Wendi Deng, historia de una Cenicienta moderna

Wendi Deng

Su vida de pobreza en China cambió cuando se casó con Rupert Murdoch, uno de los hombres más poderosos del mundo. ¿Qué pasará ahora, que él le ha pedido el divorcio...?

Para su familia en China, la vida de Wendi Deng es la de una auténtica Cenicienta moderna. Una vida humilde, que como por arte de magia se convierte en una vida soñada, rodeada de lujos y privilegios. ¡Aunque ahora la historia parece cambiar y Wendi puede convertirse en la madrastra del cuento!

No es común que una chica pobre, criada en China, con un padre miembro del Partido Comunista, trabajando de obrero en una fábrica y sin grandes perspectivas para el futuro, cambie su existencia en tan poco tiempo. Pero como Wendi era una chica que sabía lo que quería y tenía una gran visión, tuvo dos matrimonios muy convenientes. Su vida dio un giro de 180 grados y llegó a vivir como una genuina emperatriz china, rodeada de lo mejor de lo mejor, sobre todo al casarse con Rupert Murdoch, casi 38 años mayor que ella, y uno de los hombres más ricos y poderosos del mundo. Ese matrimonio la lanzó al mundo como la mujer inteligente que conquistó al poderoso magnate de la prensa al decirle “las verdades”, sin sentirse intimidada por él.

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Pero hace poco tiempo, a los 44 años de edad, y después de 14 años de casada, Wendi recibió una sorpresa que la ha “parado de cabeza”, pues peligra su poderosa posición social, por la que era celebrada lo mismo por celebridades que por jefes de estado. Wendi sufrió un repentino golpe cuando su marido, de 82 años de edad, le presentó una demanda de divorcio (“totalmente inesperada”, según sus amigos) que tiene a medio mundo hablando. ¿Cómo es posible?, se preguntan quienes creían que el matrimonio de los Murdoch era fuerte, sólido y sincero. ¿Cuál es la causa del divorcio? Según allegados a Murdoch, “cuando se sepa la verdadera razón por la que él hizo eso, dejará a todos boquiabiertos”, aunque el rumor ha sido desde hace meses que Wendi estaba teniendo un affair con el exprimer ministro inglés Tony Blair. Blair ha negado rotundamente esa insinuación, pues él y su esposa Cherie son “muy buenos amigos de Wendi y todo es una gran calumnia”.

Murdoch se divorció de su segunda esposa, Anna, madre de tres de sus seis hijos, para casarse con Wendi. La pareja se hizo muy conocida cuando en una deposición legal en Londres, en 2011, una persona trató de agredir a Murdoch, tirándole a la cara un pastel. Wendi, quien estaba sentada, le entró a golpes al atacante y defendió a su marido. Este hecho fue difundido en la prensa y en la televisión de todo el mundo y ayudó a elevar la imagen de Wendi, pues se habló de “su gran amor por su marido”. Ahora muchos han comentado que la pareja desde hace tiempo lleva vidas casi separadas, y que en público la amorosa Wendi incluso “trataba mal” a su poderoso marido.

Con la demanda de divorcio, se han difundido cosas del pasado de Wendi que pocos sabíamos: nació llamándose Deng Wenge en la ciudad de Shandong, y durante la Revolución Cultural de 1968, la familia fue enviada a un campo de reeducación, donde la niña, con apenas 2 o 3 años, trabajó con sus padres en los campos de arroz. A los 13 años cambió su nombre a Wendi, y a los 20 conoció en China a una familia estadounidense que le sirvió de patrocinadora y se la llevó a vivir a Los Ángeles, California. Jake Cherry, de 50 años, y su esposa Joyce, de 42, tenían una niña de 5 años. Como Wendi les dijo que su mayor sueño era estudiar en Estados Unidos, le consiguieron una visa para que pudiera vivir con ellos y cuidara a la pequeña mientras estudiaba. Según Joyce Cherry, pronto la joven china estaba teniendo un affair con Jake y poco después, éste abandonó el hogar, se divorció de ella y se casó en 1990 con Wendi, quien tenía 22 años.

¡El divorcio de Jake y Wendi ocurrió dos años más tarde! Ella ya tenía su “tarjeta verde” de residente legal de los Estados Unidos y siguió su bien trazado camino, graduándose en la Univerdidad de Yale, consiguiendo trabajo en la cadena Star TV, propiedad de Rupert Murdoch en Hong Kong.

A Murdoch lo conoció en una fiesta en 1997. Wendi le dijo en esa ocasión: "¿Por qué su política hacia China es tan equivocada?”. La irreverencia de la joven, que no usaba maquillaje y llevaba el pelo corto, fascinó al multimillonario. Según su biógrafo, “a partir de ese momento vivió obsesionado por Wendi”.

Wendi era conocida por flirtear con todos los hombres importantes que conocía, y pronto se dio cuenta de que Murdoch estaba loco por ella. Tan loco, que dejó a su segunda esposa Anna, después de más de 30 años de casados, con quien tuvo a sus hijos Lachlan, James y Elisabeth. El divorcio entre ellos fue de los más caros del mundo, ya que tuvo que darle 1,700 millones de dólares. Murdoch se casó con Wendi a los 17 días de haber firmado el divorcio.

La madre del magnate, dame Elizabeth Murdoch, nunca aceptó a Wendi, aunque esta le dio dos nietas: Grace, de 11 años, y Chloé, de 9. Poco después, los hijos mayores de Murdoch tildaron a su madrastra en un reportaje de “esposa trofeo”.

Wendi se sorprendió mucho al saber que su marido, sin decirle ni una palabra, había puesto la demanda de divorcio en Nueva York, porque el matrimonio estaba “irremediablemente roto”. Murdoch está planeando una reorganización de su empresa News Corporation, valorada en 10,000 millones de dólares (es dueño de Fox News, Wall Street Journal, The Times, etc.), y parece que el divorcio es parte de esa reorganización de su vida.

Se comenta que Rupert Murdoch le dijo a su hijo Lachlan que su matrimonio con Wendi había sido “un gran error”. Aunque la pareja tiene un contrato prematrimonial, muchos piensan que ella no se va a quedar de manos cruzadas y tratará de recibir lo más posible. La pareja tiene abogados tanto en Nueva York como en Londres, donde también posee residencias.

Murdoch no ha hecho ninguna declaración sobre la demanda y actúa con naturalidad. Wendi, quien en sus años de matrimonio se transformó con procedimientos cosméticos, cuidados óptimos y maravillosas joyas y ropa de los diseñadores más famosos, sigue viviendo como una emperatriz en su lujoso duplex de la Quinta Avenida de Nueva York, y tampoco ha hecho comentarios. Pero para los que observan la escena social, para ella la pérdida de la influencia y el enorme poder que el apellido Murdoch le proporcionaba, quizás sea lo más importante. De ahora en adelante hay que ver quiénes siguen siendo sus amigos y quiénes pronto dejarán de tocar a su puerta...

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