Matrimonio real sin amor

Matrimonio real sin amor

La vida de Emanuela de Dampierre, esposa de Jaime de Borbón, estuvo llena de amarguras

Pocas vidas han sido trágicas y, a la vez, más interesantes, que la de Emanuela de Dampierre y Ruspoli, ya que estuvo muy unida a muchos personajes de la realeza europea. Emanuela murió el 3 de mayo del 2012 en Roma, Italia, y fue enterrada con honores en el cementerio de Passy, en París.

Emanuela fue una joven aristócrata descendiente de las mejores familias francesas e italianas (su madre era la princesa Vittoria Ruspoli y su padre, el noble francés Roger de Dampierre, vizconde de Dampierre). Se casó en 1935, cuando apenas tenía 18 años, con el infante Jaime de España , el hijo sordomudo del rey Alfonso XIII, y muy pronto se convirtió en la madre de dos príncipes, cuyas vidas serían igual de atormentadas y trágicas: el guapísimo Alfonso de Borbón, quien se casó con María del Carmen Martínez Bordiú y Franco, nieta del general Francisco Franco, y su hermano Gonzalo de Borbón. Por eso es que Emanuela -cuyo título por su marido era duquesa de Segovia- era la muy querida abuela de Luis Alfonso de Borbón, quien está felizmente casado con la guapa millonaria venezolana Margarita Vargas Santaella. Un joven serio y muy correcto, a quien los legitimistas de la realeza francesa hacen reverencias y llaman el próximo Louis XX. Unos lo reconocen como legítimo heredero de la Casa Borbón y de un quimérico trono de Francia, y otros lo llaman “un rey sin corona”. Cariñoso y responsable, Luis Alfonso se ocupó maravillosamente de su abuela hasta el último día de la vida de Emanuela.

La adolescencia de Emanuela no fue fácil, porque el divorcio de sus padres trajo problemas financieros a la familia. Su madre, que residía en París, tuvo que regresar a Roma con sus tres hijos a vivir en el palacio Ruspoli con su abuela materna. Debido a esa estrechez económica, la familia de Emanuela encontró una solución cuando apareció el infante Jaime de Borbón y Battenberg, hijo del rey Alfonso XIII de España, y pronto la pareja estaba comprometida. Jaime era sordomudo, pero había aprendido a hablar porque dos monjas le enseñaron a leer los labios y a vocalizar el español. Al perder sus derechos al trono por su enfermedad, le dieron el título de duque de Segovia, y en 1935 se casó en Roma con Emanuela.

Emanuela fue una joven aristocrática descendiente de las mejores familias francesas

Como su matrimonio fue sin amor, sólo por conveniencia, el título de duquesa de Segovia nunca le proporcionó felicidad a la joven. Nadie sabe por qué la guapa Emanuela (aunque su rostro siempre tuvo una expresión triste) no se rebeló y se casó sin protestar con Jaime de Borbón, quien fue tío de Juan Carlos, el actual rey de España. Jaime y Emanuela se separaron porque él era infiel, además de alcohólico, y vivían infelices y con muchos problemas económicos, pues la monarquía había sido derogada en España y los Borbón estaban enfrentando mucha falta de liquidez. En medio de todos los problemas, aunque Jaime tuvo que renunciar “a los derechos al trono de España”, algunos monárquicos españoles nunca aceptaron esa renuncia e incluso algunos franceses (que siguen soñando con la monarquía en su país) siempre lo consideraron el jefe de la Casa Borbón de Francia y legítimo heredero de ese trono que ya no existía. Y como Emanuela respetaba mucho la aristocracia y sus tradiciones, deseaba que sus hijos Alfonso y Gonzalo no perdieran esos derechos dinásticos, y luchó por ellos, incluso cuando ya se había divorciado de Jaime (quien era un gran conquistador). Jamás perdió la esperanza “de verlos reinar”.

Emanuela se llenó de ilusiones cuando su hijo Alfonso se casó con una nieta de Franco, y pensó que se restauraría la monarquía en España. Ella soñó que el nieto mayor de Alfonso XIII sería el rey y que de paso Carmencita sería la reina. Pero nada de eso ocurrió. Saltándose al legítimo heredero don Juan de Borbón, Franco eligió al hijo de este, Juan Carlos, como nuevo rey. Alfonso y Carmencita tuvieron que conformarse con ser los duques de Cádiz y vivir un poco aburridos, como parientes del rey Juan Carlos de España.

Emanuela sufrió otro fuerte golpe cuando en 1982, a los pocos años de casada y con dos hijos pequeños -Francisco y Luis Alfonso-, la bella Carmencita abandonó el hogar sin pensarlo mucho y se fue a vivir a París con el rico anticuario Jean-Marie Rossi. Alfonso de Borbón se quedó con los niños. Aquello fue un escándalo enorme y dicen que el odio que Emanuela sintió por su exnuera -que la llevó años más tarde a decirle horrores por televisión- surgió al ver el sufrimiento de su hijo y de sus nietos, mientras Carmen se daba la gran vida con su amante en París. Para añadir más dolor a lo ocurrido, en 1984 murió en un accidente de coche en Navarra su nieto mayor Francisco de Borbón, quien solo tenía 12 años de edad. Su padre conducía el auto, y tanto él como su hermano menor Luis Alfonso, quedaron heridos. Fueron años horribles, de una tristeza enorme, en que Emanuela trató de ayudar a su hijo y a su nieto pequeño lo mejor que pudo y es por eso que Luis Alfonso la quería tanto. Sin embargo, las tragedias no habían acabado...

En 1989, su adorado hijo Alfonso -quien era un experto esquiador- murió decapitado a los 53 años en las pistas de esquí de Beaver Creek, Colorado, cuando un cable le cortó la cabeza cuando estaba llegando al final de la pista. Años más tarde, en el 2000, Gonzalo, su otro hijo, famoso por sus tres matrimonios y muchos amores, murió en Suiza de una leucemia fulminante. De la familia que tanto representaba para ella, a Emanuela sólo le quedó Luis Alfonso, y aunque quiso obtener su custodia, el joven se fue a vivir a Madrid, a casa de su abuela materna Carmen, duquesa de Franco. Muchas preguntas rodeaban el nacimiento y la enfermedad de Jaime de Borbón, como ¿por qué Alfonso XIII ocultó a los españoles que su hijo era sordomudo de nacimiento? ¿Es cierto que el infante Jaime murió abandonado por su familia? Todas son contestadas en la biografía Don Jaime: el trágico Borbón, de José María Zavala, un libro fascinante, al igual que el de las memorias de Emanuela, escrito por Begoña Aranguren.

Emanuela se divorció en 1947 de Jaime de Borbón y en 1949 se casó en Austria con el italiano Antonio Sozzani, de quien se separó en 1967, teniendo más tarde una relación con el abogado Federico Astarita. En 1975 murió Jaime de Borbón, quien también se había casado de nuevo con la alemana Charlotte Tiedemann, y también murió en España el general Francisco Franco.

Ya mayor, Emanuela de Dampierre se fue a vivir a Roma, donde murió en un ático del histórico palacio Massimo de Pirro, a los 98 años. Además de Luis Alfonso, existe otra nieta, pues en 1983, su hijo Gonzalo de Borbón reconoció a una hija secreta: Stephanie, de su relación en 1968, sin contraer matrimonio, con la modelo estadounidense Sandra Lee Landry. Curiosamente, Stephanie nunca conoció a su abuela, con quien sólo habló por teléfono dos veces.

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