Escándalo en la corte de Suecia

Escándalo en la corte de Suecia

Un nuevo libro presenta al rey Carlos Gustavo como un mujeriego empedernido.

Feb. 21, 2011

¿Cómo es posible que una monarquía como la de Suecia, que siempre ha tratado de ser correcta y conservadora, ahora esté envuelta en un gran escándalo sexual?

Ya no se trata de los amores de la hoy felizmente casada princesa Victoria, ni de los romances de la princesa Magdalena o de su hermano, el príncipe Carlos Felipe, ¡sino del propio rey Carlos Gustavo! En un nuevo libro sobre su vida, escrito por tres periodistas muy serios -Thomas Sjöberg, Tove Meyer y Deanne Rauscher-, el rey queda como un mujeriego empedernido, quien por décadas ha sido adicto a las orgías, las prostitutas y las malas amistades. Esto, como es lógico, ha provocado un gran escándalo.

Titulado Carlos Gustavo: monarca a su pesar, el libro habla libremente sobre las fiestas del rey con strippers, su afición a las orgías (de las que ha sido protegido por muchos años, para salvaguardar su reputación, por la policía secreta sueca o SAPO), sus amistades con miembros de la mafia rusa y serbia y con dueños de clubes sexuales que el rey supuestamente ha frecuentado; las fiestas en yates en medio del mar, los miles de dólares que se ha gastado en ellas y su romance con la voluptuosa modelo-cantante Camilla Henemark, del grupo Army of Lovers, de quien han aparecido fotos y atrevidísimas caricaturas en la prensa europea.

¿Qué hace la reina Silvia mientras Suecia comenta estas revelaciones al rojo vivo y todos se horrorizan de que su monarca perfecto haya llevado por años una supuesta vida secreta? Pues la reina, con gran dignidad, “afronta la tempestad con una valentía a toda prueba”, tal como fue publicado. Y el rey Carlos Gustavo, de 64 años, considerado por muchos un monarca ejemplar, casado felizmente durante 34 años, padre de familia, muy querido por todos sus súbditos, se ha sentido tan agobiado con tantas acusaciones, que finalmente decidió hablar con espontaneidad a unos periodistas cuando regresó de una cacería. El rey les explicó que, aunque aún no había leído el libro, “los comentarios no han sido muy agradables de oír”, y añadió: “He hablado del asunto con mi familia y hemos decidido pasar la página y seguir adelante, porque esas son cosas que ocurrieron hace mucho tiempo”.

De esta forma, sin admitirlo abiertamente ni tampoco negarlo, el rey quiere ignorar lo que está comentándose con lujo de detalles, incluyendo su relación con la Henemark, de la que se dice “fue un gran romance y una verdadera historia de amor”, que mucho hizo llorar a la reina Silvia, porque el rey “se enamoró como un chiquillo de la cantante-modelo, hasta el punto de querer renunciar al trono por ella y dejarlo todo en manos de su hija, la princesa heredera Victoria, e irse a vivir muy lejos con la llamativa Camilla. Esta es una especie de Lady Gaga sueca, quien llama muchísimo la atención por su look diferente, al ser una guapa mestiza con un padre de Nigeria y una madre de Suecia”.

De acuerdo con el libro, la reina supo de ese affair desde que tuvo lugar durante más de un año, hace 10 años, pero siempre ha preferido callar. Y también explica que los servicios de la SAPO tienen infinidad de “fotos comprometedoras del monarca, acumuladas a través de los años”, por lo que el gobierno sueco tiene miedo de que ahora, en la era de Internet y las comunicaciones digitales, donde “todo se sabe y la confidencialidad es tan difícil de conservar”, salgan a la luz y hagan aún más daño al rey y a la monarquía sueca en general.

El rey Carlos Gustavo no ha tenido una vida fácil y por eso su pueblo siempre lo ha respetado y querido. Su niñez fue trágica porque su padre, el príncipe heredero Gustavo Adolfo, duque de Västerbotten, murió en un accidente automovilístico cuando él tenía 7 meses de nacido, por lo que fue criado y entrenado para el trono (al que subió a los 27 años) por su abuelo, el legendario rey Gustavo Adolfo VI, quien fue su mentor. Su madre, la princesa Sibylla de Sajonia-Coburgo (prima segunda de su esposo, y ambos bisnietos de la reina Victoria de Inglaterra) nunca se adaptó a vivir en Suecia y fue anulada en la corte, por lo que no pudo intervenir en la crianza de sus hijos. Carlos Gustavo también tuvo que combatir la dislexia, que le hizo sufrir mucho, porque durante años el problema era tan grande que no podía leer ni escribir, lo que lo acomplejó desde pequeño, “porque se esperaba mucho de mí".

