Hugh Jackman, el hombre del momento

Hugh Jackman

Real Steel es su nuevo filme y fue el pretexto perfecto para que este actor australiano hablara con VANIDADES

Parece que Hugh Jackman posee el secreto de la vida perfecta: a pesar de su fama en Hollywood y de ser uno de los mayores símbolos sexuales de la última década, no se le conocen escándalos y ha tenido un envidiable matrimonio de 15 años con la actriz australiana Deborra-Lee Furness, con quien tiene dos hijos adoptados y quien también es su representante.

Ahora, Jackman sigue su ascenso con Real Steel, una especie de Rocky futurista donde los robots han sustituido a los hombres en las arenas de boxeo y lucha. El actor regresa en un papel muy distinto a los que le conocemos: no es el galán tratando de conquistar a una mujer ni está encarnando a un superhéroe al estilo de Wolverine, sino que interpreta a un ex boxeador fracasado que promueve peleas de robots para subsistir y que, después de 11 años, tiene que cuidar al hijo por el que nunca se preocupó.

Real Steel no es la típica película de Hugh Jackman. ¿Qué te llevó a aceptar el personaje de Charlie Kenton?
Me encantó la idea de la relación entre padre e hijo que propone la película. La disfruté mucho y me conmovió, me encantó interpretar a este personaje subestimado, que ya pasó su mejor época, que es ignorado, está desesperado y luego llega su hijo, del que nunca se preocupó. Es ahí donde recibe otra oportunidad, es la parte humana la que me hizo interesarme en la película. Por otro lado, no estaba buscando un filme familiar, simplemente me llegó el guión, lo leí y me atrajo. Cuando Shawn Levy aceptó dirigirlo hizo que me interesara aún más el proyecto. Sabía que era una película grande, pero que no estaba enfocada en mí ni que solo querían hacer dinero. Además, las escenas de acción no las hago yo, lo que me gustó mucho.

Charlie es un padre irresponsable y un fracaso total, parece ser lo opuesto a ti. ¿Hay algo en lo que te identificas con él?
Claro, en el miedo a fracasar. Yo lo percibo de una manera distinta que Charlie, y entiendo que una segunda oportunidad puede ser más intimidante que la primera, porque ya sabes lo que es fallar. Yo me fuerzo a decir que sí cuando me enfrento a algo en lo que temo equivocarme, porque no quiero ser prisionero del miedo, eso es peor que el miedo en sí.

Charlie ha sido rechazado y está aterrado con la idea de que solo tiene una oportunidad más para redimirse consigo mismo; si falla, vivir con eso sería más difícil. Está molesto con el mundo y con todo lo que le rodea, para él la vida apesta, ha hecho su esfuerzo, y no quiere culparse a sí mismo, pero cuando se da cuenta de que todo ha sido su culpa, trata de arreglarlo y no resulta; eso debe ser devastador. Yo no percibo que mi vida haya sido una lista de fracasos, como Charlie, pero el miedo a fallar lo comparto con él.

FOTOGALERÍA: HIGH JACKMAN Y OTROS AUSTRALIANOS INTERNACIONALES

¿Cuál fue el primer paso para crear a tu personaje?
Ponerme en contacto con alguien que se sintiera fracasado, que tuviera una mala imagen de sí mismo y averiguar qué es lo que hace que una persona piense de esa forma e intente deliberadamente ser desagradable, que no quiera a nadie cerca de él. El lado emocional fuelo primero porque, para mí, esta película es sobre la relación entre padre e hijo; lo del boxeo tiene que verse real, pero lo primordial es lo otro.

Al final de la película Charlie no gana, pero obtiene el respeto que no tenía. ¿Qué prefieres en tu vida: ganar o ser respetado?
Me gusta competir, así que me gusta ganar. En Australia tenemos un dicho que básicamente se resume a que lo único de lo que te puedes arrepentir es de no haber intentado hacer algo, no importa que hayas fracasado. Respeto mucho eso de mí y de los demás que lo hacen al decir “voy a luchar por eso, lo pueda lograr o no”. Así es que al final, prefiero ser reconocido por tener ese espíritu que por ganar o perder en algo.

¿Alguna vez has apostado todo lo que tienes por algo, como lo hace tu personaje en esa cinta?
Claro, al dedicarme a la actuación. Recuerdo el momento en que decidí hacerlo, de hecho quería estudiar actuación cuando empecé mi carrera de comunicaciones, pero tenía miedo en ese entonces. Al comentárselo a mis amigos me dijeron que mejor consiguiera un trabajo. La escuela de drama me encantó, pero cuando me faltaba un mes para acabar sentí ese temor de haberlo apostado todo por algo y que posiblemente iba a perder, porque no importa si eres bueno o malo: o consigues un trabajo actoral o estás acabado.

