La cienciología y las estrellas

La cienciología y las estrellas

Atracción peligrosa, la controvertida cienciología cuenta con algunos miembros destacados de Hollywood

Hace muchos años, en una galaxia lejana... un malévolo dictador galáctico llamado Xenu resolvió el problema de la sobrepoblación transportando a trillones de seres a la Tierra en grandes aviones espaciales. Una vez en nuestro planeta, Xenu los concentró alrededor de volcanes y los fulminó sin piedad. Esto ocurrió hace 75 millones de años y fue solo el comienzo de una larga odisea espacial, ya que las almas de estos muertos fueron capturadas, encerradas en cajas y adoctrinadas con falsas ideas que las limitan. En el presente, algunos remanentes de esos extraterrestres, llamados tétanos han quedado atrapados en nuestros cuerpos, creándonos todo tipo de conflictos. Pero el problema tiene solución: solo tenemos que librarnos de estos confundidos seres intergalácticos en nuestro interior, para gozar de mejor salud y paz mental; además, con el tiempo y la consejería adecuada llegaremos a tener superpoderes, como, por ejemplo, el de la mente sobre la materia.

Esas son las creencias básicas de la religión conocida como cienciología. Fundada en 1953 por el escritor de ciencia ficción L. Ron Hubbard, propone “rehabilitar espiritualmente” a sus seguidores por medio de un largo y arduo proceso a base de “auditorías” secretas. Este, que tiene varios niveles y puede llegar a costar cientos de miles de dólares, requiere el uso de un aparato electrónico -muy parecido a la utilería espacial que aparece en los filmes de ciencia ficción de los años 50- creado por el mismo Hubbard. De acuerdo con este, el electrosicómetro es tan sensible, que no solo es capaz de detectar cambios en la mente reactiva de las personas, sino también en las frutas y los vegetales. “Los tomates gritan cuando los cortan”, aseguró Hubbard.

Está de más decir que esta religión, que muchos llaman un culto que les lava el cerebro a sus seguidores, ha sido el blanco de críticas y acusaciones, principalmente por parte de quienes han renunciado a ella. Como es el caso de Paul Haggis, el guionista del filme Million Dollar Baby, quien alega que el FBI investiga a esa iglesia por usar a muchos de sus miembros como esclavos para construir y mantener sus lujosas sedes alrededor del mundo; que fuerza a niños a firmar contratos por “millones de años” y que a veces usa la fuerza física para evitar que sus miembros escapen de sus centros. Según Haggis, los que intentan renunciar deben pagar una cuenta por la “consejería” que recibieron cuando eran miembros de la iglesia, que muchas veces sobrepasa los cientos de miles de dólares.

Todo esto nos lleva a la pregunta del millón: ¿cuál es la atracción que esta religión ejerce sobre estrellas del calibre de Tom Cruise y Katie Holmes, John Travolta y Kelly Preston, y Kirstie Alley, entre otros?

DETRAS DE LA FACHADA

En 1955, L. Ron Hubbard inauguró el “Proyecto Celebridad” con el fin de atraer a las celebridades a su recién creada religión. La meta de Hubbard: reclutar a figuras de la talla de Marlene Dietrich, Greta Garbo, Groucho Marx y Walt Disney, con el fin de usar su poder de atracción sobre el público para agrandar sus filas. “Si traen una de ellas a casa, recibirán una pequeña placa”, escribió Hubbard en una publicación de la iglesia (vale aclarar que ninguna de estas celebridades mordió el anzuelo).

Para Hubbard, como hoy día para su sucesor David Miscavige, los famosos le otorgaban credibilidad, brillo y glamour a una religión que fue creada hace menos de 60 años.

“La rehabilitación de las celebridades que han alcanzado o están a punto de alcanzar su momento cumbre de fama... ayuda a la rápida diseminación de la cienciología”, expresa un comunicado interno de esta organización. Es por eso que la iglesia creó sus famosos Centros de Celebridades, con sede en Los Angeles, París y otras grandes ciudades.

