Ilumina todas las áreas de tu vida

Ilumina todas las áreas de tu vida

Te decimos cómo evitar ver un panorama negro ante determinada situación cuando, quizá, no lo es

En tiempos de crisis, la pareja, las relaciones, el trabajo, la economía familiar y el estado de ánimo individual se ven perturbados por emociones y pensamientos sombríos. Te damos unas claves prácticas para arrojar luz sobre todas las áreas de la vida.

Discusiones con compañeros de trabajo con los que antes nos llevábamos bien. Enfrentamientos con nuestra pareja por temas triviales o de dinero. Sensación de ahogarse en un vaso de agua y de que no podemos afrontar tantos problemas. Angustia ante el cúmulo de desgracias que supuestamente se avecinan?

“Son algunos de los efectos colaterales de las situaciones de incertidumbre y adversidad como las que ahora afectan a buena parte del mundo y que conducen a muchas personas a ver el panorama totalmente negro o más oscuro de lo que en realidad es”, señala la psicoterapeuta Carmen R. Velasco, experta en tendencias sociales.

“Nadie niega la existencia de una crisis que está afectando las situaciones familiares, sociales y personales de mucha gente, pero buena parte del sufrimiento mental que padecen muchas personas no se debe a lo que les está sucediendo, sino a lo que temen que pueda sucederles en el futuro”, agrega Velasco.

“En todo caso, como reza un proverbio budista, ‘no es con el desaliento como se sale de un pozo sino buscando la luz’”, dice la experta, quien destaca que “incluso aunque tengamos problemas verdaderos, una actitud pesimista sólo puede contribuir a agravarlos y a dificultar la búsqueda de salidas o soluciones”.

“Durante las etapas de tensión psicológica o social como las que se viven, un elevado porcentaje de sufrimiento psicológico no se debe a lo que nos toca vivir personalmente, sino al contagio del estado de ánimo colectivo, a la influencia de la negatividad reinante en el ambiente y al impacto de las noticias que nos llegan de los medios de comunicación masivos, que habitualmente están cargadas de crispación y amenaza”, señala Velasco.

“A menudo no es la realidad sino la percepción que tenemos de ella la que nos agobia y hace que nuestras ideas y sentimientos se tiñan de negro, anticipando todo tipo de desgracias venideras y padeciendo un miedo y preocupación obsesivos y paralizantes por quedarse sin trabajo, salud o amor”, manifiesta la psicoterapeuta.

Carmen R. Velasco se pregunta: “Hoy en día hay problemas y riesgos, pero ¿acaso no los hemos tenido siempre? Son inherentes a la condiciona humana, y pueden afectar diversas áreas de la vida. A algunos les duele la muela, a otros el bolsillo y a unos terceros el corazón, pero nos acompañan desde que venimos al mundo hasta que nos vamos de este”, recalca.

“La experiencia demuestra tres hechos clave sobre la adversidad: que independientemente de su nivel socioeconómico todos los seres humanos reciben su dosis de adversidad que, aunque cueste verlo mientras se viven, los infortunios nos hacen cambiar, evolucionar y aprender, y que la inmensa mayoría de las desgracias que anticipamos nunca llegan a suceder”, dice.

ANTÍDOTOS PARA EL PESIMISMO REINANTE

Para desactivar la tendencia al pesimismo consultados diversos especialistas, ellos aportan estrategias de cambio mental, aplicables a todas las áreas de la existencia. “Si cambiamos nosotros, las personas a nuestro alrededor también lo harán”, coinciden en señalar los expertos en la psique.

“Los psicólogos llaman pensamiento catastrófico a la tendencia a pensar sólo en las consecuencias negativas de un suceso, lo cual ocasiona ansiedad e incertidumbre, dejando de lado lo positivo. La primera estrategia que hay que cultivar para no verlo todo negro consiste en evitar la costumbre de anticipar mentalmente cosas que no han ocurrido y que, con toda probabilidad, nunca sucedan”, aconseja la psicóloga clínica María A. Barja.

“Algunas personas acostumbran a crearse tensión e incertidumbre acerca de lo que pueda llegar. La continua anticipación de acontecimientos dolorosos les genera un sufrimiento en el presente por lo que puede suceder en el futuro. Es un hábito mental que les quita energía y mortifica, les contrae emocionalmente”, señala Barja.

“Para darnos cuenta de que estamos incurriendo en una anticipación negativa, debemos identificar sus síntomas: sufrir, sentirse contraído y tener miedo, debido a la sensación de amenaza que produce la mente por algo que adelanta”, agrega.

