Un paseo por la Viena prenavideña

Un paseo por la Viena prenavideña

Una ciudad llena de tradición y con muchas actividades para todos los gustos

El centro de Viena tiene el aspecto de un escenario de la época imperial, con los edificios suntuosos del siglo XIX pegados unos a otros. Es un escenario que genera una emoción especial en la época prenavideña, con el árbol de Navidad más grande de la ciudad frente al ayuntamiento.

Cuando uno da un paseo por el centro desde el museo Albertina, lo primero que llama la atención es el mar de luces brillantes. Dos millones y medio de bombillas bañan las calles comerciales con una suave luz amarilla. Guirnaldas de estrellas brillan sobre la Kärtnerstraße, la calle principal del centro de Viena.

Durante todo el año, la zona peatonal del centro de Viena está llena de vida cada fin de semana. En diciembre, la Kärtnerstraße es uno de los lugares de reunión centrales en la capital austriaca. Los cafés están llenos de gente. Estudiantes, hombres de negocios y jubilados se refugian en ellos para protegerse del viento helado vienés de diciembre.

“Peinado de tormenta” es el término que usan los vieneses para referirse al cabello alborotado por el tiempo prenavideño. Quien quiera conquistar un lugar en uno de los cafés acogedores necesita un poco de suerte. Generalmente no es posible reservar mesas, a pesar, o justamente a causa de la gran afluencia de clientes.

En esta ciudad, cada mercadillo tiene su propio carácter, y muchos de estos están tan cerca que en el centro de Viena uno puede ir de uno a otro callejeando.

El mercado Altwiener, en la plaza Freyung, es considerado como el más antiguo de toda Viena. En los sencillos puestos de madera colocados en la pequeña plaza, los vendedores ofrecen artesanía tradicional y castañas calientes. Además, hay Punschkrapferl, un bizcocho típico de Viena, y nueces escarchadas.

En toda la ciudad están repartidos unos 25 grandes mercados navideños. Uno de los más recientes es el situado junto a la catedral de San Esteban, que fue inaugurado hace pocos años. Los puestos multicolores casi están pegados a la fachada del templo medieval, una imponente construcción que se alza hacia el cielo vienés hasta una altura de 135 metros.

A quien logre subir los 343 escalones en el lado sur de la catedral le espera una impresionante vista panorámica de Viena. En el tiempo de Adviento ya empieza a oscurecer a las cuatro de la tarde. A partir de esa hora, toda la ciudad se ilumina.

Los amantes de los dulces no deberían desaprovechar la ocasión para visitar el parque del Palacio Schönbrunn, la antigua residencia de los emperadores de Austria. En el extenso parque hay puestos donde se venden Zuckergusszauber, un tipo de pastel glaseado característico de la repostería vienesa.

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