La historia detrás de la corona de Suecia

La historia detrás de la corona de Suecia

El rey Carlos Gustavo desciende de Désirée Clary y de Jean-Baptiste Bernadotte, quienes no tenía ni una sola gota de sangre azul

De momento todo está muy bien y los miembros de la casa real de Suecia se ven felices. Después de ser considerada aburrida durante muchas décadas, esta monarquía reveló al mundo sus emociones y sentimientos, y conocemos cada detalle de su historia. De pronto, nada era prohibido, ni siquiera los escándalos de tipo sexual que han rodeado al rey Carlos Gustavo, y la aceptación de que los tres hijos que tiene con la reina Silvia han seguido los dictados de su corazón al enamorarse de plebeyos.

La princesa heredera Victoria está felicísima con su esposo Daniel Westling, quien fuera su entrenador personal, y su pequeña hija, la princesa Estelle, es la segunda en el orden de sucesión del trono. La princesa Magdalena, quien después de ser engañada por Jonas Bergström, su novio de muchos años, encontró en Nueva York el amor en el estadounidense-inglés Christopher O’Neill. El matrimonio está esperando su primer hijo, que nacerá el próximo marzo. Y el príncipe Carlos Felipe, quien mantiene un controvertido noviazgo desde el 2010 con la modelo de lingerie Sofia Hellqvist, está encantado con el hecho de que su novia haya sido aceptada finalmente por la familia real. ¡Un cambio que en el siglo XXI es el denominador común en muchas casas reales!

La Constitución sueca comienza diciendo: “Todo poder público en Suecia emana del pueblo”, dejando muy claro que el poder político está en manos del gobierno y el parlamento. El rey, simplemente, tiene autoridad representativa y ceremonial, aunque disfruta de inmunidad ante cualquier acto indebido que cometa. Debe pagar impuestos sobre sus ingresos y su fortuna privada, igual que cualquier otro ciudadano.

La muy democrática Ley de Sucesión sueca indica que “el heredero al trono debe ser el primogénito de la pareja real, ya sea hombre o mujer"; por eso Victoria, la mayor de los hijos de los reyes, es la heredera del trono.

FOTOGALERÍA: LA HISTORIA DETRÁS DE LA CORONA DE SUECIA

LOS ORÍGENES

Mirando hacia atrás, recordemos que en 1973, Suecia coronó un nuevo rey, el actual Carlos XVI Gustavo--, entonces de solo 27 años, que sucedió a su abuelo, el muy querido rey Gustavo Adolfo. Tres años más tarde, Carlos Gustavo se casó con la alemana-brasileña Silvia Sommerlath, sin una gota de sangre azul, a quien conoció en los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972, cuando era azafata. La pareja, que parece tener un buen matrimonio, tuvo tres hijos: Victoria, nacida el 14 de julio de 1977; Carlos Felipe, el 13 de mayo de 1979, y Magdalena, el 10 de junio de 1982.

Por eso es curioso notar que cuando la princesa heredera Victoria de Suecia se casó con Daniel Westling, en la catedral de Estocolmo el 19 de junio de 2010 --fecha del 34 aniversario de boda de sus padres-- había luchado durante ocho años, contra viento y marea, para que estos aceptaran su amor por su entrenador personal. La princesa demostró ser obstinada y tener una fuerte personalidad. En ello se parece a su antepasada directa Désirée Clary, la rebelde francesa plebeya, quien junto a su marido, el general Jean-Baptiste Bernadotte, fundó la actual dinastía sueca Bernadotte en 1818. Por eso el origen de la princesa Victoria es tan plebeyo como el de su marido.

El personaje de Désirée --heroína de una película con Marlon Brando y Jean Simmons, y del libro Désirée, de Annemarie Selinko? hace que la corona sueca sea diferente de las demás. Su historia es como una novela, pues era una mujer rebelde, quien siempre luchó por lo que creía justo y estaba enamorada de Napoleón Bonaparte, a quien jamás olvidó.

Cuando en un viaje visité la catedral de Estocolmo, al fijarme en el altar mayor de ébano y plata, los reclinatorios de mármol y los palcos donde por siglos se han sentado reyes y príncipes, imaginé a Désirée y a tantos personajes increíbles que han orado allí. Después fui a la iglesia Riddarholmen, que durante 700 años ha sido lugar de descanso de las familias reales suecas, y visité la tumba de la reina Desideria (se cambió el nombre y dejó atrás el de Désirée) y la de su marido, el primer rey Bernadotte. Al regreso volví a leer sobre esta dinastía, que siempre fue poco importante para los amantes de los royals, pero que las bodas de las princesas Victoria y Magdalena han puesto en primer plano.

DÉSIRÉE Y NAPOLEÓN

Comencemos a aprender sobre el pasado de la corona sueca precisamente con Désirée Clary --reina de Suecia de 1818 a 1844--, quien tenía 17 años y era hija de unos ricos comerciantes de seda de Marsella.

Su hermana Julie se había enamorado de Joseph Bonaparte, hermano mayor de Napoleón. Este era muy pobre y decidió cortejar a la simpática y conversadora Désirée. Dos hermanas ricas tenían relaciones con dos hermanos pobres. Julie y Joseph se casaron, y en 1785, se anunció el compromiso oficial entre Napoleón y Désirée, de 18 años. Este se rompió cruelmente en 1786, cuando Napoleón conoció a la célebre viuda Josefina de Beauharnais y se enamoró de ella.