Según la psicóloga, “tomar conciencia de que estamos anticipando una calamidad ayuda a cortar el proceso; lo disuelve. Cada vez que reaparezca hemos de detectarlo y así nos afectará cada vez menos. Lo nocivo es no darse cuenta”.

María A. Barja también recomienda cultivar y reforzar nuestra confianza en la vida, ya que “si revisamos nuestro pasado, comprobaremos que la inmensa mayoría de las cosas que pensamos que nos harían sufrir nunca han sucedido. Cuando creímos que el éxito no llegaría y llegó, cuando pensamos que no íbamos a llegar a fin de mes y el dinero nos alcanzó?”.

“Hemos de tener presente que, pese a todas las amenazas y adversidades, seguimos aquí, hemos logrado salir de los problemas, siempre hemos hallado alguna alternativa. Ya viviremos lo que llegué y encontraremos los recursos necesarios para afrontarlo. En cada momento hemos de vivir lo que toca”, aconseja.

Para salir del pesimismo, la psicóloga aconseja preguntarse: ¿Pensar negativamente me sirve de algo? ¿Puedo hacer algo para resolverlo? ¿Puedo hacer algo más para evitar lo que temo?

DE LA DECISIÓN A LA ACCIÓN

“Si podemos hacer algo para mejorar nuestra situación, hemos de hacerlo, pasando a la acción, en vez de darle vueltas. Si son hechos inevitables, fuera de nuestro control o no podemos hacer nada para evitarlos o resolverlos, lo mejor es desviar la atención, dejar de pensar en ello y volver al presente”, recomienda Barja.

“Hay etapas en que sentimos que la vida nos da la espalda y necesitamos una fuerza, esperanza y comprensión que nos devuelva a la auténtica dimensión de los problemas. Son momentos en que debemos sacar a la luz y aplicar una actitud y visión optimistas: una poderosa herramienta para cambiar y superarse”, señala la psicóloga clínica Marichu Hidalgo.

Según Hidalgo, “hay personas que cuando están apesadumbradas evitan los periódicos y la televisión porque saben que leer o escuchar informaciones negativas no les ayuda. En lugar de eso, escuchan piezas musicales que les proporcionan calma, leen sus libros favoritos o juegan con sus hijos. Alejarse unos días de la actualidad permite apreciar las cosas en su justa dimensión”.

Además -según esta psicóloga- “muchos piensan erróneamente que serían más felices y todos su problemas se solucionarían si eliminaran el estrés y las preocupaciones cotidianas de sus vidas, pero subestiman la importancia del incentivo y el conflicto, así como la satisfacción que resulta de solucionar los problemas”.

“Si nos sentimos hundidos, hemos de incorporar nuevas actividades a nuestra vida, en vez de eliminarlas. Hemos de valorar el estrés y la duda porque nos mantienen críticos, activos y llenos de vitalidad. Una vida tranquila es un bonito sueño, pero acaba produciendo desdicha”, señala Hidalgo.

“El optimismo es una actitud mental que tiene unos efectos claramente positivos sobre nuestra salud física y psicológica. Es una perspectiva de vida que favorece la aplicación de soluciones constructivas y realistas”, explica el psicólogo y profesor italiano Luigi Anolli, dela Universidadde Milán-Bicocca, en Italia.

Para el psicólogo José Elías Fernández, director del Centro Joselías de Terapias, “la persona optimista tiene la valentía de ver la vida tal y como es, con sus alegrías y tristezas, luces y sombras, satisfacciones y problemas, adversidades y fortunas.

“Es alguien que busca salidas y soluciones creativas a los inconvenientes, que aprende de los errores, convirtiendo lo que para otros son ‘fracasos’ en ‘valiosas lecciones para el futuro’”, apunta este experto.

Para desarrollar el “optimismo inteligente”, Fernández recomienda luchar por nuestros sueños: “Si queremos cambiar algún aspecto de nuestra vida privada, pero no contamos con la aprobación de los allegados, hemos de analizar si hay algo que justifique esa falta de apoyo. Si entendemos que no lo hay, hemos de empezar a poner los cimientos para poder ir en busca de nuestras metas”.

Según José Elías, “los momentos oscuros de la vida nos permiten descubrir la cantidad de luz y fortaleza que llevamos dentro. Ante la oscuridad, hay que hacer lo que esté a nuestro alcance para brillar: leer libros alentadores, meditar, hablar con un referente espiritual, todo lo que reavive nuestra fuerza interior”.

“La valentía y la fortaleza verdaderas son las que nos permiten resplandecer desde dentro, incluso cuando nuestra vida atraviesa una tormenta”, señala el especialista.


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