Elena Anaya, otra española para Hollywood

Elena Anaya

La actriz sigue el camino abierto por Penélope Cruz y Antonio Banderas

No es la primera vez que Elena Anaya pisa la tierra soñada de Hollywood. Las puertas están cada vez más abiertas para los latinos, gracias a los Oscars que han ganado Javier Bardem y Penélope Cruz o a las superproducciones de Antonio Banderas. Y de la mano de Antonio, precisamente, con la genial dirección de Pedro Almodóvar, Elena voló hasta Los Angeles para estrenar la película La piel que habito, en plena meca del cine. Pero antes la entrevistamos en la privacidad de su suite del Hotel Four Seasons, en Beverly Hills.

La primera vez que Antonio Banderas vino a trabajar a Hollywood fue en la película The Mambo Kings y ni siquiera hablaba inglés. ¿Cómo te va con ese idioma?

Bueno, puedo decir algunas palabras.

¿Intentaste aprenderlo para trabajar en Hollywood?

No. Tenía 12 años cuando comencé a aprender lenguas al vivir en diferentes lugares. Pero no lo hice porque quisiera trabajar en Hollywood, fue porque en la vida es muy importante hablar otros idiomas. A los 12 años ni siquiera sabía que iba a ser actriz.

¿Sueñas con trabajar en Hollywood?

Claro que sí, pero es un sueño demasiado grande. Cuando yo tenía 18 años y decidí ser actriz profesional, ya era algo muy difícil, por tanto desempleo. Pero lo intenté, lo hablé con mis padres y ellos me apoyaron para estudiar actuación, al mismo tiempo que empezaba a trabajar en el cine. Tuve suerte. No sé por qué, pero todo sucedió al mismo tiempo. Por supuesto, este es el mejor lugar para elegir proyectos, pero he pasado 18 años trabajando profesionalmente como actriz. ¡La mitad de mi vida! Ya había trabajado antes en este país, como también en Europa, Sudamérica e, incluso, Islandia. He filmado en muchos lugares del mundo, pero, por supuesto, Hollywood es un lugar excelente para hacerlo.

¿Notas que las puertas de Hollywood están abiertas para los actores latinos?

Por supuesto. Las ha abierto primero Antonio Banderas. Y es genial. Ya sabes, la vida en cierta forma es como un planeta. El mundo ya no es tan grande. La gente se muda más a menudo. Hay más generaciones de personas que viven en países diferentes. Hace 50 años no era posible ver a un latino como jefe en este país. Solía ocupar niveles más bajos, pero la vida cambia. Afortunadamente, hay personajes para todo tipo de actores y nacionalidades, con diversas culturas y países. Las fronteras son mucho más delgadas y todo está un poco más mezclado. Las puertas se abrieron y las historias también se expandieron, ya no filman solo productos nacionales.

¿Se puede comparar la fama con el encierro de tu personaje en La piel que habito, por no poder ir a ciertos lugares sin que te reconozcan?

Supongo que la fama puede resultar un poco peligrosa y, a veces, nos tratan como personajes o gente pública. Pero yo no creo serlo. Siento que soy una profesional; siempre he querido que me conozcan por mi trabajo. Por supuesto, a veces la gente cree que me conoce y hay quienes piensan que son dueños de mi vida, por saber lo que me gusta. Pero yo prefiero que me identifiquen solo por mi trabajo y es lo que he venido haciendo en los últimos años. Espero seguir así el resto de mi vida. No creo que la fama tenga relación con la película La piel que habito, porque mi personaje está atrapado y ese no es su deseo.

¿Y qué piensas del hecho de no haber deseado tener una vida personal tan pública con tu trabajo?

Bueno, en ese sentido puede sonar extraño, pero supongo que hay formas de sobrevivir (risas).

¿Te molesta cuando en Estados Unidos te comparan con Penélope Cruz?

No. Cualquier comparación con Penélope es bienvenida. Espero trabajar con ella y con Pedro Almodóvar en el futuro. La admiro desde el principio de su carrera y, además, es una buena amiga.

¿Es verdad que tu personaje en la película La piel que habito era realmente para Penélope?

No, no es verdad, pero deberías preguntárselo a Pedro. Por lo que yo sé, desde hace 10 años Pedro tenía este proyecto. Y, por supuesto, cambió muchísimo. Diez años atrás, él pudo haber sentido que Penélope podía interpretar el personaje. Tres o cuatro años atrás, varió su opinión cuando vio a otra persona haciéndolo antes de la filmación. Y esa persona soy yo.

Ahora que Penélope y Javier tienen su Oscar, ¿no sueñas con tener el tuyo?

