¿Duquesa de Cambridge o princesa Catherine?

¿Duquesa de Cambridge o princesa Catherine?

Mucho se ha especulado sobre cómo nombrar a la esposa del príncipe Guillermo...

Muchos se siguen haciendo la pregunta de cómo llamar a Catherine Middleton, la esposa del príncipe Guillermo, ¿princesa, duquesa, condesa, Kate, Catherine, Catalina?

Comencemos por aclarar que Catherine no es princesa porque en el Reino Unido la costumbre dicta que el título de príncipe o princesa se ostenta solo por el nacimiento, por lo que Catherine Elizabeth Middleton, su nombre real, es desde el viernes 29 de abril, duquesa de Cambridge, condesa de Strathearn y baronesa de Carrickfergus, por los títulos que concedió la reina Isabel a su nieto William con motivo de su boda, como es la tradición.

“El príncipe Guillermo se convierte por tanto en Su Alteza Real el duque de Cambridge y la señorita Catherine Middleton tras su boda se convertirá en Su Alteza Real la duquesa de Cambridge”, indicó un comunicado del Palacio de Buckingham. La soberana ha nombrado a Guillermo Conde de Strathearn y de Baron Carrickfergus.

Pero los medios de comunicación ingleses y la mayoría de los británicos -e internacionales- se están refiriendo a la esposa del príncipe Guillermo, como princesa Catherine o simplemente princesa Kate, porque ya es considerada “una princesa para el pueblo”, y al parecer la reina no se opone a ese ‘título’.

El diario británico The Daily Telegraph afirmó que “en el entorno de la reina indican que es aceptable que el público se refiera a la pareja como príncipe Guillermo (o William) y princesa Catherine”.

Así que de momento no se considera error llamarla princesa.

¿En castellano o en inglés?

Siguiendo la tradición castellana que traducía los nombres propios extranjeros y se conserva en papas y miembros de casas reales, Kate -cuyo nombre completo es Catherine- es ya Catalina en el mundo hispano.

“La tradición de hispanizar los nombres y apellidos se remonta a la época del Renacimiento. Entonces, casi todos provenían del latín, así que se traducían al castellano”, explica el académico Salvador Gutiérrez, coordinador de la Ortografía de la Real Academia Española.

Esta tendencia general acercaba los nombres de todo el mundo, no sólo de personas, sino también de ciudades y países.

“Con el tiempo, la traducción varió y sólo se cambió el nombre propio. Por ejemplo, conocimos a Emilio Zola o a Alejandro Dumas”, añadió el experto.

En la actualidad, el castellano “acepta el nombre y el apellido extranjero” de las personas. Pero hay una excepción que confirma la regla: los nombres de los papas y de los miembros de las casas reales mantienen la costumbre renacentista.

“Esto se explica porque los nombres van siempre acompañados de un título: rey, reina, príncipe, princesa, papa”, contó Gutiérrez.

De esta forma, se conoce al papa Benedicto XVI, al príncipe Pablo de Grecia o a la reina Beatriz de Holanda.

Uno de los debates actuales más encendidos de los lingüistas es determinar la forma correcta a seguir en estos casos, porque “la costumbre de traducir se está replegando”.

“Ahora se tiende a mantener los nombres extranjeros. Una de las ventajas que conlleva es que permite conocer el lugar de origen” de una persona según su nombre original, precisó el académico.

Sin embargo, Mary Donaldson, convertida en princesa heredera de Dinamarca por su boda con el príncipe Federico, sigue conservando su nombre inglés tras siete años de matrimonio, mientras que nadie ha encontrado hasta ahora una traducción al castellano para Charlene Wittstock, quien se casará con el príncipe Alberto de Mónaco en julio.

El tiempo dirá si Catherine Middleton mantiene su nombre en la versión inglesa, o incluso hasta su diminutivo.

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