La boda real de Luxemburgo

La boda real de Luxemburgo

Tras haberse casado ayer por lo civil, Guillermo y Stéphanie de Luxemburgo celebraron el enlace religioso

Los esposos acompañados por los padres del novio, el gran duque Enrique y la gran duquesa María Teresa.
Tras la ceremonia, los esposos subieron al balcón del palacio para saludar a los asistentes al gran evento.
Al salir de la categdral se lanzaron 101 salvas con intervalos de 10 segundos.
Entre gritos de Viva los novios y Beso, beso , los nuevos esposos obedecieron, pero no solamente se dieron uno, sino seis besos.
El paso de la novia por la Catedral de Nuestra Señora.
A la salida de la catedral, como marido y mujer, acompañados de los pequeños pajes vestidos de azul.
Guillermo, de uniforme militar, guiñó el ojo a su princesa cuando ésta llegó al altar por la misma alfombra roja que recorrieron sus padres, Enrique y María Teresa, Grandes Duques de Luxemburgo en su enlace en 1981.
La composición que abrió la ceremonia, que duró más de dos horas, fue Grosser Gott de compositor Ignaz Franz.
Las risas, miradas de amor y la complicidad reinaron en la pareja.
La pareja se veía de lo más feliz y no pararon de saludar y sonreír.
Stéphanie, hija de los Condes de Lannoy de Bélgica, es princesa de Luxemburgo desde este viernes, coincidiendo con el enlace civil con Guillermo, el heredero del Gran Ducado.
Guillermo y Stéphanie, príncipes de Luxemburgo, se dieron el sí quiero en la Catedral de Nuestra Señora, en una ceremonia religiosa oficiada por el Arzobispo Jean-Claude Hollerich, y en la que se congregaron las casas reales reinantes y no reinantes de todo el mundo.
Durante la ceremonia se leyeron, entre otros textos, la carta de San Pablo a los Corintios y el evangelio de Jesucristo según San Mateo. En la ceremonia televisada, los ciudadanos pudieron escuchar a la princesa en su ya bien aprendido luxemburgués.
La joven, de 28 años, entró a la catedral de la mano de su hermano mayor y heredero al título de Conde de Lannoy, Jehan, y nada más llegar al altar besó a su padre.
El Arzobispo inició su homilía con una oración en recuerdo de la recientemente fallecida madre de la novia, la condesa Alix della Faille de Leverghem.
Como es de esperarse, la pareja selló su amor con un beso...
En todo momento, el duque tuvo abrazada a su esposa.
La ceremonia se ofició en los idiomas del Gran Ducado (francés, alemán y luxemburgués) además de en inglés y flamenco.

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