En los últimos años, hemos adquirido mayor consciencia de la importancia de cuidar nuestra piel, sin embargo; esto puede resultar complejo si no conocemos qué hábitos o rutinas son los más adecuados, ya que esto dependerá de nuestro tipo de piel.
Por si no lo sabes, los tipos de piel se clasifican en normal, seca, grasa y mixta, y cada una requiere de atención y cuidado distinto por sus características.
Piel normal
Siéntete afortunada si tu rostro es de este tipo de piel, ya que es el que tiene mayor equilibrio. Su textura es suave y elástica, sin excesiva producción de sebo y los poros también están cerrados, lo que te brindará un aspecto sedoso. Además, las posibilidades de tener reacciones alérgicas, enrojecimiento en la piel o problemas de acné son mínimas.
Para cuidarla, es recomendable usar geles de limpieza purificantes, cremas hidratantes y protectores solares. También puedes agregar lociones o tónicos, sérums y aceites que sean específicamente para este tipo de piel.
Piel seca
Este tipo de piel tiene poca producción de sebo y por lo mismo, provoca una falta de lípidos que retienen la humedad, dando lugar a que se irrite o se enrojezca. Por eso, es importante usar espumas, barras de limpieza o lociones para pieles sensibles. También se recomienda aplicar una crema hidratante varias veces al día.
Como tip, busca un desmaquillante que sea a base de glicerina para que tu piel no se reseque y procura no usar jabones fuertes o productos con aceites cítricos y de ingredientes agresivos, pues esto solo dañará más tu piel.
Piel grasa
Se caracteriza por favorecer la aparición de granos, espinillas o acné, debido a su producción excesiva de sebo y los poros abiertos o dilatados. Es muy fácil identificarla ya que si la tienes, seguramente tu rostro se verá muy brillante.
Para las pieles grasas, lo más recomendable es lavar el rostro solamente en la mañana y en la noche y no exfoliarlo con mucha fuerza, así como probar cremas sin aceite o mascarillas de arcilla. Mientras que para desmaquillarte, te sugerimos hacerlo con toallitas de limpieza facial.
Piel mixta
Como su nombre lo dice, combina rasgos tanto de la piel seca como de un cutis grasoso, y por lo mismo es más difícil identificarla. Para descubrir si es tu caso o no, puedes fijarte por ejemplo en la frente o nariz. Si ves que en esas partes tienes mucho brillo o grasa, y las mejillas se resecan o se ponen rojizas, entonces tienes piel mixta.
Para su cuidado necesitarás difrentes tipos de producto, uno para las zonas grasosas y otro para las partes más secas. En estos casos, usa un dermolimpiador que sea apto para todo tipo de pieles y toallitas limpiadoras donde se acumule más brillo. Mientras que para hidratar, aplica una loción o un sérum en las partes con más grasa y una crema en donde se requiera una mayor humectación.
