Ralph Fiennes, actor y director

Ralph Fiennes

Dirige su primera película, una obra de Shakeaspeare totalmente modernizada

En el cine estamos acostumbrados a verlo como el malvado de la película. Solo tiene que mirar serio, bajando un poco la barbilla y hablar pausadamente, para que Ralph Fiennes genere el miedo que lo hizo famoso en películas tan distintas como Schindler’s List y Harry Potter. Sin embargo, en persona es todo lo contrario. Con una sonrisa al saludar, el actor demuestra que es completamente diferente. Hasta en el campo profesional intentó enseñarnos que es mucho más bueno de lo que pensamos, cruzando del otro lado de la cámara para dirigir su primera película: Coriolanus, con Gerard Butler y Vanessa Redgrave, con la genial idea de una versión superactualizada de Shakespeare.

Además de usted, también han estrenado sus películas como directores George Clooney y Madonna. ¿Qué tiene de especial un actor para que pueda ser mejor director de cine?

¿Mejor que quién? (ríe)

Mejor que otros directores que no son actores.

No lo sé. Supongo que para algunos actores dirigir es una progresión natural. Después de hacer tantas películas, me di cuenta de que me fijaba cada vez más en las decisiones que tomaban los directores. La cámara, el lugar de filmación, los vestuarios, todo. En especial, cuando trabajé con Anthony Minghella, porque este permitía mayor colaboración y me sentí parte del proceso del rodaje. Pero creo que los actores también quedamos a merced de demasiadas decisiones (dice riendo). Y llega un punto en el que uno quiere ser la persona que las toma. Por eso nos convertimos en directores.

¿Qué opina el actor Ralph Fiennes del director Ralph Fiennes, y viceversa?

(Se toma unos segundos para pensar la respuesta). Creo que al actor Ralph Fiennes le hubiera gustado que el director Ralph Fiennes le hubiese dado más tiempo en el rodaje de Coriolanus, porque se la pasaba preocupándose por otras personas (risas). El director mira las interpretaciones de los actores y les agradece que estuvieron a su alrededor y lo ayudaron a hacer una excelente película, con buenos ángulos. El director también agradece que tuvo un buen editor que escogió las mejores interpretaciones (vuelve a reír).

Ralph Fiennes es el mayor de siete hermanos. Nació el 22 de diciembre de 1962 en la inglesa ciudad de Suffolk. De la mano de su madre Jini aprendió literatura, cuando ella se convirtió en su maestra particular, porque la familia no podía afrontar los costos de una escuela. Tampoco le fue mal con los estudios y después de terminar la escuela secundaria, Ralph entró al Chelsea College of Art and Design en Londres, para seguir con las clases de actuación en la Royal Academy of Dramatic Art. Después de graduarse en 1986, se dedicó al teatro, en el Open Air Theatre y en la prestigiosa Royal Shakespeare Company. Pero el cine tardó en llegar...

Ralph ya había cumplido los 30 años cuando debutó en 1992 en el filme Wuthering Heights, que sir Laurence Olivier había hecho unos años antes. La película no recibió tan buena crítica, pero la actuación de Ralph fue suficientemente convincente para que Steven Spielberg lo llamara para el personaje que cambiaría su carrera. Personificando al nazi Amon Goeth de Schindler?s List, recibió la primera nominación al Oscar y la atención de otro grande como Robert Redford, quien lo contrató como el inteligente participante del juego de preguntas Charles van Doren en el filme Quiz Show. Otra nominación al Oscar llegó en 1996 con la película The English Patient, con Kristin Scott Thomas y Juliette Binoche.

Durante un tiempo, Ralph perdió cierta popularidad cuando fracasó junto a Uma Thurman en la versión para el cine de la serie de televisión The Avengers. Pero no tardó en recuperar su prestigio al protagonizar The End of the Affair, una historia ambientada en la Segunda Guerra Mundial, con Julianne Moore. Tuvo éxito en el teatro y ganó un premio Tony con su interpretación de Hamlet en Broadway, en marzo de 2001; también fue galardonado con el trofeo William Shakespeare del Shakespeare Theatre en Londres. Y es justamente con otra historia de Shakespeare con la que ahora se convierte en director de cine.

¿Qué lo llevó a elegir una obra de Shakespeare para su primera película?

Yo ya había hecho la obra en el teatro hace 10 años y me dejó muy buena impresión. Creo que el tema tiene impacto en todas las épocas, en especial hoy, por la incertidumbre que existe en el mundo: las convulsiones sociales y políticas, las guerras y la tensión entre la naturaleza de los líderes y la voz de los pueblos. Me parece que combina continuamente el suspenso político con una tragedia griega.

