Tras esta petición, la institución estadounidense ha recibido diversas críticas
Una organización estadounidense recibió una enorme cantidad de reacciones después de que publicara una carta pidiéndoles al príncipe William y a Kate Middleton que no tuvieran otro hijo. La empresa con sede en San Francisco, Having Kids, que promueve familias más pequeñas, instó a la realeza a “considerar renunciar a tener un tercer hijo”, citando razones ambientales como el cambio climático, la igualdad económica y la distribución de los recursos.
Según Hello!, como era de esperar, esta empresa obtuvo una buena cantidad de críticas de los fans de la realeza y de la gente del público, que dijeron que no tienen derecho a entrometerse en los asuntos de la realeza. La directora ejecutiva de la compañía Anne Green respondió y explicó por qué se dirigieron a la familia real para defender su argumento original de que William y Kate deberían adoptar el modelo de planificación familiar Fair Start, con el que las familias renuncian a tener otro hijo y dan a los niños menos favorecidos una vida más digna.
Al ser consideradas figuras públicas influyentes y respetables decidieron hacerles un llamado para “romper el tabú" y “establecer una nueva y crucial tendencia de la planificación familiar pública”. La empresa agregó que “necesitamos que las personas influyentes consideren esto para romper el tabú, dar un paso adelante y decir ‘le di a mi hijo un gran comienzo en la vida y trató de proteger su futuro y el medio ambiente. Para el beneficio de mis hijos y de sus hijos’?.
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También escribieron en el documento: “Eso es lo que nuestra carta les pide que consideren, no se trata de altruismo o caridad, sino de trabajar juntos para ayudar a que la gente real comprenda sobre una situación del futuro, nuestro futuro. Muchos en el pasado han dado su vida para proteger este mundo de diversas amenazas, lo menos que podemos hacer es planificar nuestras familias de manera responsable y sostenible”.
La compañía también refutó el argumento de que las empresas no británicas, como ellas mismas, no deberían interferir con los asuntos de la familia real británica. Argumentaron que el cambio climático es un problema “global” que no reconoce fronteras. “Es disonancia cognitiva decir que las decisiones que afectan tan profundamente nuestro mundo no son asunto nuestro”.
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