Las princesas árabes del siglo XXI

Las princesas árabes del siglo XXI

Compran ropa couture y bolsos de marca, ¡gastan fortunas en minutos!

Es un fenómeno curiosísimo... Especialmente en Marbella podemos ser testigos de las fortunas que gasta, ¡en cuestión de minutos!, todo un “batallón” de princesas árabes, quienes verano tras verano llegan a la Costa del Sol.

Muchas de estas royals vienen de Arabia Saudita y se conocen como “princesas Vuitton”, porque adoran los bolsos de esta firma. Cuando llegan en un enorme yate con su séquito oficial y sus amigas, secretarias y asistentes, las tiendas de la zona, especialmente las exclusivas de Puerto Banús, sacan la mercancía más cara y la colocan a la entrada, como una irresistible tentación, para que la compren en segundos.

La familia real saudí de los Abdulaziz tiene en Marbella un gran palacio llamado El Rocío, ya que el rey Fahd adoraba la zona y lo hizo construir hace muchos años con gran lujo, además de que edificó también una mezquita. En el palacio hay cientos de guardaespaldas, empleados de seguridad y hasta varios helicópteros. Muchas tiendas llevan la mercancía allí, para mostrársela a las princesas, pero ellas prefieren salir y pasarla bien en restaurantes y heladerías de Puerto Banús, lo que hacen en una caravana de Mercedes-Benz y Land Rover con cortinas negras y cristales blindados, que ya son conocidos a lo largo de la única carretera que bordea la costa. Lo más común es que las tiendas cierren sus puertas cuando se les anuncia la llegada de las princesas, cuyos gastos alcanzan millones de dólares. Una de sus favoritas este año ha sido la boutique de Louis Vuitton en Marbella, y allí se vieron con sus trajes negros hasta el piso y sus velos tapando sus caras, aunque todas llevan sus carísimos bolsos de marcas famosas. El año pasado, unas 400 princesas árabes viajaron a Marbella para celebrar una despedida de soltera y aquello fue ¡toda una revolución!

Un ejemplo muy conocido de estas princesas gastadoras es el de la libanesa Mouna Al-Rashid, quien en 1977 se casó con el importante saudí Nasser AlRashid, consejero del rey Fahd (tenía solo 18 años y era camarera en un restaurante de París), y comenzó a coleccionar diamantes amarillos y vestidos couture, entre ellos de Chanel. Mouna posee 10 mil piezas de alta costura y, como si fueran obras de arte, las tenía expuestas en maniquíes, en un salón de su casa de París. Siempre muy poco convencional, terminó rompiendo sus lazos con Arabia Saudita y utiliza ahora su nombre de soltera: Mouna Ayoub, pues se divorció después de 18 años de matrimonio y recibió de su exmarido una cantidad incalculable de dinero (en 2004 se le seguía considerando una de las mujeres árabes más ricas del mundo, con una fortuna aproximada de 380 millones de dólares).

Otras royals que adoran comprar la ropa couture son la reina Rania de Jordania y la princesa Lalla Salma de Marruecos. Son esposas de reyes de sus países y sus compras, aunque han sido criticadas, nunca han caído en las extravagancias de “las princesas Vuitton”.

Estas princesas llegan a las boutiques con sus trajes negros hasta el piso, tapando sus caras con velos... pero compran ropa interior muy sexy para lucir en la intimidas de sus hogares

En todas las ciudades europeas -especialmente en Londres y París -vemos a estas enigmáticas mujeres de compras en las tiendas más caras. En un reciente viaje a París me sorprendí mucho cuando vi a dos de ellas, a quienes apenas se les veía el rostro, comprando ropa interior muy sexy en la famosa boutique Sabbia Rossa. Una amiga me explicó que dentro de sus casas y en compañía de sus esposos, las princesas eran “como cualquier mujer y quieren lucir bellas y sexys”. Algo parecido ocurre con los zapatos, aunque me cuentan que los de Christian Louboutin -con sus llamativas suelas rojas- todavía no son sus favoritos, y cuando los compran solo los usan en la más estricta intimidad.

Hay que aclarar que no todo lo que reluce es oro y ha habido varios incidentes en los que algunas princesas y príncipes árabes ¡no pagan sus cuentas! Sucedió en París con la princesa Maha Al-Sudairi, quien trató de escaparse sin pagar del lujosísimo hotel Shangri-La, donde vivió varios meses y ocupó 41 suites . La policía la detuvo con cientos de maletas y su gran séquito, provocando un incidente diplomático. Su cuenta había sido de varios millones de dólares y debía 8 millones cuando quiso irse sin pagar. Después del escándalo -¡que apareció en periódicos de todo el mundo!-, la cuenta fue pagada por su gobierno.

En otra ocasión, una princesa (una de las favoritas del príncipe saudí Nayef bin Abdelaziz, quien murió el pasado junio) fue repudiada y echada del palacio cuando se le fue la mano en París, y debía varios millones de dólares a hoteles y tiendas (entre ellas Dior).

Muchos príncipes árabes son dueños de famosos hoteles (el George V es del príncipe Al-Waleed Bin Talal). Ellos son generosos con sus parientas, pero tampoco les permiten quedarse allí sin pagar. Lo más gracioso es que la princesa repudiada ya fue perdonada y puede viajar. Cuando llegó a New York gastó en minutos 20 mil dólares en vasos de cristal de Baccarat y 60 mil dólares en la Casa Chanel.

* En la imagen superior: Izquierda: Mouna Ayoub, antes Mouna Al-Rashid, ha sido llamada la “reina de la alta costura”. Al centro: La reina Rania de Jordania viste al estilo occidental y es un ícono mundial de moda. Derecha: La princesa Salma de Marruecos adora ponerse caftanes y joyas bellísimas.

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