Valencia, mucho más que paella

Valencia

Esta ciudad española se ha convertido en un gran destino turístico gracias a todo su encanto.

Marzo 03, 2011 Al día de hoy, es una de las ciudades españolas con mayor número de turistas por metro cuadrado. La urbe mediterránea está de moda desde hace años. Parte de su gran encanto proviene de la Ciudad de las Artes y de las Ciencias, imán que hizo descubrir a más de uno que había vida más allá de la paella, las fallas y el sol. Una capital activísima. Hay monumentos de postal que es imprescindible visitar, como la Lonja de la Seda (uno de los edificios del gótico civil más singulares de Europa, Patrimonio de la Humanidad) y el Mercado Central (modernismo puro, los japoneses enloquecen en su interior) así como el conjunto formado por la Catedral (con el brazo incorrupto de San Vicente y el Santo Cáliz, famoso grial cuya propiedad se disputan diversas ciudades) y su Micalet (se puede llegar a lo alto subiendo 207 peldaños) con la Basílica de la Geperudeta, patrona de la ciudad, y el Palau de la Generalitat Valenciana como fondo. Las Torres de Serranos y de Quart delimitan el barrio del Carmen, recuperado núcleo central de la ciudad, en el que bien merece la pena perderse. Callejuelas donde restos arqueológicos, iglesias, palacios y monumentos se aparecen continuamente. El arte contemporáneo tiene su baluarte en el IVAM, centro de referencia en el que nunca faltan exposiciones interesantes. Galerías de arte como la de Luis Adelantado, Tomás March o Valle Ortí abren sus puertas para creadores emergentes en la misma zona. Compras y excursiones La Ciudad de las Artes y las Ciencias levantada por Santiago Calatrava en el antiguo cauce del río Turia requiere administrar bien el tiempo ya que L’Hemisfèric (planetario y cine en 3-D), el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe (espectacular continente para decepcionante contenido) y L’Oceanogràfic (inabarcable acuario) compiten en oferta. Muy cerca está el Museo Fallero, donde se puede ver el ninot indultat de cada año, o lo que es lo mismo, la única figura que cada año se salva del fuego por votación popular. Más museos: el San Pío V (considerada la segunda pinacoteca española, tras El Prado), el Nacional de Cerámica (en el palacio del Marqués de Dos Aguas) o las casas abiertas a los visitantes en las que vivieron Blasco Ibáñez, José Benlliure o Concha Piquer. La milla de oro se concentra alrededor de la plaza del Patriarca, donde tiendones como Louis Vuitton o Loewe levantan allí la persiana. Pasear por el barrio del Ensanche conlleva darse de bruces con comercios exclusivísimos multimarca como Chapeau (Marc Jacobs, Prada o Marni), Alex Vidal (Versace, Valentino y D&G), Linda vuela a Río (Miriam Ocáriz, Davidelfin, Ailanto) o Siete mares (Chloé, Celine, Etro). Para hombres que tienen a David Beckham como referente, en Alfredo Esteve o Esde Hombre cuelgan sus marcas más adoradas mientras que en Eleven lo hacen firmas como Raf Simons o Ann Demeulemeester. Grandes almacenes (sí, El Corte Inglés) y franquicias bien conocidas a lo largo de la calle Colón. Los souvenirs, en la Plaza Redonda. Imanes-paella, barracas, falleras y objetos con Rita Barberá, la alcadesa, como protagonista. Joyas del tipismo para no olvidar. Si hay tiempo para escaparse a L’Albufera, se puede probar la gastronomía valenciana entre barcas en numerosos restaurantes, como en Cañas y Barro, la mítica serie protagonizada por Victoria Vera. Y para beberse una fresquísima horchata, hay que buscar cobijo bajo la sombra de la torre de Santa Catalina. O marcharse a Alboraya, cuna de la chufa, tubérculo del que nace la bebida. Se puede llegar en metro, en una línea que sí vuela. Allí Daniel y Bonaire son las más conocidas. Mojar fartons completa el ritual. Fuente: Ocholeguas Te interesa: Te decimos cómo hacer una deliciosa paella paso a paso

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