El mundo espera la llegada del royal baby

El mundo espera la llegada del royal baby

Miles de personas tienen su atención puesta en el nacimiento del primogénito de los duques de Cambridge

La expectación que se vive a las puertas del palacio de Buckingham, en cuya entrada se exhibirá la partida de nacimiento del bebé de Kate y William de Inglaterra una vez haya nacido, se traduce en cientos de personas llegadas de todo el mundo, ávidas de ser testigos en primera persona de la llegada al mundo del que será el tercero en la línea de sucesión al trono. A medida que pasan las horas, los alrededores de la residencia oficial de Isabel II van llenándose con cada vez más personas que expresan su impaciencia ante el lento devenir de los acontecimientos, una espera que ya ha generado que el debate sobre el inminente recién nacido no deje de ganar intensidad.

Entre la marea de curiosos bulle una pregunta cuya respuesta es más un deseo (o una apuesta) que otra cosa: el sexo del bebé. “Que sea niña. Y que se llame Diana”, afirmó a la agencia BANG Showbiz Kennedy Johnson --recién llegada desde Tennessee--, quien no ha dudado en aprovechar sus vacaciones en la capital británica para ser testigo directo del histórico momento. En la misma línea de querer que el futuro hijo de Catalina sea niña, y que lleve por nombre el de la fallecida princesa de Gales se expresó la española Francisca Palomar --llegada a Inglaterra hace ya 40 años-- quien se lamentaba por la sobriedad y falta de atenciones que caracteriza el monumento en memoria de Diana, situado en Hyde Park. “La fuente de Diana está muy descuidada, no hay flores, ni siquiera en un día tan especial como el de hoy”, señaló.

La reina Isabel llega al Palacio de Buchingham para esperar la noticia del nacimiento de su bisnieto

Alejados de cualquier controversia y entusiasmados por presenciar todo el ritual protocolario del alumbramiento, los turistas no esconden su satisfacción por poder vivir --sin haberlo previsto en la mayoría de casos-- el “acontecimiento del año”. “Nos vamos mañana por la tarde. Volvemos a Bélgica. Espero que para entonces el bebé haya nacido y nos podamos llevar a casa un recuerdo irrepetible”, declaró la risueña Helma Vleminckx.

Uno de los sonidos que no podrán olvidar los visitantes congregados en los alrededores del palacio serán las 41 salvas que los cañones reales dispararán tras el nacimiento del primogénito de los duques de Cambridge, un ruidoso anuncio con el que darán comienzo las celebraciones públicas por la llegada del tercer bisnieto de Isabel II y que se verán seguidos de otros 62 disparos que se efectuarán desde la Torre de Londres. Tras el reguero de pólvora, llegarán los momentos de júbilo popular y la esperada presentación del recién nacido a todo el mundo.

Además de la exaltación y el entusiasmo que viene reflejando estos días la opinión pública del Reino Unido y sus medios, el revuelo que ha generado la inminente venida al mundo del primogénito de los duques de Cambridge también se siente ya en lugares tan alejados de las islas británicas como sus antiguas colonias de Canadá, Australia y Estados Unidos, e incluso en países como Alemania y Japón, menos vinculados a la historia imperial del Reino Unido.

Tan pronto como se ha conocido la noticia de que la duquesa de Cambridge había hecho acto de presencia en el hospital St. Mary de Paddington, la numerosa legación de periodistas internacionales que llevaba semanas acampando en los alrededores del centro médico se ha despertado de su letargo para iniciar la maquinaria de comentarios, quinielas y conjeturas sobre el sexo del futuro bebé y sobre la posibilidad de ver en escena a algún miembro destacado de la familia real. Por el momento se desconoce si, además del príncipe William, Carole y Pippa Middleton --madre y hermana pequeña de la duquesa, respectivamente-- otras personalidades de la familia Windsor harán las delicias de los informadores con algún saludo rápido a su llegada a las instalaciones, pero el mero suspense sobre lo que ocurrirá ya tiene emocionados a los corresponsales japoneses que celebran con alegría el hecho de estar presenciando un nuevo capítulo de la historia europea.

“Nos está costando encontrar una buena posición desde la que tomar imágenes, pero no nos importa porque al menos somos capaces de captar el ambiente que se respira aquí, y trasladaremos a Japón la gran fiesta nacional que se vive hoy. El nacimiento del hijo de Guillermo y Catalina se está viviendo en Japón con mucha expectación también. Nosotros tenemos nuestra propia familia real, pero siempre hemos seguido con atención todo lo relacionado con las casas reales europeas, sobre todo con la británica por la popularidad que tenía la princesa Diana. Era todo un icono en nuestro país”, aseguró Charlie Yoshilike --corresponsal del canal japonés Asahi-- al diario británico The Guardian en un corrillo de periodistas que también incluía representantes de los canales estadounidenses NBC y Fox, así como corresponsales alemanes, franceses y australianos.

Pero es en Australia, Canadá y Nueva Zelanda donde los festejos por el nacimiento del tercer bisnieto de Isabel II serán tan multitudinarios como en el propio Reino Unido. La Torre Nacional de Canadá en Toronto se iluminará de un intenso color azul o rosa --dependiendo del sexo del recién nacido-- tan pronto como se anuncie la llegada del primer nieto del príncipe Carlos, mientras que en Nueva Zelanda 30 de los monumentos más importantes del país también se vestirán de estos colores de forma simultánea al comunicado oficial sobre el nacimiento. Por si esto no fuera suficiente, hasta la republicana primera ministra de Australia --la laborista Julia Gillard-- ha querido contagiar a sus compatriotas de la ilusión por el nacimiento tejiendo ella misma un canguro de peluche que, en nombre de todo el pueblo australiano, constituirá el primer regalo oficial del retoño de los duques de Cambridge.

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