deleitamos con mariscos como solo se pueden saborear en Maine. En el restaurante de la cadena Weathervane Seafoods, situado en un centro comercial de descuento (outlets), almorzamos Sopa cremosa de almejas (Clam Chowder), Lobster Rolls (Sándwich de ensalada de langosta, que es el plato típico de Maine) y camarones fritos, dulzones y frescos, ¡un delicioso primer encuentro con los sabores de la región! Fuimos a la costa, a cinco minutos del restaurante, y encontramos enseguida otra visión de los Estados Unidos, con campos de flores silvestres junto al mar, casas de madera con sus banderas americanas y el alegre ambiente mitad campestre y mitad náutico de Maine. Una hora más tarde tomamos de nuevo la carretera I-95 Norte, conduciendo una hora hasta Freeport, donde hicimos buenas compras, pues hay outlets de diseñadores.

Freeport es un pueblo dedicado al shopping, donde las tiendas son casitas antiguas rodeadas de jardines. Mandamos a hacernos bolsos de lona con nuestras iniciales (las célebres Bean Bags) en L.L. Bean (abierta 24 horas al día los 365 días del año) y compramos maravillas en Burberry y en Polo Ralph Lauren. Después seguimos el viaje hacia el norte, al lindísimo pueblo pesquero de Boothbay Harbor, a donde llegamos a las 5 p.m., justo antes de la puesta del sol. Vimos un atardecer bello, con barquitos de vela y viejos barcos de pesca alternando con enormes yates, y desde nuestra terraza del encantador Brown’s Wharf Inn, el sol volvía el agua color coral. ¡Una sensación maravillosa en Boothbay Harbor, paraíso de los barcos y la pesca! Esa noche comimos en The Lobster Dock Langostas al vapor con mantequilla y fuimos a Commercial Street, en el pueblo, para caminar por sus tiendecitas y oír jazz interpretado por una orquesta callejera.

Día 2: A las 9 a.m. fuimos al otro lado del pueblo, a Fishermen’s Wharf, donde tomamos un crucero de tres horas y media, que nos llevó en alta mar a ver ballenas. Fue una experiencia maravillosa, pues también vimos los animalitos típicos de Maine llamados puffin (parecen una mezcla de pájaro común y pingüino), y su famosa costa. En este pueblo hay disponible un trolley o coche gratis que lo recorre, y muchos cruceros y viajes en barco. Después comimos un brunch de Pancakes de blueberries (fruta típica de Maine) en el sencillo Blue Moon Café junto al puerto, y dejamos atrás Boothbay Harbor para recorrer durante 30 minutos su costa de Ocean Point, donde unas focas descansaban bajo el sol. ¿Nuestro próximo destino? La playa de Ogunquit, llamada por los indios Abenaki -que originalmente la habitaron- “bello lugar junto al mar”, a la que llegamos por la carretera expresa en una hora y media.

Nos quedamos en la ruta US 1 en The Mariner’s Resort (un motel cómodo, sin mucho charme, pero conveniente y con aire acondicionado). Y al caer la noche fuimos por el centro del pueblito para conocerlo (su Shore Road tiene lindísimos bed and breakfasts, restaurantes, etc.), hasta llegar a Perkins Cove, donde hay más tiendecitas y restaurantes al aire libre, y de donde salen cruceros de todo tipo. Pusimos broche de oro al día cenando con vista al mar en Oarweeds, ¡langosta, por supuesto!, aunque esta vez era “langosta-para gente-perezosa”, pues no hay que sacarla del carapacho y es pura masa horneada con vino y mantequilla. Muchas personas que visitan Ogunquit hacen la popular caminata por el llamado Marginal Way, un camino rústico que sale de la playa y sigue 2 kilómetros (1¼ millas) por las rocas de la costa hasta llegar a Perkins Cove.

Día 3: Quisimos aprovechar el día antes de regresar a New York (entre 4 horas y media y 5 horas desde Ogunquit) y por la mañana volvimos a Perkins Cove a tomar un crucero de una hora llamado Lobstering Trip. Este nos mostró desde el agua la enorme playa de Ogunquit y la bella línea de la costa con los farallones de Maine, donde el capitán del barco nos enseñó cómo se atrapan las langostas. Al regreso almorzamos al aire libre en Barnacle Billy’s. Salimos de Ogunquit rumbo sur, por la carretera US 1 y después US Alt 1, y en cinco minutos estábamos en el pueblito de York (estilo americano años 30), para ver el faro Nubble Light en el Cabo Needick. Otra de las características de Maine son sus antiguos faros y ahí nos sentamos un rato a disfrutar de la vida antes de regresar a New York.

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