El rey siempre ha comentado públicamente que crecer sin tener un padre fue muy triste, y su hermana, la muy sincera princesa Birgitta, ha dicho que los cinco hermanos (cuatro mujeres y un varón) crecieron “en una casa real de una disciplina demasiado estricta, de una austeridad casi cruel, donde las preguntas de los niños no eran contestadas y si teníamos miedos o ansiedades, el silencio total era lo único que nos acompañaba”. Una infancia en que su abuelo era su mentor y protector, pero también un hombre de una disciplina férrea que hizo muy difícil y muy falta de afectos la vida de su nieto.

Aunque en su juventud el rey tuvo fama de ser un “soltero de oro” (muchos se preguntan si estos affairs tardíos serán un deseo de revivir una época de su vida), los suecos se alegraron al ver su felicidad cuando conoció a Silvia Sommerlath, una chica alegre, plebeya y sin ataduras reales, de quien se enamoró locamente. Juntos formaron un hogar feliz y una familia bien avenida. Sus novias de aquellos años de soltería fueron muchas, casi todas rubias, curvilíneas y muy provocativas, incluyendo a una modelo-actriz muy voluptuosa llamada Christina Lindberg, quien hizo muchas portadas desnuda y preocupó a todos, porque a Carlos Gustavo se le veía encantado con ella. Aquellas mujeres disfrutaban de un joven rey que adoraba las fiestas, los automóviles rápidos y los romances en las playas, donde se le veía muy bronceado. Con frecuencia se le veía acompañado de chicas guapas. Un dato curioso es que a pesar de la fama de mujeriego de Carlos Gustavo, la reina Isabel de Inglaterra siempre lo había considerado el marido ideal para su hija, la princesa Ana.

Los reyes de Suecia el día de su boda

Pero cuando entró en escena la futura reina Silvia Sommerlath ¡todo cambió! De padre alemán y madre brasileña, la joven había sido azafata de Lufthansa, y era intérprete en los célebres Juegos Olímpicos de Munich, de 1972, cuando el rey la conoció ¡y tuvo un flechazo! El romance continuó por cuatro largos años hasta que al fin la pareja se casó en 1976, en la Catedral de Estocolmo (donde lo hizo la princesa Victoria el verano pasado) y nada había enturbiado la imagen feliz de este matrimonio... Excepto en el 2005, a causa del incidente con la cantante Helena Paparizou, ganadora de la 50º edición del Festival de la Canción de Eurovisión. Cuando la artista visitó a la Familia Real para actuar en un cumpleaños de la princesa Victoria, el monarca colocó su mano en su espalda, pero casi en el derrière y mucho más abajo de lo socialmente aceptable. Esta situación, al hacerse pública, tuvo que ser aclarada después por el portavoz del Palacio Real, quien dijo que “la mano del rey Carlos Gustavo había resbalado accidentalmente”.

Hasta ahora lo que ha conocido el mundo es sobre los romances de sus hijos y nada sobre el matrimonio de los reyes: la larga oposición -¡ocho años!- del rey al matrimonio de la princesa Victoria con Daniel Westling, el rompimiento de la bella princesa Magdalena con su prometido Jonas Bergström, y ahora el romance del príncipe Carlos Felipe con la supersexy modelo Sofia Hellqvist, con quien se ha mudado recientemente. Estas han sido las únicas noticias que llegaban de Suecia. Pero ahora resulta que el conservador patriarca de la familia Bernadotte, con sus gafas y su expresión afable de señor serio, es quien ha disfrutado de las cosas prohibidas. ¡Difícil de creer, pero no imposible!

Nina Eldh, la portavoz del palacio, ha dicho: “El rey es un hombre muy inteligente y con mucho sentido común, y ha dicho con sus palabras lo que ha considerado correcto sobre este asunto. El ha querido salir al paso y lo ha hecho a su manera”. La vocera también ha comunicado que “la casa real no presentará querella judicial alguna contra los tres periodistas autores del libro: Thomas Sjöberg, Tove Meyer y Deanne Rauscher”, respetándose así la libertad de prensa que es tradicional en Suecia.

Sea como sea, al parecer la reina es la primera que ha decidido perdonar y pasar la página, porque ha aparecido en público junto al rey con una gran sonrisa, “como si nada hubiera pasado”. Según algunos amigos de los monarcas, “la reina es la persona más importante en la vida del rey, quien la ama y la admira... y jamás hace algo sin consultárselo. De manera que ahora es el pueblo sueco el que debe pasar la página y pensar que lo pasado es pasado, y punto final”.

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