Isabel II rompe récord como soberana

Isabel II rompe récord como soberana

A los 89 años de edad, la popular soberana ha superado a su tatarabuela, la reina Victoria, en el número de días al frente del Reino Unido. Y se ha convertido en la reina más longeva del mundo

La reina Isabel II de Inglaterra sobrepasa el 9 de septiembre a la reina Victoria como la soberana que más años ha reinado en su país. Toda una celebración, con fiestas, conciertos, tres exhibiciones de fotos tituladas Long to Reign Over Us, mostrando sus 63 años como reina, tienen lugar en los palacios de Holyroodhouse, en Escocia; el palacio de Buckingham y el castillo de Windsor. También ha salido publicado un nuevo libro ?An Intimate Portrait of the Queen in Her Own Words? sobre su larga vida, escrito por la respetada Ingrid Seward, editora de la revista Majesty.

¿Recibe la reina todos esos honores con una gran sonrisa o quizás con una carcajada? El pueblo inglés, que realmente la quiere mucho, esperaba ver a su reina perder su solemne serenidad y que de vez en cuando hiciera alguna travesura, como cuando durante los Juegos Olímpicos de 2012 protagonizó un simpático sketch junto a Daniel Craig (James Bond) y se convirtió en la ?chica Bond más memorable?. Pero la reina, de 89 años, ha recibido las felicitaciones por tan importante momento histórico ?63 años desde que empezó su reinado el 6 de febrero de 1952? sin inmutarse demasiado ni ponerse nerviosa ni sonreír más de lo necesario, porque así la criaron desde pequeña y esa disciplina total es parte de su ?ADN?.

Su tatarabuela la reina Victoria reinó 63 años y 216 días, encabezando una monarquía con una historia fascinante y dejando una profunda huella en el Reino Unido. Isabel comparte con ella no solo los muchos años de reinado, sino también algo muy personal: Victoria se casó locamente enamorada de su primo hermano, el príncipe alemán Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, e Isabel se casó muy enamorada del joven príncipe grecoalemán Felipe Mountbatten, príncipe de Grecia y Dinamarca, pariente suyo por la reina Victoria.

Mientras Victoria enviudó del padre de sus nueve hijos y lo lloró públicamente durante sus años de luto, Isabel goza de la compañía del padre de sus cuatro hijos, a quien sigue respetando (¡dicen que en la ?casa? quien manda es Felipe!) y lo ama incondicionalmente, a pesar de los rumores de infidelidad (¡y hasta de hijos extramatrimoniales!) que han existido durante muchos años. Algunas revelaciones recientes afirman que Felipe, de 94 años, todavía no perdona a la reina y a los políticos del gobierno que su apellido Mountbatten haya sido borrado del nombre de sus hijos (por su origen alemán, eso no era ?políticamente correcto? después de las dos guerras mundiales), y que solo haya sido usado por su hija, la princesa Ana, quien al casarse lo hizo como ?Ana Mountbatten-Windsor?. Según Felipe, quien está muy orgulloso de su origen, ?esta tendría que ser la dinastía de los Mountbatten y no de los Windsor?. Pero Isabel se hace la que no lo oye.

El nuevo libro sobre la vida de la soberana es maravilloso, porque nos muestra por qué Isabel II es como es. Y cómo fue esa niñez que la moldeó como un soldadito de acero, y aunque nadie lo sepa, le afectó los nervios y hasta el estómago. Esa fuerza exterior que muestra la reina comenzó con Clara ?Allah? Knight, una estricta nanny que la despertaba al amanecer y a las 7:30 am ya había desayunado y estudiado. A las 7:15 pm, Isabel y su hermana Margarita estaban en la cama listas para dormir. Las princesas no protestaban y obedecían en todo.

A los 4 años de edad, la abuela de Isabel, la reina María, esposa de Jorge V, le enseñó a saludar, moviendo la mano rítmicamente al estilo de los royals, y también a controlar durante horas sus deseos de ir al baño. La recompensa a este sacrificio era una galletita dulce, porque, según le decía, ?las niñas no deben ser inquietas ni estarse moviendo para aquí y para allá?. Unos años después llegó Margaret MacDonald para contrarrestar con su cariño a la despótica Allah. Las dos chicas la llamaron Bobo y la adoraron hasta que murió, en 1993.

