Desde su nacimiento en julio de 2013, el príncipe George ha sido el centro de la atención mediática gracias a su condición: ser el heredero al trono después de su padre, el príncipe William. Más allá de su papel institucional, hay que recordar que el primogénito de Kate Middleton es un niño que si bien, acaba de cumplir 12 años y seguramente está entrando en la adolescencia, aún debería tener como única preocupación qué juego jugar con sus hermanos menores.
Desafortunadamente, entre sus deberes reales, su posición en la línea de sucesión, ser el hijo mayor y otros factores externos a su control amenazan con la tranquilidad de la infancia del pequeño, dando como resultado que la madurez y la concepción del mundo como realmente es, llegue antes de lo esperado en un ser humano normal.
El peso del hermano mayor
Ser el hermano mayor dentro de una familia ordinaria suele tener consecuencias en los niños, pues normalmente suele recaer sobre ellos la responsabilidad de “ser el ejemplo”. Por lo regular, y en opinión de expertos en psicología, los hijos mayores suelen recibir una educación más estricta porque se espera de ellos que sean los responsables o quienes ayuden a guiar a sus hermanos menores. En el caso del príncipe George, su papel como primogénito implica mucho más que ser el ejemplo de sus hermanos: desde pequeño ha crecido con la mentalidad de que algún día será rey. Esta condición lo coloca en una posición en la cual la madurez emocional pueda desarrollarse antes de lo esperado, a esta situación hay que agregarle factores como la condición médica de su madre que lo que hacen es solo ejercer más presión sobre el pequeño llevándolo a madurar, y tomar conciencia de asuntos que pueden considerarse propios de la adultez, mucho más rápido.
¿Futuro rey?, sí pero también un niño
A pesar de que George ocupa un lugar importante en la línea de sucesión al trono, sus padres se han enfocado en lograr que tanto él como sus hermanos pequeños tengan infancias con rutinas sencillas, con tiempo en familia y seleccionando de forma estratégica los eventos oficiales a los cuales los pequeños se deben presentar.
Los príncipes de Gales han sabido llevar una crianza equilibrada entre cumplir con las tradiciones y deberes reales y poder gozar de una vida libre como la de cualquier persona, o al menos eso es lo que percibimos, pues los príncipes siempre se han mostrado muy discretos cuando se trata de compartir con el mundo detalles de su vida privada.
Lo poco que los príncipes de Gales nos han permitido observar de la personalidad del pequeño, pues se han encargado de ser muy cuidadosos con su imagen pública (cosa que es un acierto dada la edad del menor), es que es un niño con carácter firme pero carismático pero a fin de cuentas, aún un niño.
La personalidad del príncipe George promete convertirse en un factor importante para una era nueva en la monarquía: más cercana y humana. A pesar de ser aún un niño, sobre sus hombros ya se gesta un legado que lo marcará para toda la vida. Solo el tiempo mostrará cómo George equilibrará su vida con su deber real.
