Cuando la princesa Eugenia anunció que había elegido a su hermana Beatriz para ejercer de dama de honor en su gran día, muchos esperaban que se repitiera una dinámica similar a la del enlace de la duquesa Catherine de Cambridge , en el que su hermana, Pippa Middleton , tuvo un gran protagonismo. Sin embargo, el papel de las dos mujeres en las respectivas bodas reales no podría haber sido más diferente.
En su caso, Pippa -que también acudió este viernes al enlace de Eugenia pese a su avanzadísimo embarazo- fue la encargada de acompañar a Catherine en su entrada triunfal a la Abadía de Westminster para contraer matrimonio con el príncipe William, ayudando a organizar a los pajes y las niñas de las flores y sosteniéndole la impresionante cola de su diseño nupcial. El atuendo que lució para la ocasión la convirtió, además, en un fenómeno internacional y consiguió robarle algo de protagonismo a la mismísima novia gracias a la forma en que el vestido blanco de la casa Alexander McQueen -la misma que firmaba el vestido de Catherine- acentuaba su figura.
La princesa Beatriz optó, sin embargo, por ocupar un rol más discreto: ella llegó a los terrenos del castillo de Windsor acompañada por su madre, Sarah Ferguson , y esperó en el interior de la capilla a la llegada de su hermana. Tampoco siguió la tradición de vestir de blanco, en parte porque no pasó demasiado tiempo cerca de Eugenia durante la celebración del servicio religioso, y en su lugar optó por un diseño de Ralph & Russo en un intenso color azul conjuntado con una diadema a modo de turbante en morado. Su ‘gran momento’ a lo largo de la ceremonia llegó cuando leyó un fragmento de la novela de F Scott Fitzgerald “The Great Gatsby”.
En vista de la sonrisa de oreja a oreja que exhibió en todo momento, salta a la vista que ella no podía alegrarse más por su querida hermana independientemente de cómo Eugenia hubiera decidido organizar la dinámica de su paso por el altar y que, tal y como había vaticinado la propia Beatriz, modificaría o rompería con algunas tradiciones para adaptarse a la personalidad de los contrayentes y al espíritu de modernidad que representa la novia.
SEGURO TE INTERESAN:
Eugenia de York, una novia sin velo que deja ver su gran cicatriz