En ese rígido ambiente, sin el mundo maravilloso de las princesas de Disney que tienen las niñas de hoy, Isabel era muy tímida y poco expresiva.

Con su institutriz Marion Crawford la fuerte disciplina continuó, aunque ?Crawfie? era muy cariñosa con las chicas. Sus padres, Alberto y Elizabeth Bowes-Lyon, duques de York en aquellos años, eran muy unidos, y aunque querían muchísimo a sus hijas, dejaban su educación en manos de las nannies. Las niñas no iban a colegios, recibían clases de las institutrices, y apenas tenían amigos. Se criaron entre las paredes de los palacios, sin contacto con otros niños de su edad.

Cuando el rey Eduardo VIII abdicó al trono el 11 de diciembre de 1936, su hermano, el príncipe Alberto, quien tenía problemas de tartamudez, subió al trono (¡algo que no deseaba en lo absoluto!). De esta manera, su hija Isabel se convirtió en heredera de la corona y su vida cambió aún más.

Fueron años de mucho sufrimiento para la familia, y la llegada de la Segunda Guerra Mundial acentuó aún más las angustias de los Windsor. Isabel se hizo más callada y Margarita, más rebelde. A pesar de ser tan diferentes, ambas se llevaban maravillosamente. Isabel era como ?la madrecita? de su hermana pequeña, pero jamás hizo algo divertido, típico de su edad. Su amor a los perros y a los caballos fue su salvación, y otros jóvenes del pueblo se unieron al pequeño grupo en el castillo de Windsor, donde la familia vivió durante la guerra. Allí Isabel comenzó a conocer la vida y la felicidad; las hermanas actuaban en pantomimas mientras Isabel daba charlas por radio a los niños de Inglaterra. Aquello combatió su timidez y la hizo ?sentir útil durante la guerra?, por lo que logró tener una nueva visión del mundo y del país que un día gobernaría. De esta manera se unió después al ejército como chofer y mecánica de ambulancias con solo 16 años.

Secretamente, Isabel se había enamorado en medio de la guerra del guapo príncipe Felipe de Grecia y Dinamarca, con quien sostuvo una larga correspondencia durante años y el resto es historia. Su vida la cambió el guapo y muy irreverente Felipe, quien era cadete de la marina, sin un centavo ?ni un traje decente que ponerse?, a quien el gobierno no quería cerca de la heredera. Sin embargo, aquel amor, que continúa hasta el día de hoy, trajo grandes emociones a la vida de la jovencita. Felipe la hizo reír, la acompañaba a montar caballo, le enseñó a bailar y le dijo mil veces lo guapa que era. Isabel nunca tuvo otro enamorado ni miró a otro hombre, y dicen que la única persona que a sus 89 años todavía la hace reír es su querido esposo. Casados desde el 20 de noviembre de 1947, Isabel ?sigue viendo por los ojos del duque de Edimburgo?, ¡tal como hacía su antecesora Victoria con el príncipe Alberto!

La reina Isabel II ascendió al trono el 6 de febrero de 1952, poco después de la muerte de su padre, el rey Jorge V, y comenzó una vida de disciplina y responsabilidad para la que había sido entrenada desde niña. A los dos días de morir su padre dio un emotivo discurso a cientos de políticos, pero no derramó una lágrima. Años después, la muerte de su madre y de su hermana Margarita, y los divorcios escandalosos de sus hijos Carlos y Andrés, de Diana Spencer y de Sarah Fergunson, respectivamente, fueron golpes muy fuertes que pusieron a prueba su carácter. Pero Isabel II no pierde el control, y de la misma manera que hizo la reina Victoria con su hijo mayor ?quien después fue el rey Eduardo VII?, tampoco renuncia al trono ni lo deja en manos del príncipe Carlos. Al parecer ella ?morirá con las botas puestas?, como considera que es su deber.

Relacionado