Como dices, esta cinta es sobre la relación entre padre e hijo. ¿Te enseñó algo esta película para aplicarlo a tu vida personal, con tus hijos?
Hay una frase que escribió Shawn y que dice Dakota Goyo (quien interpreta a su hijo Max) que me encantó: “Lo que quiero es que pelees por mí, es todo lo que he querido, alguien que pelee por mí". Como padre tienes muchas tareas pequeñas, como lo que les vas a aconsejar para que sepan cómo tratar a las mujeres, o lo que les vas a decir cuando te lleguen con malas notas, pero si al final tus hijos sienten que estuviste ahí y peleaste por ellos, ese es el regalo más grande que pueden recibir.

¿Te entrenaste de alguna forma para hacer este papel?
Todas mis escenas de boxeo de sombra están hechas con una persona enfrente, y tuvimos que coreografiarlo juntos. Eso, en realidad, viene de mi experiencia en el teatro musical. Creo que el mejor entrenamiento para escenas de peleas es bailar, pero recibir un golpe y tirar otro es una de las cosas más difíciles, porque es una extraña mezcla de tensión y relajación, muy parecida a lo que es el baile.

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¿Ya tenías relación con el boxeo antes de hacer esta película?
Amo los deportes con locura, y aunque el dinero les quite la legitimidad, los voy a seguir viendo. Me gusta mucho el boxeo, y también me entrené en un gimnasio porque quería que pareciera que sabía tirar golpes. El entrenador me dijo que me iba a enseñar como si fuera a una pelea de campeonato, pero que no me iba a pegar como si estuviera en ella. Mi papá fue campeón de boxeo en el ejército inglés y siempre comentaba sobre los deportes.

Hablando de otros personajes que has interpretado, ¿tienes alguno que sea especial para ti?
Probablemente el que hice en el teatro: Peter Allen en The Boy from Oz (el musical por el cual ganó un Tony). Fue el más divertido de todos, me encantó interpretarlo porque fue tan divertido como complejo. El otro sería Wolverine, ¿cómo podría dejarlo a un lado si ha sido parte de mi vida por los últimos 10 años? De alguna forma quiero a todos mis personajes, pero esos dos son muy especiales para mí.

¿Qué hay del papel que merecía más crédito del que recibió?
Definitivamente Robert Angier de The Prestige es un gran personaje y, en general, la película merecía más. El guión era muy bueno y Christopher Nolan hizo un gran trabajo dirigiendo. Otro que también merecía más fue el de The Fountain, pero pasó inadvertido. La verdad es que no sé por qué, pues es una gran película.

¿Cómo defines una buena película?
Es la que te puede hacer llorar, reír y pensar, y esta es una de esas películas, pero creo que el mejor ejemplo es Dead Poets Society. Cuando se logra todo eso estás hablando de una buena película.

Un par de años atrás fuiste el conductor de los premios Oscar. ¿No fue intimidante hacerlo en un programa con tanta audiencia en vivo?
No, esa noche no tenía miedo. De hecho, la vez que he estado más asustado en mi vida fue cuando canté el himno nacional en un partido de rugby entre Australia y Nueva Zelanda. Iba a estar frente a 100.000 personas y me dio un ataque de pánico la noche anterior, porque la gente que es abucheada no vuelve a trabajar en eso. En los Oscars tuve muchos ensayos, entre más haces algo menos miedo sientes, porque te das cuenta de que el resultado final no es tan importante como parece. Creo que tenía más miedo en mis exámenes de la preparatoria que en los Oscars. En su momento crees que si no los pasas tu vida se acabó y no tendrás más oportunidades, pero entre más haces algo menos miedo te da.

¿Te gustaría que tus hijos eligieran el camino de la actuación?
Si los van a hacer felices, claro que sí. No los dejaría ahora a menos que ellos mismos no lo pudieran evitar y fueran niños prodigio de la actuación. Hay muchos lugares para que empiecen a actuar, como los teatros escolares. Yo los disfruté en su momento, pero no me gustaría que lo hicieran de manera profesional; quiero que sigan yendo a la escuela.

¿Cómo era tu vida antes de ser famoso?
¿Sabes? Solo soy el tipo alto que sirvió para la cabeza de Wolverine. Yo era flaco, pero no he regresado a como era mi cuerpo, porque tengo que seguir haciendo películas de Wolverine y sé lo difícil que es ponerse a tono para ese papel, y lo tengo que hacer cada tres años. La primera vez que tuve que ganar peso fue para hacer La bella y la bestia en el teatro. Esa fue también la primera vez que fui al gimnasio. Trabajé en uno durante cuatro años y nunca levanté una pesa, pero tenía que hacer que todo mundo hiciera ejercicio. ¡Era ridículo! Veía a todos queriéndose poner en forma y me decía: "¿Para qué quieren eso? ¿De qué te sirve en la vida estar en forma?”.

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