Estoy muy feliz por ellos, pero no... Creo que ahora mismo, el mejor premio que puedo tener es el hecho de haber hecho la película La piel que habito. Ya estoy bastante agradecida por eso.

¿De verdad no sueñas con tener un Oscar en la mano?

Yo duermo bastante bien (risas). Y quiero seguir haciéndolo todas las noches. Hoy por hoy, voy a la cama muy dulcemente y me duermo con facilidad. No quiero pensar en algo así como el Oscar. Si sucede, tendrán que suspender la ceremonia, porque no voy a poder parar de llorar. Ni siquiera creo que pueda levantarme de la silla. Seguro me da un ataque de pánico o algo así. Soy una buena soñadora. Me encanta soñar, aunque mis sueños a veces son demasiado grandes. Pero es verdad, el mejor premio que he tenido no tiene tiempo, es imposible de borrar o gastar. Está en el cine y esto es para siempre.

¿Cómo fue tu primer encuentro con Antonio Banderas?

Hace algunos años, yo había vivido durante un tiempo aquí, en Los Ángeles, pero estaba demasiado sola. No conocía a ningún español. La gente me preguntaba si había visto a Antonio Banderas. "¿Ya fuiste a alguna de sus paellas, en su casa?”. Cuando decía que no, insistían y me decían: “En cuanto lo conozcas te invitará a su casa a comer paella”. Diez años después, me encontré con él para filmar esta película y le conté: “Esperaba verte por la calle, para que me invitaras a tu casa a comer paella con Melanie (Griffith, su esposa)” (risas). Estábamos en España, era la primera vez que me encontraba con él y ya le estaba pidiendo una paella... Es una persona increíble.

¿Qué tan bien cocinas? ¿No podrías hacerle una buena paella a Antonio?

Me encanta cocinar, pero la paella no es mi especialidad. Es muy difícil de hacer, pues el arroz tiene que estar perfectamente a punto. Pero yo cocino mucho, algo que no sucede bastante en Estados Unidos. Cuando yo invitaba a cenar a amigos se sorprendían. "¿Tú cocinas?”. “Sí, claro. ¿Tienes algún problema? ¿No me tienes confianza?”, les decía. Yo cocino, sí.

¿Tu receta rápida favorita?

Salmorejo, que es muy fácil de hacer: cocinas algunos tomates muy rojos con algo de pan, pero el interior del pan, no la parte dura. Le agregas aceite, mucho ajo, sal, lo mezclas durante bastante tiempo... claro, que hay que quitarle la piel a los tomates. Mezclas todo con un poco de aceite, huevo y pequeños trozos de prosciutto, y luego lo comes frío. Es delicioso.

¿Cuál es la receta de una buena actuación? ¿Hay realmente diferencia entre el rol protagónico y uno secundario?

En la primera película que hice a los 18 años, yo tenía el rol protagónico. En la segunda película, también (risas). Pero soy muy exigente para elegir los proyectos, no por el personaje, sino por la historia, que para mí es lo más importante. A veces sucede que el personaje que me gusta aparece en apenas tres páginas de la historia, pero esta me gustaba en el momento que me la ofrecieron. En los últimos años empecé a tener más roles protagónicos. Pero yo no soy siempre quien elige las historias, a veces estas me eligen, cuando me llega el guión. Veremos lo que pasa en el futuro. No estoy en contra de los roles pequeños, es más, me encantan ciertos pequeños personajes que aparecen en una buena historia. Y trabajos así me han dado muchísimo en mi carrera. He tenido muy buenas experiencias con pequeños roles.

¿Te afectan emocionalmente los dramas que viven tus personajes?

Lo que vive el personaje no me afecta sicológicamente, porque si no, ya me hubiese muerto (risas). Me han violado tantas veces... me han matado, me han secuestrado, me han cortado el rostro en pedazos... han hecho demasiado conmigo. Por supuesto, la experiencia que vive mi personaje me ayuda a entender la vida. Creo que es totalmente lo opuesto, aunque el de La piel que habito sea muy complejo. Para mí es muy importante identificar la parte humana que tenía que interpretar... esa identidad que no puede cambiarse, aunque haya pasado por una masiva transformación. El ser humano de la película ha resistido y sobrevivido, gracias a la increíble fuerza que logró en la vida.

¿Tu próximo proyecto?

Todavía no tengo ningún proyecto. Cuando tomé el avión a Los Angeles sabía que el viaje no iba a ser demasiado largo y por eso dejé mis maletas en casa. En cuanto regrese estaré preparada para empezar algo nuevo.

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