Consejos para revitalizar tu matrimonio

Consejos para revitalizar tu matrimonio

Tras años de casados, la llama del amor y de la pasión suele descender un poco, pero aquí te decimos cómo revivirla

Sabemos que el matrimonio, como casi todos los procesos de nuestras vidas, pasa por ciertas etapas. La primera, que es alrededor de los tres primeros años, es cuando comenzamos a conocermos mejor y es el proceso de adaptación de cambio de vida, y según se dice, es como una luna de miel. La segunda etapa viene entre los tres y los ocho años, y es cuando se hace la reafirmación de pareja y se vive la experiencia de la paternidad. Después de los ocho años viene la estabilización y una oportunidad para lograr un mayor desarrollo y realización personal y como pareja.

Si bien este es un proceso estándar, por llamarlo así, no todos los matrimonios viven lo mismo en los mismos tiempos, y en muchos casos, debido al moderno estilo de vida, cada uno se envuelve en su estilo de vida cotidiano, sobre todo el trabajo, y se va perdiendo un poco la chispa del amor y del sexo que antes existía.

Para ayudarnos a resolver este tipo de problema, entrevistamos a Nadine Terrein, psicoterapeuta y sexóloga clínica, quien nos aconseja que antes de intentar reconquistar un matrimonio, lo primero es recordar “por qué estamos juntos”, ese fundamento que hizo elegir uno al otro, por qué nos enamoramos, por qué decidimos que él era el amor de nuestra vida o viceversa; hay que regresar a esa parte en la cuál hicimos nuestra elección. Tal vez es mejor pensar en el “para qué", por ejemplo, para envejecer juntos, para formar una familia, para crecer juntos... De esa forma tenemos nuestro objetivo, “es como un barco que no tiene rumbo, no debe zarpar”, asegura Terrein.

Tenemos que recuperar juntos ese rumbo por medio de la conversación, recordar (quizá puedan sacar el álbum de la boda), tocar de nuevo ese fundamento que nos hace estar juntos. A partir de ahí comenzar la labor.

¿Cómo inicia el proceso de recuperación?

El exceso de responsabildades laborales, los asuntos personales, la rutina, entre otros temas, hacen que muchas veces nos desconectemos de nuestra pareja, ¿te ha sucedido? Aquí otras ideas para revivir tu matrimonio...

¿Qué tal regresar al tiempo del noviazgo y planear citas románticas o eróticas? Todo está en ponerse de acuerdo y ver qué es lo que desea cada uno. Desde qué les gusta, a dónde quieren ir o hasta cuántas veces desean hacer el amor en la semana. Hablarlo sin temor y ser sinceros. Que no nada más se quede en deseo, sino que se lleve a cabo. Si alguno de los dos o ambos son de los que siempre tienen la agenda llena, es momento de meter esos planes en ella, planearlo como cualquier otra cita y convertirlo en una acción real.

Así como salimos a algún evento o un compromiso de negocios, nuestra cita debe hacerse al pie de la letra y salir puntual del trabajo o de l actividad que tengamos antes. Uno puede pasar por el otro a la oficina e irse al cine o al lugar que ambos hayan elegido. La idea es planear una actividad distinta a la rutinaria, como cambiar pañales o ayudar a los hijos a hacer la tarea, hacer las compras del supermercado, etc. La idea es volver a hacer esas escapadas de pareja cuado eran novios o recién casados y olvidarse durante unas horas de lo cotidiano. ¿Cuántas veces hacer esos planes? La que acuerden, claro que sin descuidar sus demás responsabilidades.

Y no hay que olvidar los detalles importantes, como el arreglo personal para esta cita. Un lindo vestido, peinado, maquillaje, perfume... Prepararnos para la pareja y vernos bien.

La vital comunicación

Sobre mejorar la comunicación, la sexóloga Nadine Terrein nos dice que muchas personas piensan que ésta se trata de sentarse a hablar por horas, pero es realidad no es así, ya que la verdadera comunicación es algo muy profundo y muy íntimo, puede ser tan solo mirarse a los ojos por unos minutos, a veces sin decirse nada... Es como tocar con la mirada a la otra persona y decir “aquí estás”, y eso puede soltar mucho la situación. Cuando hay muchos conflictos, esto no va a funcionar, pero cuando el problema es, quizá, un cierto distanciamiento cuando la rutina se ha interpuesto o si siempre se habla de temas que no son relevantes.

La doctora nos plantea que hay que tomar en cuenta tres niveles de comunicación, ya que si no los sabemos diferenciar, también puede provocar conflicto.

Para comenzar, está el nivel superficial, que son como los temas sin trascendencia y hasta los chismes, aquellos que no son problema ni requieren solución, que no tienen ninguna carga emocional y que puedes hablar con cualquier persona, desde tu estilista hasta tu vecino.

El otro nivel es el de la negociación, en donde intervienen la razón, el pensamiento o la solución de problemas, que es en donde pasamos la mayor parte del tiempo comunicándonos. Aquí es plantear el problema, escuchar, ayudarse, pensar en soluciones, aportar ideas e ir evaluando. Hay una comunicación más profunda, pero no hay emociones, como cuando se habla de la hipoteca de la casa, de los asuntos escolares de los hijos, las cuentas, con quién dejar a los niños cuando tengan sus citas, etc.

Luego está el nivel de las emociones, en donde hay que tomar en cuenta que nadie es responsable de ninguna emoción; nadie las provoca, sino que suceden. Hay veces que ciertas situaciones nos tocan el alma (ejemplo: si estamos viendo una película y nos saca alguna lágrima de repente), lo que quiere decir que hubo algún estímulo que tocó alguna emoción que la hizo aflorar. Éstas no requieren solución, simplemente suceden. Aquí es difícil tomar decisiones porque van a estar distorcionadas por las emociones, mismas que no se resuelven, sino que se comunican. Estas circunstancias son nuestras y quien tiene que procesarlas y dejarlas fluir somos nosotros. Si estamos enojados por alguna situación, la expresamos sin esperar buscar la solución en ese momento.

Como vemos, todo es un proceso de autoconocimiento y conocer a nuestra pareja. Salir de la rutina y saber cómo comunicarnos son fundamentales. Recuerda que hay situaciones en las que no es necesario decir nada, lo que sirve es el estar y acompañarnos en esas emociones.

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