Aquello rompió el corazón de Désirée y una carta que le escribió a Napoleón en aquellos años, que se conserva entre los documentos del general, decía: “Has convertido mi vida en una total y absoluta miseria; sin embargo, te amo tanto y soy tan débil, que te perdono”. La historia hubiera terminado allí y Suecia no hubiera sido parte de su vida, si no es porque Napoleón --nunca se supo qué sentía por Désirée, pero la quería tener cerca de él, y su irreverencia lo divertía-- le pidió a su hermano y a Julie que trajesen a Desirée a vivir a París. Muy pronto la joven --poco sofisticada, pero muy lista-- comenzó a alternar con los Bonaparte y su poderoso círculo. Désirée seguía locamente enamorada de Napoleón y se acostumbró a un estilo de vida que le gustaba. Al ser la cuñada del hermano de Napoleón, era bienvenida en todas las fiestas y la trataban con gran deferencia.

Muchas personas notaron que a Josefina le molestaba la confianza que la chica tenía con su marido y que este la celebrase. ¿La solución para evitarse problemas? Napoleón le dijo a Désirée que uno de sus generales más valientes, Jean-Baptiste Bernadotte, estaba enamorado de ella y debía ser su futuro marido. Désirée, que se dejaba dominar por un solo hombre en el mundo --Napoleón--, obedeció y la pareja contrajo matrimonio en agosto de 1798. Demostrando su personalidad, la chica exigió un contrato prematrimonial para mantener el dinero de sus padres aparte y así tener independencia económica.

El único hijo de la pareja, Oscar, nació en París en 1799. Los Bernadotte prácticamente hacían vidas separadas, porque Jean-Baptiste (aunque estaba muy enamorado de su mujer, a quien le llevaba 14 años) viajaba continuamente y seguía librando batallas en nombre de Napoleón, con quien tuvo grandes confrontaciones de ideas y de estilo político.

LOS BERNADOTTE ¿REYES DE SUECIA?

Quizás su disgusto con el ya emperador Napoleón I de Francia fue el detonante para que Bernadotte --a quien Napoleón le había dado nada menos que el título de príncipe de Pontecorvo-- aceptara la visita de unos viejos diplomáticos suecos que en el año 1810 le propusieron ser adoptado por el rey Carlos XIII de Suecia, quien no tenía descendientes. Así heredería el trono de Suecia, que necesitaba sangre nueva.

Que la “sangre” fuera ciento por ciento plebeya y francesa no les importó a los suecos y a Bernadotte tampoco, pues aceptó la proposición. Muy pronto la familia estaba viviendo en el enorme palacio real de Estocolmo, donde Désirée fue recibida con recelo y se sintió miserable desde el primer día.

Así fue como esta chica burguesa se convirtió en 1818 en Desideria, reina consorte de Suecia y Noruega, esposa del rey Carlos Juan (nombre que tomó Bernadotte) y madre de Oscar I, el segundo rey de la dinastía Bernadotte. Una reina que nunca aprendió sueco, no soportaba la rígida etiqueta de la corte y se iba de viaje sin avisar, pasando largas temporadas en París. En una ocasión estuvo 12 años lejos, ofreciendo fiestas en Francia como “la reina de Suecia”.

Cuando Napoleón Bonaparte perdió su imperio y estaba preso en la isla de Santa Helena, Désirée volvió a Suecia, donde pasó el resto de su vida.

A la muerte de Bernadotte, e n 1844, a los 81 años de edad, cuando se esperaba que la reina regresaría a Francia, Désirée sorprendió a todos al decidir quedarse en Suecia junto a su hijo y su nuera, con quien se llevaba muy bien. Cuenta la historia, que cuando su hijo Oscar ya era rey los suecos, se veía a la excéntrica reina madre paseandode noche en coche de caballos por las calles de Estocolmo y conversando con extraños. Ella nunca se adaptó a la seriedad de la corte y mantuvo su carácter alegre y simpático hasta el último momento de su vida, tal como es el carácter de Victoria de Suecia. La última noche de su vida llegó a la ópera de Estocolmo cuando acababa de terminar la función, lo que le provocó un ataque de risa. Era el 17 de diciembre de 1860, y esa misma noche murió en el viejo palacio que detestaba.

EL PASADO Y EL PRESENTE

Como ven, la dinastía fundada por Jean Baptiste Bernadotte y Désirée Clary reina en Suecia actualmente y es curioso notar cómo sus descendientes, especialmente el rey Carlos Gustavo y su esposa la reina Silvia, habían olvidado los humildes orígenes de su supuesta aristocracia. Bernadotte era hijo de un sastre de provincias y Désirée, hija de comerciantes, y por eso muchos consideraron que era injusto que se hubieran opuesto a que la princesa Victoria fuera novia de Daniel Westling. ¡Nadie entendía la lucha que tuvo que enfrentar la chica! Sin embargo, como en los cuentos de hadas, en la corona sueca el amor ha triunfado y el nacimiento de la princesa Estelle tiene locos a sus antes rígidos abuelos. Ahora, en el 2014, todos viven felices y en armonía.

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