La desastrosa boda de la Reina Isabel y Felipe de Edimburgo

La boda de la reina Isabel y Felipe de Edimburgo estuvo llena de tantos contratiempos, que casi se convierte en un desastre real

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La desastrosa boda de la Reina Isabel y Felipe de Edimburgo

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Un contratiempo en el día de tu boda podría significar un mal presagio para el matrimonio; sin embargo, no fue el caso para la actual monarca de Inglaterra, pues a pesar de que la boda de la reina Isabel II y Felipe de Edimburgo estuvo llena de contratiempos, su matrimonio duró 73 años.

Isabel II y Felipe de Edimburgo

Isabel y Felipe se conocieron en el verano de 1939. Ella tenía 13 años y aún la llamaban Lilibet. El, de 19, era un apuesto cadete de la Real Academia Naval de Darmouth y sobrino de lord Mountbatten. Isabel se sintió atraída por el joven alto, rubio y atlético.

La pareja mantuvo correspondencia durante años y ella lo esperó pacientemente hasta que se casaron.

La boda de la reina Isabel II y Felipe de Edimburgo: cuáles fueron los contratiempos

El 20 de noviembre de 1947 se casaron Isabel y Felipe en la abadía de Westminster, siendo la primera boda real que se transmitía al mundo y que fue seguida por 200 millones de personas.

Aun cuando Inglaterra todavía se recuperaba de los estragos que había dejado la Segunda Guerra Mundial, la celebración se hizo por todo lo alto; sin embargo, varios contratiempos casi la vuelven un desastre.

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Boda de la Reina Isabel y Felipe de Edimburgo

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La tiara que usó la reina Isabel II en su boda

Para sostener el velo, la princesa usó una tiara que le prestó su madre, la Queen Mary Fringe, compuesta por 47 barras de diamantes que podían convertirse en un collar, un accesorio que perteneció a su abuela.

Horas antes de la ceremonia, la tiara se rompió y la reina se negó a cambiar de joya, así que se envió a soldar tan rápido como fuera posible.

El collar de perlas que uso la reina Isabel para su boda

Como regalo de bodas, sus padres le habían regalo un hermoso collar de perlas que Isabel quería usar en su boda, lo malo es que se le olvidó en el St. James Palace, donde se encontraban otros regalos de boda.

El secretario privado de Isabel partió raudo a recoger el collar -requisando el coche del rey de Noruega y todo. Habían tanto tráfico, que al secretario no le quedó de otra que salir del auto y continuar a pie para llegar a tiempo con el famoso collar.

El ramo de novia

La novia se llevó tremendo susto cuando no podía encontrar su ramo, que estaba elaborado de orquídeas blancas (con un toque de mirto en homenaje a la reina Victoria). Afortunadamente descubrieron que un lacayo lo había depositado en una hielera para evitar que las flores se marchitaran.

Retraso en la llegada a la iglesia

La llegada a la Abadía de Westminster estaba cronometrada. Pero la tardanza de Winston Churchill y su mujer hizo reajustar los planes. En cierto momento, las puertas se abrieron antes de tiempo para chequear su llegada. Esto provocó la confusión de los invitados.

Sin embargo, la espera valió la pena, pues al ver llegar a la novia, el publico quedó fascinado con su belleza y el hermoso ajuar.

La familia excluida

Las tres hermanas de Felipe estaban casadas con alemanes sospechosos de simpatizar con el nazismo y este fue motivo más que suficiente para no ser invitadas. Mientras que el tío de Isabel, el rey abdicado Eduardo VIII, dejó una notable ausencia.

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