La dinastía Domínguez

La dinastía Domínguez

Una interesante entrevista con el diseñador Adolfo Domínguez y su hija Tiziana, encargada de la línea U para jóvenes con estilo propio

El diseñador español Adolfo Domínguez ya no recorre las pasarelas solo, ahora lo acompaña Tiziana, la menor de sus tres hijas y la que más se parece a él. Estudió Arte y Diseño, y complementó sus estudios con Economía. Disfruta mucho pintar, dibujar y esculpir. Desde el 2009 se integró a la empresa familiar y está a cargo del diseño de la línea U para jóvenes, mientras su padre le da toda la libertad para crear sus colecciones, que mantienen la esencia de la marca: sencillez con poesía.

Hace unas semanas viajaron a nuestro país, específicamente a Cancún, para formar parte del evento Cancún Moda Nextel, donde tuvimos la oportunidad de conversar con ambos. Con gusto y orgullo, Adolfo cuenta detalles de su hija, mientras ella muestra gran respeto por la carrera de su padre y su experiencia.

Sabemos que sus tres hijas ya están dentro de la empresa.

Adolfo Domínguez: Sí. Valeria se acaba de incorporar y lleva maravillosamente la parteonline. Adriana maneja las finanzas y Tiziana está en diseño; es pintora y sus cuadros son excelentes. La costura no es precisamente arte, pero tiene un alto componente artístico, aunque Tiziana dice que es más arte de lo que yo digo. Ella fue la más dotada para ocuparse de algunas líneas de diseño.

¿Guiaron a sus hijas para prepararse para el negocio familiar?

A.D.: No, fuimos respetuosos siempre y esperamos a que ellas tomaran su decisión, pero a esta niña sabía que le gustaría. Dibujó desde pequeña de una manera innata y tiene una facilidad tremenda para pintar.

Tiziana: Nos incorporamos por gusto. Desde pequeña vimos la empresa como parte de la familia. La crearon mis abuelos, después pasó a mis padres y ahora nosotras tratamos de continuarla.

¿Por qué decidiste estudiar Economía si lo tuyo es el diseño?

T.: Tengo claro que el trabajo de moda no es solo creatividad, también es una cosa de negocios. Hay que entender al cliente y la dinámica de la empresa, y me preparé para ambas cosas. Estudié pintura porque esa fue siempre una característica mía y desde pequeña esculpía; de hecho, para mí el diseño es una escultura y en el manejo de colores aplico la pintura. Considero que hay mezcla entre arte y moda, en cambio mi padre las separa mucho.

A.D.: Es que yo soy antiguo, y no comparo a Balenciaga, que es un creador sublime, con Goya. Si me das a escoger, me quedo con Goya. En cambio, sé que para Tiziana tienen el mismo valor.

FOTOGALERÍA: EL SELLO DE ADOLFO DOMÍNGUEZ

¿La llegada de sus hijas significa que va a dejar las riendas del negocio?

A.D.: Eso es pecado. Creo que hay que trabajar hasta que uno se muera. ¿Soltar las riendas? Eso ya lo estoy haciendo, debo delegar, pero uno acumula conocimientos a lo largo de la vida y ante eso el concepto de jubilación es perverso. ¿Qué deben hacer los viejecitos como yo? Seguir haciendo gimnasia, trabajando, leyendo y escribiendo todos los días. Es tremendo pasar 30 años trabajando para luego sentarte solo a ver la televisión. Yo me niego a eso.

Fuera del trabajo, ¿cómo es un día en la familia Domínguez?

A.D.: Pues nosotros vivimos a 20 metros de distancia, aunque tenemos la prudencia de ir cuando se nos llama. Pero a su hija (la niña de Tiziana) la tengo dos o tres horas cada día porque comparto con ella el amor por la naturaleza. Cuando llego de la fábrica, que soy puntualísimo y más desde que tengo una nieta, ella me está esperando con las botas de lluvia, pues donde vivimos llueve mucho. Me cambio rapidísimo y salimos a caminar o la llevo en el carrito. Es una niña muy activa y cuando la sacas de casa, le cambia la carita.

T.: Mi padre disfruta mucho ser abuelo, yo creo que él ni lo pensaba. Creyó que con criar a sus hijas ya lo había hecho todo, pero llegó la nieta y es como una hija más. Disfrutamos mucho la finca familiar, nos sentamos y hablamos durante horas y horas. Cuando yo pinto, mi padre viene y si no le gusta el rumbo que está tomando el cuadro, solo se tapa los ojos.