La idea de Ralph Fiennes fue bastante original: modernizar Coriolanus, la obra de Shakespeare, como si fuera una guerra contemporánea, incluyendo a periodistas de TV, cámaras de teléfonos celulares, bombas y tanques, pero conservando los diálogos y el clásico estilo de hablar de Shakespeare. Ahora, el éxito dependerá del gusto de la gente.

¿Qué tan difícil fue vender la idea de hacer en el cine una obra de Shakespeare como Coriolanus? ¿Cómo pudo convencer a los productores para que aceptaran una versión polémica como esa?

Bueno, llegué en medio de un momento financiero muy difícil, porque tratábamos de hacerla justo después del golpe económico del 2008, cuando no había demasiada confianza en los mercados, particularmente en el del cine. Siempre fue difícil vender la idea, pero el guión de John Logan era muy claro. Cualquiera que lo leyera tenía ganas de dar vuelta a las páginas y eso dio bastante confianza. También trabajé con tres productores maravillosos que tuvieron fe en mí. Siempre hay que insistir. Poco a poco, las piezas van cayendo en su lugar.

¿Quién tuvo la idea de modernizar a Shakespeare?

El guión es el resultado de una gran colaboración que tuve con el guionista John Logan, el mismo de Gladiator y The Aviator. Yo le di la idea de hacer una versión actualizada de Coriolanus y escribió un guión genial, pero editamos el texto agresivamente. Ese fue el primer gran paso para que la película fuera una realidad. Agregamos cámaras con teléfonos celulares, como si la gente fuera a subir las imágenes de la guerra a YouTube, porque está ambientada en el presente. No tiene ninguna fecha específica, pero tampoco quería que fuera futurística, sino que pareciera actual. Ahora mismo hay toda una revolución ecológica en Teherán, todos toman fotos con los teléfonos celulares, constantemente. Y me pareció lógico que formara parte del mundo que vivimos, donde cualquier político que camina por la calle puede ser fotografiado o grabado en video.

¿Y el análisis político de los periodistas en una historia de Shakespeare?

John Logan tuvo ideas geniales y esa fue una de ellas. A él se le ocurrió que podía agregar un noticiero. Y es gracioso, porque hay una escena donde al principio nos pusimos a discutir lo bueno y lo malo de Coriolanus y después pensamos que teníamos que quitarla, para hacer la película más corta. Pero cuando la estábamos editando necesitamos algo para darle contexto al argumento político y nos fuimos a la BBC para pedirles ayuda. Así terminamos agregando esa pequeña escena.

¿Ensayaron la película, como las obras de teatro, o tuvo menos tiempo, como es usual en el cine?

Me hubiera encantado tener una semana más de ensayos antes del rodaje, pero como todos tenían los horarios ocupados, no pudimos. Terminamos ensayando los fines de semana. Trabajamos cinco días a la semana, pero en el segundo día de descanso, ensayábamos. En cierta forma, nos reuníamos en una habitación, todos en la misma mesa, para que cada uno pudiera leer sus diálogos y escuchar a los demás.

¿Por qué cree que hay tanta diferencia en las interpretaciones de los actores cuando se trata de una obra de Shakespeare en el escenario y en el cine?

La primera diferencia es que en el teatro hay un espacio donde te tienen que escuchar. A veces el lugar es demasiado grande y se necesita transmitir una idea y un texto muy complejo a 800 personas. En el cine, la cámara está mucho más cerca, hay micrófonos y se logra cierta intimidad. Pienso que el problema de Shakespeare con el cine es que tiene demasiadas palabras, lo que a veces no funciona tan bien en una película. En el teatro se busca la conversación y las demandas físicas son diferentes, pero la intimidad del cine es muy buena para las obras de Shakespeare.

¿Vio la película Anonymous? ¿Qué piensa de las diferentes teorías que hay sobre el verdadero autor de las obras de William Shakespeare?

¿Si es verdad que Shakespeare a lo mejor no escribió las obras de teatro? Supongo que la discusión no tiene final, porque no creo que la reacción que uno puede tener con las obras pueda cambiar por el solo hecho de que las haya escrito otra persona. No conozco bien el razonamiento, porque no vi la película Anonymous ni seguí los argumentos que plantean para pensar que no son obras de Shakespeare. Yo creo que son de él. Ese jovencito que nació en Stratford-upon-Avon, en Warwickshire, Inglaterra, tenía un talento extraordinario y escribió sus obras de teatro. Pero al final, esas obras tienen vida propia y podemos disfrutarlas como verdaderas piezas dramáticas. Por eso funcionan tan bien.

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