“A las estrellas se les mima y se les trata como reyes en los mejores edificios, rodeados de preciosos jardines, con lujos y amenidades que el resto de los miembros jamás disfruta”, reveló un exmiembro. “Ellas desconocen lo que realmente ocurre en esos centros: la crueldad, el abuso y los intentos de suicidio”.

Un reporte publicado en factnet.org señala que esto se debe a que muchos ignoran que la llamada “consejería” que reciben no es más que hipnosis y lavado de cerebro. Pero otros exmiembros sugieren algo más diabólico.

“Cuando las celebridades entran en el proceso de auditoría revelan sus más íntimos pensamientos y secretos. Incluso sus pecadillos e indiscreciones sexuales. Todo esto es grabado y guardado en archivos secretos. Cuando uno de ellos intenta desertar, surge el chantaje”, contó uno.

Haggis declaró en el mes de febrero de este año: “Apuesto a que dentro de dos años van a leer que estoy involucrado en un escándalo que aparentemente nada tiene que ver con la iglesia”.

UN MUNDO MAGICO

Mientras se mantengan fieles a su religión, nada afectará a las superestrellas, quienes viajan en jets privados y se hospedan en lujosos palacios con jardines, piscinas, gimnasios y salones de recreo que recuerdan Las mil y una noches.

Atendidos personalmente por expertos en el manejo de las celebridades, estas reciben no solo apoyo emocional y consejos profesionales, sino algo que toca su punto más vulnerable: adoración total.

Yvonne Jentzsch, la ya desaparecida directora y fundadora del primer Centro de Celebridades, decía que la manera de atraer a los famosos era muy sencilla: “Hay que bombardearlos de admiración”.

No hay que olvidar que muchas estrellas entran al medio artístico para alcanzar la fama y, con ella, la admiración y la adulación del público. Esto los hace vulnerables a los “bombazos de admiración” que lanzan los altos miembros de la cienciología.

Además, a las celebridades se les inculca que unirse a esta “iglesia mundial” las convierte en parte de una élite secreta y especial con un “destino histórico”. Para el famoso, que muchas veces por depender del favor del público sufre de más inseguridades que la persona promedio, este anzuelo es difícil de resistir, porque alimenta y abona su ego. Esta táctica, unida a las “pruebas de personalidad” para determinar quién es vulnerable a la sugestión, es un arma muy poderosa.

VIVEN EN LA IGNORANCIA

Si después de todo esto hay problemas en el paraíso, las estrellas no tienen forma de enterarse, porque a los “simples mortales” -esos miembros anónimos que trabajan por menos de 50 dólares a la semana y sufren de desnutrición- se les tiene terminantemente prohibido hablar con ellas.

André Tabayoyon, desertor de esta religión, recuerda lo que ocurrió cuando alguien violó esa estricta regla: “A nadie se le permite hablar con Tom Cruise cuando él visita el centro. En una ocasión un jardinero se dirigió a él y eso causó una gran conmoción en la base”, reveló.

Otro miembro expresó que además de prohibir el contacto con las celebridades, a estas se les mantiene completamente ignorantes de la realidad, pues “cada vez que ellas escuchan algo negativo les dicen: Todo eso es mentira, no prestes atención”.

Algunos aseguran que quienes han logrado vislumbrar lo que ocurre detrás de la fachada no se atreven a desertar, pues temen el chantaje. Simplemente, están atrapados.

LA GRAN INTERROGANTE

Muchos se preguntan si ahora que el FBI investiga las alegaciones de abuso contra la iglesia de la cienciología, al fin se descorrerá el velo y se sabrá exactamente lo que pasa dentro de los herméticos centros. Pero existe una gran interrogante: después de abrir los ojos, ¿renunciarán las estrellas a esa controvertida iglesia? Nadie lo sabe. Haggis admite que “me siento avergonzado por los años que pasé dentro de esa religión”.

Por su parte, Tom Cruise -lo mismo que Travolta- defiende su religión, a la que considera víctima de la desinformación. “La cienciología me dio las herramientas para triunfar en la vida”, asegura el actor.

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