¿Qué recuerdos tienes de niña y de la empresa de tus padres?

T.: Yo siempre estaba con las costureras y veía los diseños y los patrones. Para mí nunca fue un gran cambio cuando entré a la empresa, luego de graduarme de la universidad, porque conocía a todo el mundo. De hecho, ahora en mi equipo de trabajo hay personas que conozco desde que tenía 6 años. Antes pintaba en sus mesas y las volvía locas por revolver sus colores. Para mí, la empresa es familia.

¿Cómo está dividida el área de diseño entre padre e hija?

AD.: Ella se ocupa de la colección completa de U para chicas y tiene independencia absoluta. Si me pregunta, opino, y si veo que hay algo que no me gusta, se lo digo. Hay algo que hay que tener en cuenta: los puntos de vista por generación; uno valora unas cosas y ellos otras. Yo estoy en todo lo demás, pero llevo la línea de hombres, complementos de mujer y de niños, y me ocupo de lo que nadie se ocupa (ríe).

T.: Mi padre ha creado toda la arquitectura de la marca y si ve un hueco, ahí va. De hecho, si llega a tu departamento, échate a temblar porque algo anda mal.

Ustedes tienen la filosofía de que cada cinco años hay que renovarse. ¿Por qué?

A.D.: La vida lo hace y a veces ni te das cuenta de que te debes renovar. Yo lo tengo como norma: lo que hagas te dura cinco años, porque las cosas van muy rápido, así que hay que estar pendiente y nervioso buscando a los cinco años por dónde te van a cambiar las cosas. No duran más.

¿Qué hay en la marca Adolfo Domínguez que nunca va a cambiar?

T.: Nosotros lo resumimos en sencillez con poesía; es una manera de ver la moda. Siempre hay tentaciones de abrir un poco el espectro y hacer un poco de esto y de lo otro, pero creemos que no funciona cuando atacas muchos frentes.

A.D.: Creo que las marcas se pueden renovar y Tiziana le imprimirá la diferencia. Es muy libre de hacerlo siempre y cuando lo haga con datos en las manos. Lo mío es la sencillez con poesía, pero hay barrocos extraordinarios, así que siempre que algo esté en manos de alguien con conocimiento artístico y sensibilidad, se puede modificar.

Tiziana, sabemos que eres defensora de los materiales ecológicos. ¿Piensan ampliar sus colecciones de moda sustentables?

T.: Nosotros no utilizamos pieles exóticas ni de ningún otro tipo. Seguimos experimentando y encontrando materiales que sean más convencionales y tejidos ecológicos. Hacemos abrigos con imitación de pieles y tienen mejor vista y rendimiento. Estoy satisfecha con seguir buscando y haciendo cosas, pero no es posible hacer todas las colecciones sustentables.

A.D.: Todos tenemos un impacto en el planeta, pero es nuestra opción el nivel de ese impacto. Nosotros siempre hemos sido personas preocupadas por el medio ambiente, por eso vivimos cerca del campo. (Tiziana aclara que es una granjita). Tiziana tiene una comunión fuera de serie con los animales: tiene ovejitas, cabritas, caballos, burros, perros, gatos... Tiene de todo y parece un arca de Noé.

¿Qué medidas están tomando ante la mala economía de España?

A.D.: En España estamos pasando un tiempo dramático, pero nosotros estamos avanzando; eso sucede porque cada día exportamos más. Existe un reto para la empresa en los próximos cinco años y es exportar el 50%; ahora estamos en un tercio, pero lo vamos a conseguir porque cada año aumentamos esa cantidad.

¿Y sus colecciones se ven afectadas?

A.D.: No, estamos muy bien, el producto siempre lo tenemos cuidado, es lo que menos falla. La línea U, por ejemplo, está en su mejor momento y no es porque esté a cargo de Tiziana. La verdad, no le veo fallas a la colección de hombres, pues es coherente con su pasado y sigue ahí. En cuanto a los complementos, cada día los hacemos mejor. La colección de niños es preciosa y funciona bien en España; pronto la traeremos a México.

¿Vendrán de regreso a México?

A.D.: Seguro que sí. Es un país maravilloso y dentro de 10 años, lo digo convencido, México superará a España.

T.: Venimos hace unos años a la Ciudad de México a inaugurar la tienda de Polanco y luego fui a San Miguel de Allende, que me encantó. Aquí hay mucho sabor y vamos a regresar.

FOTOGALERÍA: EL SELLO DE ADOLFO DOMÍNGUEZ

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